𝕻𝖑𝖆𝖞𝖎𝖓𝖌 𝖂𝖎𝖙𝖍 𝕱𝖎𝖗𝖊 - 𝕵𝖊𝖓𝖑𝖎𝖘𝖆

85.

1 mes después...

Jennie escribía es su computadora como de costumbre. Leía los documentos y se aseguraba de que todo estuviera bien. Ha pasado un mes, un mes desde que todo paso. Un mes donde todo volvió a su normalidad, justo como antes. De vuelta a su puesto antiguo, Jennie trabaja en silencio en la oficina. Desde hace un mes paso por un proceso demasiado complicado, fue un mes lleno de dolor. Cada día sentía como cada pedazo de su corazón era arrebatado. Sintió como cada día se sentía menos viva hasta el punto de dejar de sentir. Ahora solo era un cuerpo y nada más. Ahora solo era un cuerpo sin alma. Ya no sonríe como antes, tampoco habla mucho. Ahora es una mujer demasiado privada con sus cosas. Fueron semanas duras. Aún siguen siéndolas. Aún lucha con sus demonios internos que la torturan todo el tiempo. Sin embargo, no podía seguir hundiéndose, no podía seguir lastimándose por cosas que no podía cambiar. Solo un día, se levantó de su cama y decidió seguir con su vida. Obvio que aún hay una pequeña parte de ella, que la extraña, o al menos, solo extraña aquellos recuerdos. Juraba ya no sentir nada por ella, pues con el tiempo fue dejándolo, superándolo, justo como su madre lo dijo. Ahora se encuentra intentando tener algo con Kai de nuevo. Aún no vive con él, y tampoco es que tengan algo formalizado. Aún se tratan como amigos. Desde que Lisa se fue de su vida, no ha vuelto a ser la misma. No ha podido ver de otra manera al hombre que la ha acompañado. No ha podido volver a sentir como antes. Cogió todos sus sentimientos y los escondió en un lugar donde nadie pueda verlos. Ahora era la imagen viva de su madre. Una mujer fría, exigente, para nada amable. Aquella mujer tierna, cariñosa, respetuosa. Murió junto con todas sus ilusiones y esperanzas. Ahora Jennie era más realistas, más cretina. Ella ya no era Jennie. Ella era alguien más, pero no Jennie.

Ha empezado un año nuevo. Hace poco se terminaron las festividades, cosa que no celebró con nadie. Quería empezar de nuevo, así que apenas el calendario marco el primero del primer mes, Jennie se puso manos a la obra. Se centró totalmente en su trabajo y nada más. Ahora era una máquina que trabaja duramente. Cuando estaba en aquella oficina, olvidaba que era humana. Sin embargo, en la noche donde nadie la ve, ella sigue siendo esa sensible Jennie. Aún queda algo de esa Jennie. Aún llora en las noches. Aún duerme en ese saco amarillo. Aún carga aquel anillo para todas partes. Aunque finge ser alguien, en la noche, la luna es la única que comprueba que aún queda algo de esa Jennie.

- Señora, Kim. Su madre está aquí – anuncia su nueva secretaria.

- Déjela pasar – dice mientras lee los documentos que tiene en manos. La puerta se abre entrando la mayor.

- Buenas – dice en buen humor. Jennie levanta la mirada y la mira por encima de la hoja.

- Buenas – su madre se acomoda y suspira. Jennie sube la ceja, curiosa por saber que tiene tan feliz a su madre - ¿Qué sucede? – la mira.

- Adivina qué. Ya todo está organizado. Hace unas horas hablé con tu abuelo y me aviso que ya todo está listo para dar inicio al cambio de puesto – dice animada – Dios, Jennie, estamos a poco de lograrlo, hija – su madre celebra. Jennie sonríe falsamente.

- Qué felicidad – vuelve a mirar las hojas. Su madre voltea los ojos.

- No saltes tanto que vas a terminar en el primer piso – Jennie suspira.

- ¿Cuándo regresa el abuelo?.

- Pasado mañana para anunciar que tú seguirás siendo la indicada – asiente.

Hace tiempo que no ve a su abuelo. La última vez que supo de él fue la vez que la busco, pero ella estaba dormida. Debido a su agenda llena y apretada no tuvo tiempo para prestarle atención. Sabía muy bien porque la buscaba, sabía que era lo que tanto quería hablar. Es por eso que lo ha evitado. No quiere ni tiene ganas de hablarlo, y menos que ya se ha cumplido un mes desde que no sabe absolutamente nada de ella ni de su mejor amiga. Tampoco sabe del grupito de amigas que tenía. Su trabajo no le ha dado tiempo de nada, y menos teniendo lo del puesto tan cerca, así que prefiere estar centrada en lo más importante.