𝕻𝖑𝖆𝖞𝖎𝖓𝖌 𝖂𝖎𝖙𝖍 𝕱𝖎𝖗𝖊 - 𝕵𝖊𝖓𝖑𝖎𝖘𝖆

23.

Abre los ojos cuando le llega el olor, se sienta y se queda mirando la pared con pereza. Estira su cuerpo y bosteza, se levanta de la cama dirigiéndose al baño. Abre la puerta y sale de la habitación, escucha a la dulce mujer cantar y silbar. Sonríe y rápidamente se mete en el baño.

Cepilla sus perfectos y hermosos dientes blancos, y peina su despelucado cabello negro. Sale del baño y se dirige rápidamente al primer piso. El delicioso aroma de chocolate llega a su nariz. Se dirige a la cocina cautelosamente y se acerca a Jennie, que esta de espaldas cocinando. Su suave voz sonaba como la de un ángel para Lisa. Cuidadosamente le rodea los brazos en la cintura y la abraza. Jennie da un pequeño salto y sonríe.

- Buenos días – le susurra antes de darle un dulce beso en la cabeza.

- Buenos días – Jennie cierra los ojos y disfruta de los suaves besos de la alta - ¿descansaste? – entrelaza sus manos con las de Lisa.

- Sí, ¿y tú? – asiente.

Jennie se voltea quedando al frente de la alta. Esta le sonríe y le guarda varios mechones rebeldes detrás de la oreja.

- ¿Te desperté, cariño? – pregunta acariciándole la mejilla.

- No, hace rato que me levante.

Lisa se apoya en la isla de la cocina y jala a Jennie con delicadeza dejándola a pocos centímetros de ella. Jennie pone sus brazos alrededor del cuello de la alta y sonríe.

- Pensé que si – le besa la mandíbula – anoche roncaste mucho – Lisa levanta su ceja divertida.

- ¿Estás segura que son míos?, porque puedo jurar que provienen de tu habitación – Jennie le saca la lengua.

Lisa se inclina un poco para quedar cerca de la cara de Jennie. Sonríe antes de darle un dulce beso en los labios, beso que Jennie acepta y sigue. El beso dura unos segundos, lamentablemente Jennie tuvo que alejarse porque la comida estaba empezando a oler a quemado.

- Carajo, se me quemo el tocino – dice alejándose de Lisa.

Lisa sonríe y se queda mirándola. Muerde su labio cuando nota la corta pijama que vestía la mujer. Moja sus labios y pasa saliva. Jennie se voltea cuando termina de darle vuelta a los ahora quemados tocinos, levanta las cejas cuando se encuentra con los ojos de Lisa sobre su trasero.

- Manoban, mi cara es aquí – dice divertida.

Lisa la mira y sonríe sin ningún pudor en la cara. Cuando sus ojos se encuentran Jennie siente un fuerte cosquilleo por toda su parte baja, aquella mirada dejo de ser tierna a ser demasiado penetrante e intimidante, sus pupilas estaban dilatadas y estaban llenos de lujuria.

- Lo siento – es lo único que dice.

- Tonta – dice Jennie sonriente – tenía pensando hacer algo diferente, pero note que no hay nada y se me olvido ir hacer compras – explica – así que perdón por lo poco – Lisa sonríe.

- Nena, no te preocupes. Me conformo con lo que me des, así sea agua y pan – Jennie ríe.

- Tonta – vuelve a darse la vuelta.

Lisa vuelve a estudiarla con la mirada. Presiona sus labios y respira hondo, desvía su mirada a otro lugar para dejar de mirar el sexi y ardiente cuerpo de la mujer, que ahora la tiene al borde de la locura.

Como lo prometió hace 4 días, Lisa ha tratado no pasarse con la mujer, aunque esta a veces no ayuda, pero ha podido controlarse con todas sus fuerzas. Como lo dijo ella, quería demostrarle a Jennie que lo suyo era más que sexo, que, aunque si desea hacerla suya, volver a ver cada gesto o como su cuerpo reacciona cuando Lisa lo toca o la besa, quiere que Jennie entienda y pueda ver que sus sentimientos son reales. Hace 5 días que Lisa se ha quedado con Jennie, días que para ella han sido asombrosos, pues tener a Jennie para solo ella, poderla besar o abrazar, o poder tenerla a su lado, ha sido una bendición. Fue difícil convencer a su tía, que al principio no le creía, pero con el tiempo se fue relajando y la dejo irse. Obvio Lisa no le dijo donde estaría y con quien de verdad iba a pasar la semana, sino que se invito sobre un plan que hizo sus amigos, cosa que ni siquiera sabía que inventar, pero que con suerte su cerebro le trabajo rápidamente.