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Un bebé...
En mi rostro se dibuja una enorme sonrisa mientras cocino.
Siempre he anhelado tener un montón de hijos, y pensar en tenerlos con Androssi me hace inmensamente feliz.
[La copia de Androssi y Megumi en Japón...
—Achú — el pelinegro y la castaña estornudan, y ponen gesto como si un escalofrío les recorriera el cuerpo.
—¿Qué sucede Fushiguro, Drossi san? — pregunta el buen ego del prometido de la castaña.
—Siento que están negando mi existencia — Megumi.
—Siento que están creando una existencia conmigo — Androssi.
—¿Eh?
Yuji, Yuta y Panda los miraron con el entrecejo fruncido sin entender de lo que hablaban, pues solo ellos dos sabían que sentían.
Mientras tanto la Androssi central en la habitación del yate removiéndose de un lado al otro con una almohada entre las piernas y pensando en pajaritos. ]
Claro es notorio que quiero tener hijos, tengo un montón de niños que recojo de las calles y Megumi que me salió caro...
[—Achú — Megumi]
Pero tener un hijo propio...
Crearé un mundo para que él y su madre sean felices.
Volteo el pescado en la freidora e introduzco el sushi tempura.
Androssi ama los tacos, pero también la comida del mar, más bien toda la comida, pero como estamos en mi yate en medio del mar y en costas caribeñas ¿Qué mejor que comer pescado?
Un hijo...
Eso haría más fácil atar a Androssi a mí. Si pudiera amarrarla a mí lo haría y jamás la dejaría ir de nuevo.
(N/a: Satoru y sus pensamientos tóxicos :s)
—Nena — hablo alto para que me escuche en el cuarto.
Con mis ojos diviso a través de las paredes que ella sigue en la cama hecha bolita y yo suelto una pequeña carcajada. Ha estado así desde nuestra conversación y su reacción me parece realmente tierna.
— báñate y vístete. Estarás tarde para nuestra cita.
—¿Cita? — veo como se sienta de golpe y su corazón se acelera aún más.
