𝘊𝘪𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘢 𝘺 𝘤𝘶𝘢𝘵𝘳𝘰 / 𝘈𝘤𝘵𝘶𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥

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Actualidad

Golpeo las letras del piano con suavidad, mis dedos vuelan por todo el piano disfrutando de la suave melodía que va saliendo de él. Sabia tocar numerosos instrumentos, pero el piano era el único que conseguía relajarme, retirar todos los demonios que danzaban por mi cabeza y llevarme a otro mundo, el de la música, donde era yo mismo, disfrutando de lo que más me gustaba.

Me aclaro la garganta dejando que la letra de la canción salga, me la sabía de memoria, incluso llevaba escrita años, pero nunca me sentí con el valor suficiente para que saliera a la luz, para que todos se dieran cuenta de todo el dolor que sentía.

-Last night I lay awake. -Canto mientras mis dedos vuelan con lentitud. - Stuck on the things we say- Susurro como si la garganta me ardiera demasiado. -And when I close my eyes.- Mi lengua por mi labio inferior varias veces intentando controlar las emociones.- The first thing I hear you say is...-

Tengo que parar varias veces para poder coger algo de aire, ya que las lágrimas que se acumulaban en mis ojos no me dejaban seguir, incluso no podía ver que teclas tocaba, aunque tampoco necesitaba verlo porque sabía dónde estaban colocadas y cual venia después.

Cuando el insomnio golpeaba a mi puerta me pasaba horas tocando el piano, más bien tocando está canción dejando que el dolor saliera fuera de una vez.

-Put a little love on me.-Susurro en bajo rozando la última tecla del piano.

El teléfono fijo de casa empieza a sonar por quinta vez en el día, me quedo quieto mirando mis dedos sobre las teclas pensando en levantarme y colgar o dejar que suene hasta que se cansen de llamar.

¿Había algo más amargo que pasar el día de navidad solo y enfadado con tus amigos? No lo creo, se habían pasado todo el maldito día llamando para hablar, incluso llamaron a la puerta de mi casa, pero no me quedaban fuerzas para discutir con nadie, necesitaba tiempo para mí y nadie más.

-Joder. -Gruño cuando el teléfono vuelve a sonar una vez más, lo único que estaban consiguiendo era colmar la poca paciencia que me quedaba, tras hablar con Amelia sobre lo que habían hecho me hizo abrir un poco los ojos, pero eso no quitaba que estuviera tan enfadado.

Me levanto del golpe cuando el timbre de casa vuelve a sonar, quería mandarles a la mierda a todos para que me dejaran tranquilo, estaban consiguiendo que me pusiera más nervioso. Con solo saber que Ada vivía cerca de mí ya era algo que me provocaba nerviosismo como para que lo siguieran aumentando.

Esta vez no miro por la mirilla para asegurarme de quien es, simplemente abro la puerta cabreado, listo para decirles que me dejen en paz y que si tan arrepentidos están que lo hubieran pensado antes.

Me quedo estático en el suelo cuando mis ojos se clavan en la persona que tenía frente a mí, no se trataba de ninguno de los chicos, simplemente era Ada. Llevaba unos pantalones vaqueros ajustados y rotos en la rodilla, un jersey algo gordo y una chaqueta de cuadros, su pelo estaba recogido en una coleta algo alta permitiendo ver su preciosa cara.

- ¿Cómo has subido? -Pregunto tras unos segundos de silencio, la última persona que me esperaba frente a la puerta de mi casa era ella. Se suponía que este edificio portero y seguridad por esto, solo tenían permitida la entrada a mi piso los chicos y mis padres—pero era raro que vinieran—pero estaba claro que pagaba demasiado por una seguridad de mierda.

-Le he dicho quién soy. -Eleva los hombros intentando excusarse. El teléfono dijo vuelve a sonar provocando que mi cabreo se vuelva más grande. -Supongo que será tu portero, me he colado en realidad. -Sonríe con algo de picardía.

𝘋𝘦𝘢𝘳 𝘗𝘢𝘵𝘪𝘦𝘯𝘤𝘦 // 𝘕𝘪𝘢𝘭𝘭 𝘏𝘰𝘳𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora