Capítulo 55: Ana

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— ¿Quieres saber como se matan?

—No, eso ya lo se.

— ¿Y que me estas preguntando? Se clara y concisa.   

—Tengo un problema con una Incorpore, necesto buscar su cuerpo y quemarlo. Necesito que me deje de molestar —gruño. Camille asintió varias veces seguidas.

—Por fin estamos llegando a algo. Asi que el cuerpo es de ella, lo quemaras y la mandaras al más allá. Es un frio lugar ese, te habrá hecho algo muy malo para hacerle eso.

—Estare haciendo un favor, ella ama a su hermano, vamos a mandarla para que se reuna con él.

—Estas algo llena de rencor —dijo Camille con una ceja alzada.

—No es rencor, es que me tiene la vida triste —digo hostinada— cada vez que nos vemos trata de matarme, lo peor es que cada vez que intento hacerle daño abandona el cuerpo y me deja luchando con un gorila super fuerte y que no sufre dolor. Por Dios. Parecia que todas las personas que poseía son sayayines o ninjas o algo asi joder.

Camille se rió. —Entonces ella no va con jueguesitos, ella te quiere muerta. Entiendo tu punto. Matala antes de que te mate. Buena esa, pero sabes que esto no es gratis —dijo Camille.

—Si, lo se, lo se ¿Una predicción, no?

—No lo se, esto es algo mas complejo…

—Esto es un trabajo faicl para ti —corto. No iba a permitir que Camille tratara de sacarme mas de lo que valia lo que estaba haciendo. Ella podía ser muy sincera y todo, pero también era muy viva y siempre intentaría sacar mas de lo que se ofrecia. Hacia buenos negocios, pero conmigo no podía— ¿Sabes cuanto ganas tu con una prediccion? Eso es mucho lo que te estoy pagando por lo que vas hacer.

Camille sonrió de lado. —Bueno, bueno chica. Una predicción, será. Ahora, necesito una descipcion física del cuerpo, y claro ¿tienes alguna prenda de esa persona?

—La descripción te la puedo hacer de memoria, pero no tengo nada de ella. ¿Sirven las heridas que me hizo?

—Me temo que no —respondio burlona Camille— entonces será un poco difícil su búsqueda, necesito un ancla, algo para poder encontrarla.

— ¿Sirve la sangre de uno de los cuerpos que ella poseyó? —pregunto.

Camille asintió. —Si, eso si funciona.

—Perfecto, entonces más tarde te traigo algo de sangre.

—De acuerdo —dijo Camille. Camille saco de una gaveta un cuaderno. Busco una hoja libre y saco un lápiz— descríbemela.

—Lea tenía el pelo negro y rulo, era blanca con los ojos… marrones o negros. Tenía un lunar en la nariz y en la barbilla si mal no recuerdo. Tambie era pecosa. Debía de medir 1.63. ¿Te sirve? —pregunto a Camille. Ella cuando termino de escribir asintió con la cabeza.

 —Si, con esto esta perfecto. Ahora necesito la sangre Anabel.

—Si, yo te la traigo mas tarde. Muchas gracias por esto.

—Si bueno, no es de gratis.

Me rio. —Si, eso lo se. Pero ahora, mientras mas rápido me vaya mas rápido podre traerte la sangre —digo. Camille sintió en acuerdo. Camiller guardo el cuaderno en la misga gaveta— no creo que este de mas decirte que quiero confidelidad.

—Si, esta de más porque sabes que puedes contar con eso —dijo Camille. Camille me acompaño hasta la puerta— nos vemos —dijo. Salgo de la tienda en dirección a la casa donde jamas pensaba que volveria por voluntad propia. ¿Quién lo diría? El recorrido a la casa fue tedioso y tenía los nervios de punta. Al entrar a la casa trato de que nadie me vea, y cuando decía nadie, me referia a los muchachos. Porque realmente auqi no había nadie. No podía creer que volviera estar aquí. Los pelos se me ponían de punta. El olor a muerto me había pegado desde que estaba en la puerta. Me tapo la nariz y bajo con cuidado las escaleras. El lugar estaba tal cual como lo habíamos dejado, nadie había acomodado nada. Los cadáveres estaban allí, en el piso, como estaban cuando los había matado. Me estremezco. Era una asesina, eso ya estaba confirmado. Desde que había salido de la OMAPE sabia que mi vida no seria la misma, desde que asesine aquella chica sabia que mis manos hacían sido manchadas para siempre y ahora estaba aquí, en una habitación llena de cadáveres. De cadaveres que yo había matado. Olia horrible, pero tenia que recoger sangre de cadáver. Dios, que morboso era todo esto. Con una mano en la nariz saco con cuidado con mi mano libre de mi bolso unos guantes. Me quito la mano de la boca para ponerme los guantes, entonces saco un envase de vidrio. Dios mio, tenía ganas de vomitar. Saco además una paleta y algodón. Me acerco al primer muerto, Noah. Mi cara se transformo automáticamente en una mueca. Tenia que acabar con estolo más rápido posible, esperaba que no vomitara antes de eso.

Los Psiques [#1] [SIN CORREGIR] #P&P2017Where stories live. Discover now