𝘚𝘦𝘵𝘦𝘯𝘵𝘢 / 𝘈𝘤𝘵𝘶𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥

523 36 9
                                    


Actualidad

Mentiría si dijera que no entraba cada mañana en las redes sociales, salía a buscar los periódicos o revistas del corazón. Incluso Ada se había planteado la posibilidad de que hubiera terminado de perder la cabeza, pero estaba eufórico, radiante de felicidad y nada ni nadie podría quitarme la sonrisa tonta que llevaba en la boca.

Todos los días Ada me esperaba pacientemente en el salón con una taza de café y su mano abierta para ver los titulares que había sobre nosotros. Aunque me dijera que dejara de llenar la casa de tanto papel en el fondo a ella también la gustaba.

Incluso se me había ocurrido llenar las habitaciones que las fotos que salían en la presa, pero rápidamente Ada había conseguido tirar esa idea.

Parecíamos dos adolescentes de quince años completamente enamorados y haciendo todas las locuras que nos vieran a la cabeza. Una vez la prometí hacerla la mujer más feliz del mundo, que nunca tuviera motivos para estar triste. No cumplí esa promesa la primera vez, pero la vida me estaba volviendo a sonreír y estaba famélico con hacerla realidad.

Rara vez parábamos en casa, pasábamos todos los días en la calle estuviera lloviendo, nevando o hiciera demasiado calor. Íbamos a visitar pequeños pueblos escondidos de la ciudad, íbamos a todos los restaurantes y comer cualquier comida. Si entrabamos en casa era la escondernos entre las sabanas y caer rendidas horas después.

Se había vuelto una rutina por completo, incluso los reporteros sabían dónde encontrarnos, algunas veces era difícil porque no pisábamos la ciudad, huíamos a pueblos pequeños, a la costa o incluso a visitar a sus padres.

Todos los años que habíamos perdido con nuestras diferencias, nuestras malas palabras y el daño que nos causamos solo provoco que perdiéramos las ganas de vivir, de disfrutar de los pequeños detalles y saber vivir, porque habíamos entendido desde hace mucho que por desgracia a veces la vida es corta y no sabemos cuánto nos queda, por eso es preferible vivir antes de arrepentirte.

Por eso cada mañana al despertar daba gracias de estar con ella, que se encontrara entre mis brazos y que pudiera tocarla una vez más, poder decirla cuanto la quería y demostrárselo con pequeños detalles.

Recibimos llamadas de todos nuestros amigos ya que no sabían absolutamente nada de nosotros, sabían que estábamos felices y viviendo la vida por las fotos que salían todos los días de nosotros.

Las redes ardieron cuando salió el titular de "Niall Horan volvía a tener novia", me alegraba saber que los periodistas habían hecho su trabajo recabando información antigua para darle rostro a Ada una vez más. Algunos titulares eran basura, pero otros recalcaban que el amor de juventud podía durar años.

Días después de que la noticia saliera en todos lados fui a visitar a mi psicóloga, Ada vino conmigo y estuvo en una sesión, quiero creer que eso fue lo que la termino de abrir los ojos y darse cuenta que solo quería protegerla del desastre y caos que era mi vida.

Se me hizo bastante raro cuando mi psicóloga me para ante de salir de la consulta y me diera un papel. Firmaba en alta definitivo y me quitaba las pastillas que había estado tomando durante tantos años para poder frenar la ansiedad y el insomnio que se instalaba en mi pecho cada día.

Cuando la pregunte el motivo del alta me aseguro que llevaba meses listo para enfrentarme al mundo, solo que no me había sentido valiente de verdad a dar ese paso yo solo, por más que ella me empujaba hacerlo conseguía aferrarme a algo que provoca que volviera a recaer de nuevo en toda la agonía y el desastre que se había convertido mi vida.

En parte si me había dado cuenta de que estaba listo para dejar todo el pasado atrás, cuando me subí al escenario lo supe. Supe que era capaz de hacerle frente a la soledad que me esperaba hasta que pudiera sentar la cabeza una vez más.

𝘋𝘦𝘢𝘳 𝘗𝘢𝘵𝘪𝘦𝘯𝘤𝘦 // 𝘕𝘪𝘢𝘭𝘭 𝘏𝘰𝘳𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora