—Dije que ambos maestre, no me importa ir por los siete reinos en busca de mejores cirujanos, no puede permitir que mi esposa e hijo mueran, es una orden. —gruñó volviendo con Visenya, mirándola fijamente.

Y ahí estaba su preciosa Visenya, luchando con todas sus fuerzas para traer a otro heredero al mundo, sudorosa, llena de sangre, llorando, con la garganta seca y adolorida por los gritos y maldiciones que daba, rogando que el dolor se fuese y el bebé saliese.

Un último empuje, un golpe y un llanto se escucharon por toda la habitación.

—Es una hermosa niña, princesa.

—¿Cómo está?

—Fuerte como un dragón princesa.

Un último gruñido salió de Visenya, la placenta salió de su cuerpo, provocándole alivio.

—Luke besó la cabeza de su hermana, dirigiéndose a su sobrina. —se parece a ti.

—¿Sí? —Visenya camino hacía la bañera, una vez ahí dejó que todas sus preocupaciones se fueran, las parteras pasaban las esponjas por todo su cuerpo, quitándole la sangre y el sudor.

—¿Ya tienen nombre?

—Aemma, Aemma II Targaryen. —Visenya suspiró, las parteras le ayudaban a vestirse mientras otras mujeres cambiaban sus sábanas, una vez lista, se acostó allí nuevamente.

—¿Y bien? —Alicent entró a la habitación junto a Rhaenyra, detrás de ellas, Daemon y Viserys.

—Es una niña, su majestad.

Una partera tomó a la bebé dandosela a Visenya.

—¿Puedo cargar a mi nieta, por favor?

—Visenya asintió, Alicent tomó a la bebé entre sus brazos, sonriendo en cuanto la vio. —se parece a ti Visenya.

—Una belleza, por lo que veo. —dijo Daemon acariciando la cabeza de Visenya. —bien hecho pequeña.

—Espero que haya sido un parto rápido y nada doloroso, querida mía.

—Fue mejor de lo que esperaba.

—Muy bien mi niña. —Viserys besó su cabeza, mientras Rhaenyra la abrazó después.

Nadie había notado como Aemond miraba a Aemma mientras la cargaba, había cargado a todos sus hijos, pero con la albina había sido diferente, su ojo miraba con devoción la belleza de su hija, una mezcla perfecta de Visenya y su persona.

—La sangre Targaryen se mantiene fuerte. —agradeció Alicent.

—¿Ya nació?

—Jace. —sonrió Rhaenyra. —ya nació. La tiene Aemond.

—¿Puedo verla? —cuestionó y Visenya asintió, con cuidado Aemond puso a su hija en los brazos de su tío, impresionando a los presentes, normalmente Aemond hubiese gruñido.

—Hola pequeña, soy tu tío Jacaerys, tu tío favorito.

—Ese voy a ser yo. —rió Luke, pero unas carcajadas más fuertes inundaron el lugar.

Unas cabezas albinas entraron al lugar al lado de unas mujeres.

—Niños, conozcan a su hermana, la princesa Aemma II, tendrán que cuidarla y dar su vida por ella sí es necesario.

—No lo será Aemond, los mejores caballeros cuidarán de ellas. —dijo Daemon y un guardia lo llamó. —Buenas noticias. —dijo volviendo, llamando la atención de los presentes. —el huevo de la pequeña Aemma ha eclosionado, ya tienes un dragón, pequeña princesa.

[***]

—Perdóname mi amor.

—¿Por qué? ¿Por no permitirme enamorarme? ¿Por casarme a los quince años? ¿Por qué Aemond?

—Por todo.

—Es tarde para disculparse, Aemond.

—Yo...

—No hacen falta tus palabras, Aemond, nunca nos amamos realmente.

—Yo si te amo Visenya, lo hago desde el día en que naciste, lo hago desde el día en el que te tuve en mis brazos por primera vez, te amo desde que tengo memoria.

—Alguien que te ama no te haría esto, tenemos que mantener apariencias. Frente a los niños, fingiremos estar bien, a solas, estamos separados.

—Visenya...

—No.

—¡DEJA DE SER CAPRICHOSA Y ESCÚCHAME! ¿CREES QUÉ YO QUERÍA ESTO? ¡ESTABA TENSO! ¡NO ME HACÍAS CASO! ¡NUNCA!

—Aemond. —suspiró Visenya. —no puedo, no puedo respi...

Aemond retrocedió, alejando la daga del cuello de Visenya, quien tocaba la zona intentando respirar, el albino retrocedió saliendo de la habitación.

Las mujeres entraron verificando su estado, sugiriendo varias veces la presencia de un maestre.

[***]

Rhaenyra escuchaba con atención la historia de su nieta, la pequeña Aemma II temblaba al recordar las historias de su padre y cada vez le parecía más temible.

—Mi padre es un monstruo, abuela. —susurró sobre el regazo de Rhaenyra. —es un monstruo y uno muy malo, mamá dijo que iba a explicarme todo cuando estuviese más madura, ya no sé sí quiero saberlo.

Aemond quien iba pasando por ahí lo escuchó todo, su hija, su única hija le temía y creía que era un monstruo.

Él jamás quiso eso, le daba igual sí el reino entero temblaba bajo suyo, pero su hija no.

Su pequeña princesa y su pequeña bebé no.

Su pequeña pieza perfecta de Visenya y él.

HOTD OSWhere stories live. Discover now