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Jennie vuelve a moverse. Esta vez porque las manos frías de su novia se reposan adentro de sus pantalones de pijama. Rápidamente abre los ojos y se sonroja.

- Nena, ¿Qué haces? – dice con voz ronca. Jennie nota que Lisa sigue dormida cuando siente la suave respiración de la alta en su nuca.

Se acomoda acabando el poco espacio que había entre sus cuerpos y cierra los ojos. Empieza a recordar todo lo que pasó la noche anterior y no puede evitar de sonreír. Es increíble como la vida le ha cambiado en un solo de abrir y cerrar ojos. Hace unos meses estaba haciendo todo perfectamente como lo decía su madre, y hoy, duerme a lado del amor de su vida, sin sentirse presionada, sin sentirse oculta. Saber que ahora podrá amar a su chica sin miedo de que las vea, hace su corazón más feliz. Obvio tenía miedo. Cuando su novia le menciono que la mayor ya sabía al respecto de la relación, tuvo miedo. Lo que le dio fuerzas es descubrir que su madre se ha pasado con su chica. Eso fue el límite de su gran paciencia. Sin embargo, aunque se llenó de valentía, una parte de ella estaba sufriendo, pues a pesar de todo es su madre, y es la primera vez que estará tan distanciada de ella. Una pequeña parte de ella desea que su madre cambie y quiera seguir en su vida, obviamente aceptando su decisión de quedarse a lado de Lisa. Pero en otra, sabe que la mayor nunca lo aceptara. Si nunca lo hizo con su hermano, ¿Qué la hace pensar que sí con ella?. Jennie es demasiada optimista. Piensa que todo el mundo puede cambiar, así que la idea de que su madre cambie, no sale de su cabeza.

Anoche, después de la pequeña invitación de Lisa, se dirigieron a casa. Cuando llegaron no esperaban ver que las chicas decoraron toda la sala de estar para celebrarlo. Después de tantos años, Jennie por fin sentía que estaba cómoda con su forma de vida. A pesar de que ahora su madre no va a estar a su lado, aún tiene una familia que está dispuesta apoyarla. Esa familia eran sus amigas y hermanos, y obviamente el anciano. Con tan solo saber que los tiene a ellos, no le tiene miedo a nada. Anoche bebieron tanto que ya en horas altas ninguna coordinaba lo que hacían. Las únicas que no bebieron fueron Jisoo y Rosé por obvias razones. Las demás, bebieron como si no hubiera un mañana, en especial Lisa. Jennie suelta una risita cuando recuerda la cara de ebria de su novia. No sabía quién estaba peor, si Sana queriendo toquetear a todas, en especial a su novia, o su hermano que hablaba cosas incoherentes con su novio, o su novia, que se la pasaba en silencio, sentada en el sofá con la mirada perdida y una sonrisa. Era un espectáculo. A las 3, la policía llego por quejas de los vecinos por la música, es ahí que, por una extraña razón, Rosé, el alma de las fiestas, decidió dar por acabado la fiesta. Ninguna entendía el porqué, pero la chica se veía de mal humor. Así que Jennie cogió a su novia, y lucho para llevarla hasta la habitación. Como si no fuese suficiente ser alta, también era pesada. Así que fue una tarea muy cansadora. Cuando llegaron, Jennie tuvo que regañarla un par de veces. Aunque a su novia le daba igual, que, con una sonrisa, seguía moviendo las manos curiosita. Jennie tuvo que acostarla al lado contrario de ella, dejándole la cabeza en los pies en la cama, para que así, dejará de tocarla. No sabe qué paso después, ya que el sueño le gano, pero despertó con la pelinegra a su lado durmiendo en su pecho. Esta vez no peleo, amaba tenerla a su lado. Pensar que ahora en adelante sus noches serán así, la pone más feliz de lo que está. No había nada que desear más que esto.

Jennie vuelve a suspirar y baja la mirada cuando siente a su novia moverse. Esta vez, Lisa saca sus manos de los pantalones y los rodea en la cintura de Jennie. Apoya su rostro en el cuello de la morena, haciéndola temblar cuando la suave respiración acaricia su piel. Vuelve a perderse en sus pensamientos. Nuevamente vuelve a recordar lo que sucedió con su mamá. A veces se sentía arrepentida por la manera en cómo termino las cosas, pero el enojó no la dejo pensar con claridad. Así no era como quería que terminarán las cosas. Jennie quería sentarse y hablarlo con su madre, aclarar las cosas, llegar a un acuerdo. Pero no terminar en la manera en cómo lo hizo. Faltándose al respeto. Su madre nunca le había pegado. Ni siquiera por haber cometido cosas muy malas. Pero entendía por qué lo hizo, pues su boca estaba saliendo palabras que no eran correctas. Vuelve a recodar lo que dijo su mamá.

𝕻𝖑𝖆𝖞𝖎𝖓𝖌 𝖂𝖎𝖙𝖍 𝕱𝖎𝖗𝖊 - 𝕵𝖊𝖓𝖑𝖎𝖘𝖆Where stories live. Discover now