Aemond Targaryen

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Advertencia: Intento de smut.

—¿Qué sucede pequeña? -Rhaenyra se acercó a su nieta. —¿Sucedió algo? —cuestionó sentándose a su lado.

—Abuela, quiero decir, su majestad. ¿Mis padres alguna vez se amaron?

—¿Por qué la pregunta mi pequeña? ¿Dudas?

—Es sólo que... estoy segura de qué mis padres nunca se han amado.

—Mi dulce pequeña, ellos se casaron por esa razón.

—¿Realmente fue así?

—¿Por qué lo dices?

—Mamá era joven, papá era mayor, las alianzas. —la pequeña suspiró, haciendo suspirar a su abuela, la melliza de su dulce niño no había sido casada por amor.

[***]

!No me casaré con Aemond. ¡Es mayor!

—¿Mayor? No es tan mayor.

—¡Me lleva años! ¡No lo quiero!

—Visenya, no nos interesa si lo amas o no, Aemond es un Targaryen, hay que fortalecer la línea. —intentó amortiguar Alicent.

—¿Por qué casarme con él? ¡Hay más personas! Pueden casar a Helaena con él. ¿Por qué yo?

—Visenya, te hemos elegido a ti y punto.

—¿Por qué?

—¡TE CASARÁS Y PUNTO!

—¡NO ERES QUIÉN PARA GRITARME!

—¿CREES QUE DEJARÉ QUE HAGAS LO QUE QUIERAS CON TU VIDA VISENYA? ¡ERES UNA TARGARYEN! ¡COMPÓRTATE COMO TAL!

—¡NO ME INTERESA! ¡NO ME CASARÉ! ¡NO PUEDES OBLIGARME! —gritó Visenya en la cara de Otto. ¿En qué momento ese hombre se había colado en el palacio?

—Sobrina, tenemos que ir a King's Landing. —la presencia del albino hicieron que todos en el consejo guardarán silencio, Rhaenyra bajó la cabeza, no quería que Visenya estuviera en medio de la guerra, casi la había perdido una vez, una más no podría.

Visenya apenas y volteó a ver al mayor, estaba en la puerta, con su típico traje y su parche.

—No iré.

—Visenya. —Alicent suspiró.

—Jodánse.

—Ese no es vocabulario de una princesa.

—Jódete tú también hijo de puta. —murmuró la menor hacía Otto Hightower para después salir de la habitación siendo tomada bruscamente por Aemond quien sin importarle quien los viese la acorraló en una pared de piedra, causando un leve jadeo y un leve dolor de cabeza en la menor.

—¿TAMBIÉN PERDISTE LAS NEURONAS?

—Sobrina, mi madre, tiene razón, con el tiempo vas a entender el porqué.

—Vete a la mierda, tuerto desquiciado.

—Recoge tus cosas, nos vamos ya. Vaghar odia esperar.

—No vas a darme órdenes, puedo irme en Renax.

—Visenya, me importa un carajo lo que quieras, ve por tus cosas y tu dragón.

—¿No eras un caballero? ¿No eres cómo todas las mujeres te describen, Aemond Targaryen? Bueno, las de Street of silk.

—Lo soy, por eso no te he obligado a tener mi primogénito aún.

Visenya gruñó tirando sus cosas, rompiendo varias cosas, tirando todo hacia las paredes, algunas caían, otras se rompían.

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