Alicent Hightower

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La había tomado como su tío Daemon le había enseñado, él arriba y ella abajo, sintiendo sus senos contra su duro y trabajado abdomen.

También la había puesto boca abajo mientras lo hacían por detrás.

Había puesto sus piernas sobre sus hombros, en el filo de la cama, en la alfombra y en la pared.

¿Qué pensaría Otto Hightower sobre esto?

En cuanto le contará a su tío Daemon esté enloquecería.

Era imposible tomarla de forma diferente.

Rhaegan se retiró antes de alcanzar su placer, dejando su líquido nuevamente en las sábanas.

Los maestres contaban que las damas eran multiórgasmicas, y había comprobado que Alicent lo era.

También contaban que era imposible que un hombre pudiese hacerlo más de dos veces.

Pero Rhaegan Targaryen era lo imposible en persona.

Alicent descansaba en la enorme cama mientras Rhaegan se levantaba y miraba por la ventana, pensando en sus actos profanos.

—Mi príncipe. —Alicent lo abrazó por detrás. —está muy tenso, déjeme ayudarle.

—Ya hiciste suficiente Alicent, gracias.

Alicent lo acercó a la cama, lo acostó sobre ella mientras ella se ponía sobre él.

Dejó caer sus caderas sobre las del príncipe mientras el mayor la miraba.

La pelirroja rodó sus ojos, el príncipe era el hombre más caliente con el que había convivido.

Siguió rebotando encima del peliblanco quien tenía sus manos sobre su cadera mientras sus senos rebotaban en su cara.

La pelirroja gemía encima suyo mientras se aferraba a la cama de madera, el príncipe la sintió apretar su longitud.

La ayudó a moverse mientras la escuchaba gemir sin control alguno.

Sintió los líquidos de ella bajar por su longitud mientras está apretaba a su alrededor, logrando que el príncipe llegará dentro de ella.

Rhaegan gimió aún dentro, seguía moviéndose buscando deshacerse de toda tensión.

Gimió por última vez mientras la mujer lo miraba desde arriba, cerró sus ojos mientras respiraba.

—Alicent. ¿Qué ha sido todo esto?

—Yo, no lo sé, mi príncipe, perdón. —murmuró, tomando su vestido y marchándose de ahí, dejando a Rhaegan pensativo.

Había llegado en su interior.

Tiempo después, Alicent se encontraba en la Torre de la Mano, hablando con su padre, hasta que un maestre entró.

—Tomé lady Alicent, lo envía el príncipe Rhaegan, es para evitar cosas no deseadas, lo prepare con mucho cuidado, es un té, para que se sienta mejor. —dijo, dejando el té cerca de la mesa, retirándose de ahí, a lo que Otto miró a su hija con orgullo.

—Bien hecho hija mía, ya sabes que hacer.

Alicent tomó el contenido de la taza y lo vertió sobre una hoja que su padre tenía allí.

—Está hecho, padre.

[***]

—Alicent. ¿Tú por aquí otra vez? ¿Qué quieres? —no pasó desapercibido el vestido que Alicent usaba.

La primera vez que lo habían hecho, ella tenía un vestido negro, ajustado a su cuerpo junto a una diadema adornando su cabello.

Ahora llevaba un vestido azul, con los hombros y brazos ligeramente descubiertos mientras miraba al príncipe.

[***]

Alicent gimió mientras el príncipe empujaba en su interior.

Rhaegan siguió empujando dentro de ella hasta que ambos llegaron, dejó caer su frente sobre el hombro de la mujer mientras respiraba.

Salió de ella mientras bebía una copa de agua y le ofrecía otra a Alicent.

[***]

—Lady Alicent, nuevamente el príncipe Rhaegan envía el té, está preocupado por su salud. —el maestre dijo. —tómelo por favor, es para su salud y consecuencias no deseadas, fue preparado nuevamente con mucho cuidado. —dijo retirándose.

—¿Otra vez?

Alicent tomó la taza, tirando su contenido nuevamente.

[***]

Rhaegan y Ser Criston Cole entrenaban juntos, siendo el Ser, vencido por el príncipe.

—Bien hecho mi príncipe, para el onomástico de la princesa Rhaenyra puede ganar el torneo.

—Me importan una mierda los torneos, lady Alicent. ¿Busca a mi hermana?

—Rhaenyra me dijo que le dijera que desea tomar el té con usted, mi príncipe.

—Gracias por avisarme, Ser. ¿Dejamos el entrenamiento para mañana?

—Por supuesto mi príncipe. —el hombre le sonrió y Rhaegan siguió a Alicent, ambos caminando lejos de toda la civilización.

—Sé que era una excusa, Rhaenyra odia tomar el té. ¿Qué querías decirme? —preguntó Rhaegan llegando a una sola desolada del Castillo.

—Estoy encinta Rhaegan.

HOTD OSWhere stories live. Discover now