Capítulo 25 - Cuarta Parte

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 Me desperté cuando ya había amanecido y estaba bastante claro. Volví a avivar el fuego y me hice algo de té, que para variar, también me quedó horrible... ¿cómo es posible hacer un mal té? No tengo idea, pero así fue. Estaba tranquilamente tomando mi brebaje espantoso cuando escuché que alguien se acercaba. Pensé que el par se había arrepentido y volvía. Me alegró porque supuse que habrían aprovechado el viaje al pueblo y traerían suministros, ya que la comida, tal como había dicho Hiroshi, se estaba acabando. Esos pensamientos no tenían ninguna lógica pues para llegar a esta hora, tendrían que haber salido del pueblo muy de madrugada, cuando aún estuviera oscuro. Sin embargo, escuché un saludo que me pareció familiar aunque en el primer momento no pude identificarlo. Al salir de la cueva pude ver, y me sorprendió sobremanera, que eran Taiki y su hermano Takashi.

—Buenos días —repuse el saludo con un tono que no ocultaba mi sorpresa.

—Nos dijo el Maestro que estarías aquí —dijo Taiki.

—Aquí estoy, como pueden ver... eh... ¿alguno de ustedes sabe hacer té como corresponde? —pregunté al vuelo.

—Siempre hago el té para Taiki y dice que es muy bueno. Pero para él, todo lo que yo hago es muy bueno, así que no puedo decir si es objetivo o no —dijo Takashi riendo.

—Entiendo... es que quisiera invitarles al té, pero el que yo hago es horrible —dije avergonzado.

—¿Quieres que haga té para ti? —me preguntó Takashi.

—Sí, bueno, para todos, en realidad.

—Con todo gusto, Takeo —dijo el chico y se avocó al asunto.

—¿Y los demás? —preguntó Taiki.

—Volvieron al pueblo, al valle —le dije sin entrar en los pormenores.

—¡Lástima! Takashi quería conversar con Hiroshi... Como imaginarás mi hermano no tiene muchos amigos... bueno, en realidad, ninguno. Vivimos en una pequeña granja en la ladera de la montaña, en un lugar bonito y plano, por cierto; pero bastante apartado. No vivimos cerca de ninguna aldea —dijo Taiki.

—Entonces, ¿tú tampoco? —aunque la respuesta parecía obvia, siempre hice la pregunta.

—No; tampoco, por eso yo quería también conversar contigo y con Satou. No siempre tenemos la oportunidad de relacionarnos con chicos de nuestras edades.

En ese momento, y no obstante que la conversación apenas empezaba y no se había generado la confianza necesaria todavía, le hice la pregunta fatídica:

—Y si ustedes dos están solos... digo... sin amigos... ¿no se hartan uno del otro? Pues como contó tu padre, todo lo hacen juntos.

—¿Hartarnos? Takeo... Takashi fue lo mejor que pudo haberme pasado en esta vida... yo no podría vivir sin él.

—Ni yo sin Taiki... simplemente no lo concibo —agregó el chico mientras permitía que el té se asentara antes de servirlo.

—Entonces... si no necesitan a nadie más... ¿por qué quieren hacer amistad con nosotros?

—Porque amigos nuevos, Takeo, nunca están demás. Lo conversamos y pensamos que eso sólo enriquecería nuestras vidas, no tendría por qué afectarnos negativamente; digo, nada perdemos y más bien ganamos.

—Entiendo...

Takashi sirvió los tres jarros y se sentó junto a su hermano. Los chicos habían venido tan decididos a ese asunto de conocernos y hacer amistad que se prepararon y trajeron sus propias cosas, para no ser una carga.

Recordando lo que había pensado cuando los conocí, y sobre todo la actitud extraña de Taiki al dar la palmada en el trasero de su hermano, haberle besado el cuello y al mismo tiempo, haberme hecho un guiño, yo no sabía en qué estaba más interesado en averiguar: si cómo hacían para no cansarse uno del otro o si, como lo sospechaba, también tenían vida sexual juntos... Este último aspecto me provocaba cierto morbo que excedía la simple curiosidad... pero claro... no podía preguntarlo directamente... eso no era apropiado. Aunque si su vida era tan solitaria como lo acababan de contar y además no podrían vivir uno sin el otro, me parecía que la respuesta sería obvia... sin embargo el morbo, como dije, requería que me lo dijeran expresamente y si fuera del caso, me contaran con lujo de detalles ese aspecto de su intimidad... ¿esa clase de amor entre hermanos... y de sangre...? Cuanto más lo pensaba, más curiosidad morbosa me atormentaba.

Las Siete CampanasWhere stories live. Discover now