7.

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- Jennie – le dice suavemente – Jennie – vuelve a sacudir levemente el cuerpo de su mejor amiga.

- Umm – se queja.

- Jennie, es hora de desayunar – Jennie empieza hacer berrinche – ay, no, eso no Jane – la chica abre los ojos y la mira – ahora entiendo porque tu padre decía que eras difícil de despertar. Vamos, ya son las once.

- No quiero, no tengo ánimos Rosie – dice triste.

- Nini, no puedes quedarte aquí, además, son los cumpleaños de Irene – Jennie da un gran suspiro y asiente.

- Bien, ya me levantaré – su amiga asiente. Se levanta de la cama y sale de la habitación – Dios – tapa sus ojos con su antebrazo.

Ha pasado una semana desde aquella noche dónde casi acaba con ella, el dolor que siente aún se mantiene vivo en su corazón. Aunque ya ha pasado mucho desde aquel día, Jennie rogaba con que todo eso fuera solo un simple sueño, una asquerosa pesadilla producto de su mente jugándole sucio. Pero cuando recordaba todo, cuando recordaba a su esposo encima de la chica, disfrutando follarla, es cuando todo le cae encima y vuelve a llorar hasta quedar dormida.

Desde aquella noche, Jennie se ha quedado en la casa de su mejor amiga. Al principio no sabía que excusa sacar para no ver a su estúpido esposo, pero gracias a Rosé invento que tenía un viaje a otra ciudad por negocios. Tuvo que hablar con el por obligación y explicarle porque aquella noche no regreso excusándose que a esa hora se encontraba en el avión y se había quedado dormida. Tratar de que el hombre cayera en la gran mentira fue difícil, pero no más complicado que su mamá, que extrañada por el repentino vuelo, no le creyó. Pues la mujer al día siguiente fue a la empresa y con su secretaria averiguó si su hija estaba diciendo la verdad o era una mentira. Por suerte, Rosé alcanzó hablar con la chica y planear todo como si fuese verdad, y así Jennie permitirse darse un tiempo para pensar en que hacer ahora que sabía el sucio secreto de su esposo.

Hoy era su último día lejos de él, ya era hora de volver a la realidad, a la maldita y triste realidad de su vida. No tenía idea como enfrentarlo, cómo afrontar esto, no quería hacerlo, no quería escuchar su esposo admitiendo todo y destrozarla más de lo que está, pero su mejor amiga tenía razón, no podía actuar como si nada, tenía que afrontar esto si o si.

En los días que se quedó, se sintió bien por la compañía de su mejor amiga y su sobrina, aunque era muy pocas veces que la chica se quedaba con ellas, pues solía irse temprano y llegar tarde, además que era una mujer muy callada y solitaria, justo como lo descubrió su mejor amiga. A pesar de eso, Jennie pudo notar en esos días, que aunque la chica no estuviera en casa, solía preguntar por ella y preocuparse por ella, algo que le pareció lindo, pues alguien que ni siquiera la conoce se había preocupado más que su propio esposo.

Hace dos días la chica estaba de cumpleaños, aunque Jennie las quería acompañar, no pudo. Levantarse de la cama ha sido un trabajo demasiado tedioso, le dolía caminar, le dolía el cuerpo como el alma, le dolía todo que lo único que quería era perderse en aquella cama y quedarse para toda la vida así, pero su amiga tiene razón, no puede quedarse ahí, y menos cuando se supone que hoy regresa de su supuesto viaje.

Miraba la comida sin ánimos, jugaba con la cuchara mientras se perdía en sus pensamientos. Su mejor amiga la miraba preocupada, era obvio que ella no estaría lista en una semana, pero también sabía que no podía ocultarse para toda la vida. Suspira y le coge la mano.

- Jen, sé que no estás lista para esto, pero tienes que ser fuerte, enfrentarlo, encararlo – Jennie la mira y niega.

- No Rosé, no lo haré – su mejor amiga frunce el ceño

𝕻𝖑𝖆𝖞𝖎𝖓𝖌 𝖂𝖎𝖙𝖍 𝕱𝖎𝖗𝖊 - 𝕵𝖊𝖓𝖑𝖎𝖘𝖆Where stories live. Discover now