—Princesa Aenerys, se supone que estés descansando después de tus labores.

—Y no dudo que ese sea su deseo, reina madre.

—Traigan un cojín para la princesa.

—No es necesario.

—Tonterías, puede venir después. —dijo y la mujer se levantó.

—Su gracia. —dijo dando una leve reverencia y pasando al frente de la princesa menor, mirando al infante.

Aenerys gruñó ante esto y antes de que la mujer se fuese Daemon puso su mano en la empuñadura de su espada, una clara amenaza al haber tenido la osadía de mirar a su nieto.

Alicent miró al infante, un bebé Targaryen con todas sus características.

Una doncella dejó el cojín y Aenerys se sentó, agradeciéndole aún con su hijo con ella.

—Veo que has sido bendecida con un varón, sobrina.

—Evidentemente su gracia.

—¿Cuál es su nombre?

—Aecerys.

—Un nombre algo inusual para un Velaryon.

—Es una mezcla de Aegon y Lucerys.

Daemon miró a su sobrino, sabía que había algo detrás de su mirada sombría y oscura.

—Mi nieta. —Viserys sonrió entrando. —¿Cómo fue tu parto?

—Estuvo doloroso, pero fue dichoso.

—Vas a ser un fuerte guerrero. —sonrió Viserys meciendo al menor. —tiene la nariz de un rey. —Viserys rió y Alicent y Aemond voltearon a mirarlo. —te pareces tanto a tu madre. —rió y Aemond lo tomó en brazos, logrando que Aenerys no le quitará la mirada de encima. —¿Estás bien? —preguntó y Aenerys lo abrazó. —me alegra ver que has dado a luz a un varón, tan sano y fuerte y estás con vida.

—También estoy feliz abuelo.

—Es un niño muy fuerte por lo que veo. —dijo Aemond ya que el menor había prensado su dedo.

—Es de familia supongo.

—Rey Aemond, piden su presencia en el Salón del Trono.

—Después iré, estoy con Aecerys.

—Mi rey, necesitamos alianzas y estamos planeando una de ellas.

—Mi sobrino es más importante, iré cuando terminé.

Criston Cole se retiró, junto a Otto Hightower, Alicent suspiró mirando al infante y lo bien que se había acomodado en los brazos de su hijo.

—¿Puede darme a mi hijo, su gracia?

—Salgan, necesito hablar con la princesa.

—No te dejaré aquí con mi hija, ni con mi nieto.

—Soy el rey, obedezcan. —dijo y los presentes salieron, Daemon deseando enterrar su espada en la garganta de su sobrino y Rhaenyra deseando arrancarle la corona de su cabeza. —es un niño muy hermoso.

—Gracias.

—¿Hasta cuándo negarás qué es mío?

—Aecerys no es suyo, rey Aemond.

—¿Sabes cuánto darían las mujeres por un hijo mío? Un príncipe legítimo, el hijo del rey, sucesor al Trono de Hierro.

—No daría una cantidad por un niño suyo en mi vientre.

—Sin embargo, Aecerys es mío. ¿Crees qué olvidé qué sucedió entre nosotros?

—Fue sólo una vez, tomé el té de luna.

—Sin embargo eres tonta e inocente, ese té de luna no era té como tal, era una barata imitación para que tuvieses a mi hijo.

—¿Qué?

—¿En serio creías qué la futura esposa del rey podría tomar té de luna? —dijo y Aenerys lo miró. —desde que te conozco, sobrina, he deseado casarme contigo y tener herederos, tantos como me sean posibles en tu vientre, hincharlo de todos mis hijos y ver tus senos llenos de leche para que alimentes a mis hijos.

—Eres un asqueroso obsesivo.

—Prefiero soñador.

—Aecerys es mío.

—No sabía que era posible el engendrar sin semen.

—¿Crees qué era tu semen?

—Sé que era mi semen, Aecerys es tan parecido a mi como lo demuestran las pinturas, no niegues que mi sangre corre por él.

—La sangre de dragón corre por mí, y corre por él, no seas dramático y dame a mi hijo.

—Descuida, tendremos muchos más.

HOTD OSWhere stories live. Discover now