[***]

—Esposa. —un Aegon ebrio habló. —ven.

—Aegon, estoy encinta, no podemos.

—Aegon rió acercándose a ella, tambaleándose en el intento. —¿Cómo le vamos a poner? —dijo cayendo en la cama, Visenya se sentó a su lado.

¿Debería sentirse culpable por el niño qué llevaba en su vientre? Ciertamente no sabía de cuál de los dos era. ¿Y sí era el bebé de Aegon?

—No he pensado en ello.

—¿Qué te parece Aegon IV?

—Hay muchos Aegon, otro.

—¿Aemond II?

—¿Por qué Aemond?

—No sé. ¿Maegor?

—¿Quieres qué sea sádico?

—No, quiero que sea un niño amado.

—Ya pensaremos en ello.

—Seré un buen esposo Vis, lo prometo. —murmuró cerrando sus ojos.

—Deseo creerte Aegon, realmente lo deseo.

[***]

—¡Aegon! —escuchó la voz de Alicent en sus aposentos. —¿Cómo se te ocurre?

—¿Qué?

—¡Tu esposa está encinta! ¿Y estás con una puta en las Cocinas?

—¿Por qué tanto drama? —escuchó a Aegon bostezar.

—¡Respeta a tu esposa!

—Dioses, la respeto, sólo que hoy...

—Aegon, tu esposa lleva a tu hijo en su vientre.

—Perdón.

—Deja de ser una decepción y compórtate como el rey que vas a ser. —escuchó decir junto a unos pasos alejándose.

—Vis... en serio perdóname. —susurró Aegon en su oído. —ella me sedujo.

—¿Y no podías negarte?

—Visenya, tengo mis...

—No me importan tus deseos, ella te sedujo y tu cediste, los dos tienen culpa.

—Visenya...

—¡Cállate por una vez Aegon! —gruñó adolorida tocando su vientre.

—¿Por qué sangras?

—El bebé ya viene.

[***]

Visenya pujo por segunda vez, hacía unos minutos su hijo mayor Aeron había nacido, un niño peliblanco y regordete descansaba sobre los brazos de Alicent. ¿En dónde está Aegon? Probablemente había huido a un burdel.

—Princesa, ya veo su cabeza. —dijo el maestre.

Visenya pujo por última vez escuchando nuevamente otro llanto, esta vez más fino.

—¿Qué es?

—Una niña princesa.

—¿Cómo está?

—Sana y fuerte mi princesa.

Alicent sonrió al ver ambos niños, al menos Aegon había hecho algo bien.

—¿Y Aegon? —escuchó a Aemond preguntar.

—No tengo idea, mira, ven a conocer a tus sobrinos. —o hijos, sonrió Alicent.

Aemond se acercó, miró al menor en los brazos de su madre, un niño peliblanco y regordete que dormía plácidamente.

—¿Cómo se llama?

—Aeron.

—¿Y el segundo?

—Aemma. —sonrió Visenya.

—Quisiera decir que se parecen a Aegon, pero son muy lindos para ser suyos.

Aemond sabía que esos mellizos eran suyos, la sangre de los niños lo habían llamado.

Alicent sonrió, lamentándose por no haber comprometido a Aemond y a la peliblanca.

[***]

Tres inviernos después, Visenya se encontraba pujando nuevamente al legítimo hijo de Aegon.

Pujo por última vez mirando a su nuevo hijo, el cual lloraba el doble que los últimos.

—¿Qué es?

—Un niño princesa.

—¿Está sano?

—Sí princesa.

—¿Cómo quieres llamarlo?

—Maegon. —murmuró mirando a Aegon, el cual no estaba notablemente ebrio.

—Es un hermoso nombre. —sonrió Alicent empujando a Aegon.

—Huele a sangre. —dijo el peliblanco. —pero huele bien. ¿Puedo cargarlo?

Visenya asintió, Aegon tomó al menor entre sus brazos, meciendolo mientras ambas mujeres lo miraban.

[***]

Probablemente Aegon como persona fuese un asco, pero como padre había sido algo prudente.

Cuidaba a los tres niños con su vida, con ayuda de Aemond, cuidaban a los tres peliblancos y cortarían gargantas sí fuese necesario.

HOTD OSWhere stories live. Discover now