𝘊𝘪𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘢 𝘺 𝘴𝘪𝘦𝘵𝘦 / 𝘗𝘢𝘴𝘢𝘥𝘰

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Diciembre.

La puerta se golpeó cuando puse los pies sobre la acera, el aire frio me barrio provocando que soltara un largo suspiro, tenía demasiado calor encima por lo que agradecí bastante un poco de aire fresco que me liberara la mente de toda la saturación que llevaba encima.

Diciembre había llegado con demasiada rapidez para mi gusto, aunque adoraba el invierno y las fiestas tan señaladas estaba notando como cada vez iba perdiendo la ilusión, la amargura se llenaba en mi pecho y no conseguía que se fuera.

Cuando era pequeña siempre había un calendario en mi habitación donde iba tachando los días que quedaban para que la navidad llegara a la puerta de mi casa. Con la llegada de Maddie la transmite mi espíritu navideño, teníamos la tradición de ir a buscar adornos nuevos cada año, poner villancicos hasta rayar el disco y cansar a mis padres.

Pero este año sabía que iba a ser distinto, la ilusión se había borrado de mi mente de un solo golpe, solo quedaba tres días para navidad y la casa de Londres estaba como siempre. Cada vez que veía algún adorno de navidad mis ojos se llenaban de lágrimas y tenía que irme del lugar para no llorar como una boba. Sabía que después de estas navidades todo cambiaria para mí y me daba miedo a que ese cambio llegara con demasiada rapidez.

Siempre me había considerado una persona bastante positiva, buscaba lo bueno en todo lo malo que me rodeaba, pero había llegado a un punto en el que no merecía la pena buscar nada bueno, porque de alguna manera siempre había alguien o algo que podía destrozarlo con palabras o hechos.

Cerré los ojos dándome unos segundos a mí misma para coger aire y poner mi mejor sonrisa, lo último que quería era preocupar a mi hermana con mis problemas, ella estaba tan feliz viviendo en su cuento de hadas con Liam, después de tanto tiempo por fin empezaban a comprenderse y apoyarse.

Añoraba sentir ese calor tan cercano porque, aunque la familia siempre este para ti, también necesitas a la que se supone que es tu pareja, para apoyarte en ella y que te quite un poco la pena que vas arrastrando.

- ¿Necesitan que la lleven, señorita? -Abrí mis ojos de golpe al escuchar esa voz, provocando que saliera de mis pensamientos más profundos.

Su sonrisa deslumbraba a cualquier persona que le mirase, sus ojos hacían juego con el pantalón vaquero que llevaba encima, el cual le quedaba de muerte, un jersey algo gordo asomaba por encima de su abrigo negro. Estaba para comérselo y mentiría si dijera que no le había echado de menos.

- ¿Qué estás haciendo aquí? -Pregunte con emoción mientras me acercaba a él.

Llevaba una gorra de color blanco y unas gafas de sol—aunque era de noche—para tapar un poco su rostro y que nadie se diera cuenta de quien se trataba.

Se separa del coche cuando llegue a su altura y me rodeo la cintura con sus largos brazos, había añorado sus caricias y toques. Le necesitaba, después de tanto tiempo se había convertido en mi ancla cuando los problemas me superaban.

Aunque en parte uno de los grandes problemas que llevaba encima era el, notaba como me el tiempo pasaba y las discusiones se iban haciendo cada vez más grandes, me daba miedo, pero intentaba mantenerme serena.

-Maddie me dijo dónde estabas, he decidido venir a buscarte y pasar algo de tiempo juntos. -Comento besando mis labios de manera corta y rápida. Dejándome con ganas de más. Le notaba seco y algo serio, pero no quería empeorar las cosas.

Me puse el cinturón de seguridad cuando me subí a su Ranger Rover, se me hacía bastante raro no tener a varias personas de seguridad pegados a su culo.

𝘋𝘦𝘢𝘳 𝘗𝘢𝘵𝘪𝘦𝘯𝘤𝘦 // 𝘕𝘪𝘢𝘭𝘭 𝘏𝘰𝘳𝘢𝘯Where stories live. Discover now