𝘊𝘪𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘢 𝘺 𝘥𝘰𝘴 / 𝘈𝘤𝘵𝘶𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥

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Actualidad

Parecía que había estado corriendo una maldita maratón cuando consigo apoyarme contra la pared del pasillo. Notaba como mi pobre cuerpo estaba temblando por completo, con el corazón bombeando como un loco contra el pecho y notando mi garganta como seca.

No voy a negar que me sentía como un cobarde por segunda vez en toda mi vida, cuando tenía la sensación de que las cosas podían ir a mejor, mis pensamientos me querían jugar otra mala pasada lo que provocaba que mis piernas pensaran antes y salieran corriendo de la situación.

Era demasiado consciente de que debería de haberme quedado con ella o simplemente volver a la cocina para terminar aquella conversación que habíamos empezado, pero no podía. Era incapaz de mirarla a la cara una vez más y retener todos los sentimientos que había conseguido ocultar.

Pensaba que con Amelia había hecho tantos progresos hasta el nivel de no estar pensando en Ada y pudiendo disfrutar de la vida, pero me acababa de dar cuenta que da igual lo que siempre hiciera, volvía a ella, mis sentimientos salían a flote y era imposible frenarles.

Me froto la cara angustiado, había estado a punto de liberar absolutamente todo lo que estaba escondiendo desde hace años, pero no era justo, no era correcto que volviera a su vida y la destrozara cuando empezaba a ser feliz.

Me separo de la pared arreglando mi ropa cuando consigo calmarme un poco, avanzo por el pasillo que estaba desierto hasta que llego al enorme salón, donde se encontraban todos sentados en los sofás hablando en bajo.

Amelia se encontraba entre ellos, estaba tan metida en la conversación—como el resto de participantes—que no se habían dado cuenta de que estaba en la entrada del salón escuchando lo que estaban diciendo.

Cierro mis manos en puños apretando tanto los dedos que consigo clavarme las uñas en las palmas de la mano, pero me estaba intentando controlar para no saltar contra las personas que se encontraban en la sala.

Respiro varias veces hasta me calmo un poco y mentalmente me recuerdo que son mis amigos, mi familia y que no tengo que ser tan duros con ellos, aunque tenga muchas ganas de ello.

-¿Habéis terminado de cuchichear?.-Pregunto de mala manera cruzándome de brazos.

Todos se giran a mirarme dejando la conversación en el aire, avanzo por la estancia hasta que me coloco tras uno de los grandes sofás donde se encontraba Amelia sentada.

Su mirada se cruza con la mía y por una vez en la vida no me siento tan débil, no me está mirando con pena, si no con amor, cosa que me abruma y provoca que me sienta algo incómodo. Me gustaría corresponder ese amor, pero todo el mundo sabe que nunca seré capaz de olvidar Ada por mucho que lo intente.

-No estábamos cuchicheando. -Se defiende Louis dejando la copa sobre la mesa de café que había en el centro del salón, donde rodeaba los sofás. -Le estábamos contando la situación, ¿Cómo se te ocurre traerla sin contarla nada? -

Me tenso al escucharle decir eso, noto como me pongo rígido y que me estoy controlando en no partirle la maldita cara, observo como Eleanor le da un manotazo en el brazo y Zayn le riñe en bajo.

-No empieces una pelea que no quieres, Louis. -Le mando entre dientes.

-Ósea que ahora es culpa mía que la pobre Amelia no sepa la maldita verdad. -Se levanta algo ofendido del sofá.

-Louis para. -Dice Liam intentando encontrar algo de paz entre nosotros.

-La culpa la tienes tú, por invitar Ada. -Le digo cabreado y sin poder aguantar más. -Os habéis creído con derecho a decir por encima de mí. -Gruño apretando los dientes. -Incluso le estáis contando cosas Amelia que ni yo mismo me he visto capaz de hacerlo. -Muerdo el interior de mi mejilla para no reventar. - ¿A que estáis jugando? Sois mis amigos o que. -

𝘋𝘦𝘢𝘳 𝘗𝘢𝘵𝘪𝘦𝘯𝘤𝘦 // 𝘕𝘪𝘢𝘭𝘭 𝘏𝘰𝘳𝘢𝘯Where stories live. Discover now