—No soy Hak, princesa —la sensual voz de Kuroo hizo que abriera mis ojos completamente de la sorpresa.
Estaba recostada sobre su pecho desnudo que dejaba a la vista sus perfectos pectorales y abdominales, lo que hizo que me sonrojase por completo al estar sobre semejante semental.
—Buenas tardes, hermosa — Kuroo acarició mi cabello con delicadeza.
Tragué saliva de los nervios.
¿Por qué estoy en esta situación?
Él rodeaba mi cintura con uno de sus fuertes brazos, su gran mano descansaba en mi abdomen y lo acariciaba con sus largos dedos, lo que ocasionaba escalofríos en mi ser. Sus ojos dorados me miraban divertidos y a continuación acerco tanto su rostro al mío hasta que nuestras narices se tocaron y él las rozó con ternura.
Mis mejillas ardieron.
La cercanía es demasiada.
—Si seguías dormida, iba a tener que despertarte a las malas... — dijo con malicia y me planto un corto beso lo que me dejó en shock. — o más bien a las buenas...
Tetsuro y yo siempre, siempre coqueteábamos de mentira, pero esta vez era demasiado. Digo: ¡ME ACABA DE BESAR!
—Anoche quedamos en que de ahora en adelante me llamarías Tetsuro.
Si antes estaba roja, ahora debería parecer un tomate.
—¿Anoche...? — pregunté, no recordaba más que ver a Kuroo, Bokuto, Yaku y Lev llegando con cervezas sabor a chocolate.
No es que sea fan de la cerveza, pero las de sabores no están mal. Kuroo sonrió como si recordase algo bueno, mientras se colocaba su camiseta negra.
¿Qué diablos paso anoche?
Inconsistente me toque mi parte íntima.
No siento nada raro...
—Drossi — me miró de reojo. — No te toques frente a mí, soy un hombre y ya se me fue bastante difícil controlarme anoche...
Su rosto estaba completamente sonrosado e intantaba ocultarlo.
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Respiró profundo e intentó ponerme cara. Yo estaba confundida.
— hay pizza, te guarde 2 de pepperoni con bacón y tomates Cherry, tu favorita. Anda, toma un baño — me lanzó mi toalla —que prometiste cocinar esta noche.
