Me mordí la uña del pulgar por quinta vez, dejándolo de nuevo al darme cuenta y lo volví a hacer segundos después, se volvía molesto que aún estaba parado en la esquina, frente a un farol sin encender y con una chaqueta no lo suficientemente gruesa, esperando por YoonGi.
Un auto azul oscuro y brillante se detuvo mi lado, al otro lado de la acera.
YoonGi bajó del auto con la elegancia con que se modela en una pasarela, bajándose las mangas del suéter al salir a frío del mediodía, se lamió los labios y camino hasta mi con el viento haciendo un sensual juego con su cabello, oh, si no fuera gay no se me doblarían las piernas.
—Estoy tarde, te dije que habría mucho tráfico—arrugó la nariz, me gustaba ese gesto en él y al mismo tiempo apreciaba la vergüenza que sus palabras demostraban, de verdad sentía el estar tarde, muy tierno de su parte porque en realidad eso no es nada comparado a salir corriendo de su presencia como yo lo hice.
—Hola—hasta que solté las palabras me di cuenta lo embarazoso que sonaba de mí, porque el nerviosismo era la marca registrada de mi voz al hablar con él, teniéndolo frente luciendo tan lindo en su suéter negro.
—Hola ¿esperaste mucho? —sonrió un poco, su cabeza se curvo hacia la derecha, sus ojos estaban brillosos, supuse que por el frío o porque intentaba perforarme con ellos.
—No—mentí— ¿A dónde vamos? —pregunté impaciente, estar fuera con él me llevaba al borde de un ataque nervioso o al mismo cielo, depende del punto de vista.
—Primero entra al auto, hace frío—me aconsejó haciéndome una señal de que debía subir, ¿era mucho esperar que fuera como en las películas e imaginar que sostenía la puerta para mí? La verdad es que no lo hizo.
En cambio, subió al auto y se puso su cinturón de seguridad. Yo lo imité.
— ¿Ahora puedo saber a dónde vamos?
—Creí que estábamos de acuerdo en matarte y vender tus órganos—arqueó las cejas y me dio una fugaz mirada mientras arrancaba, por alguna razón desconocida terminé sintiendo calor en mis mejillas.
—Bien, pero que no duela, dame algo de entretenimiento primero, lo más importante es como tratas a tu futuro donador ilegal de órganos sin consentimiento.
—Debido a que tus órganos son caros te compensare antes de matarte—se rio por lo bajo antes de girar a la izquierda.
—¿Y dónde queda mi final de felices para siempre? —me mordí el labio inferior.
—Oh, supongo que te debo una eternidad antes de matarte—casi sarcástico.
—Ya sabes, los ladrones de órganos cumplen su palabra—voltee la mirada hacia la ventanilla.
—Esto me recuerda mucho a blanca nieves, soy como el príncipe y el cazador a la vez.
—El cazador dudo que leyera cuentos sobre príncipes y brujas.
—Al cazador le gustan las brujas.
— ¿Y la princesa?
—Bueno seguro nunca vio una princesa como tú.
— ¿Estamos dejando de lado que soy un príncipe no? —respondí.
—Serias el príncipe, pero ese soy yo, habría problemas en diferenciarnos.
— ¿No tenemos nombres?, seguro que los de blanca nieves tenían nombres.
—Dudo que alguien los recuerde ¿blanca nieves de verdad era un nombre?
—Hay nombres raros, por ejemplo, te llamas YoonGi—me burle.
—Oh, lo siento, sabes tuve una compañera que se llamaba JiMin.
—Apuesto a que era hermosa—presumí.
—No, era muy presumida.
—No conozco a nadie así—me negué, con una sonrisa a corresponder su insinuación.
—Seguro que no—después de eso, nos consumió un largo silencio en que disimuladamente lo miré conducir, su perfil era hermoso, su cabello oscuro también, y la manera en que sus dedos tamborileaban sobre el cuero forrado del volante.
—Tu auto es lindo—dije sin nada más que agregar después de al menos una media hora sin saber que decir o a donde mirar, me era imposible admirar las calles libres o los edificios si tenía a YoonGi junto a mí.
—Ojalá lo cuidara más, las únicas veces que es usado es por mi hermano, si ves algo raro en él, seguro es su culpa.
—Oh, te refieres a ese condón de ahí—le mire con las cejas arqueadas.
El auto se detuvo de golpe. Sus mejillas rojas y la sorpresa en mi cara. Hasta que comencé a reírme.
—No es gracioso—masculló avergonzado, pero una sonrisa amenazaba con mostrarse en sus labios.
—Lo siento—dije entre risas—Vi la oportunidad y la tomé.
Negó con la cabeza, pero aun podía apreciar la diversión en sus ojos—De igual manera llegamos.
Voltee la vista hacia mí alrededor antes de quitarme el cinturón de seguridad.
— ¿Dónde estamos? —pregunté, parecía una tienda de conveniencia.
—Estamos comprando el almuerzo—contestó mirando hacia dentro, tenía una sonrisa más o menos divertida, como un niño contando su travesura favorita.
—Ok, he visto esto en alguna película, me llevas dentro y parece una tienda normal y luego me duermes sin que me dé cuenta y termino atado a una cama.
— ¿Tienes algún fetiche con ser secuestrado Park? —me preguntó adelantando el paso para entrar.
—No te atrevas a poner eso en mi cabeza—sentí un escalofrió recorrerme, en serio no quería pensar en ello, terminaría traumado o excitado y nadie quiere comprobar cómo termina eso.
Caminó por una sesta y luego paso al primer pasillo.
—Bien, escoge lo que quieras y yo buscare cereal y leche.
— ¿Planeas almorzar con cereal? —pregunté.
— ¿Algún problema? —me preguntó antes de emprender el paso, no supe contestar a nada, pero el imaginarme a YoonGi almorzando cereal frente a su computadora y con el cabello despeinado me daba cierta ternura.
—No, en absoluto—camine en sentido contrario en busca de snacks, podía sentir su mirada en mi espalda, pero fingí no saberlo, esperaba que mi cuerpo luciera bien en mi conjunto del día.
— ¿Listo? —me preguntó al verme llegar a su lado con la canasta y algunas cosas, al llegar a la barra que estaba libre comenzó a sacar las cosas.
—Creo que eso es todo ¿Qué pediste tú? —pregunté.
—Cereal, leche, galletas con chispas de chocolate, soda y ramen—enlistó—es básicamente la lista de supervivencia de un universitario que no tiene quien le cocine—negó con la cabeza, como si le molestara la idea, seguramente era incomodo no poder comida como cuando estaba con su familia, mi madre rara vez cocinaba para mí pero siempre supe lo que era la comida de hogar, la comida de JungKook por ejemplo, siempre me daba la sensación de que tenía alguna droga que me daba ganas de seguir vivo, algo así debía ser la comida en familia.
—Compré limonada rosa, ¿te gusta? Pregunté al verlo sacarla de la bolsa.
—Jamás la he probado—me contestó simple.
—Eres un pecado para mi especie—contesté—Dime que has probado estos—saqué la bolsa de ositos de goma para ponerla en la barra.
—Mamá solía comprarlos, pero me gustaba probar mi puntería con ellos—sonrió un poco, comienzo a creer que es un chico melancólico, extraña su hogar o su antiguo yo.
—Yo jugaba a hacer figuritas con los malvaviscos—comenté sacando popcorns de caramelo, y sodas.
— ¿Cómo es eso? —me preguntó.
—Humm, te lo mostrare—le contesté, hablar de mi infancia como si fuera la de un niño cualquiera, me daba cierta paz, como si tuviera la opción de cambiar mi pasado al mentir.
— ¿A dónde estamos yendo ahora? —pregunté al no reconocer más que edificios altos.
—Al estacionamiento subterráneo—dio un giro a la izquierda antes de entrar, a como había mencionado, un estacionamiento subterráneo.
— ¿Vives aquí? —pregunté.
—No, vivo en los dormitorios, tengo una membresía para las salas de estudio de este edificio así que podemos usar el estacionamiento.
— ¿Usarlo? —pregunté sin entender, el auto se detuvo y se estaciono en una zona lejos de todos los demás autos en el lugar, estaba a penas alumbrado lo necesario, como si los focos de luz se hubieran averiado justo en esta zona.
—Sal del auto y trae las bolsas—me pidió, tomó su mochila, que estaba en el asiento trasero y salió del auto, siempre muy confiado.
— ¿Qué hacemos aquí? —pregunté por segunda vez con curiosidad más que nada.
— ¿Te gustan las películas?
—Si ¿a ti no? —pregunté saliendo del auto con las bolsas en ambas manos.
—Ponlo aquí—me señalo la parte frontal de auto donde seguidamente se subió y se sentó buscando algo en su celular.
— ¿Qué es eso? —pregunté al ver un objeto negro, pequeño del tamaño de un celular.
—Este es un regalo que obtuve después de ganar aquel concurso de los correos, así que supongo que debes disfrutarlo conmigo en nombre de todas las personas a las que les tomé prestado su correo—me sonrió, colocó el objeto en la parte delantera de su celular y luego después de unos segundos, la pared se convirtió en una pantalla y su celular con dicho artefacto, era un mini proyector.
—Tienes que estar bromeando—me cubrí la boca con ambas manos de la emoción, mis ojos se pusieron un poco acuosos, esto era tan nuevo, tan raro y especial, para él podría ser usar un juguete, para mí era una persona que había traído un cine para mí en su bolsillo.
—Solo tienes que escoger la película, los guardias me conocen y nadie nos molestara, ¿Qué te parece? —me preguntó sentándose en el capó del auto esperando que yo hiciera lo mismo, pero no podía, estaba tan conmocionado que no podía reaccionar.
—¿JiMin? —me llamó con algo de preocupación, me cubrí los ojos para que no viera mis lágrimas, siempre un desastre— ¿Qué pasa? ¿No te gusta?
—No, no. Es lindo, es...—no pude decir más, no sabía cómo describirlo—Yo solo no entiendo, porque eres tan, tu literalmente trajiste un cine para mí—las lágrimas seguían cayendo, seguía sintiendo un vacío llenarse y una inundación ahogándome el corazón.
—Solo quería darte un buen rato, porque te estas esforzando mucho ¿no es así? Seguro estas durmiendo menos, comes a prisa y apenas tienes tiempo para las personas porque estás dando todo en tus clases, quiero darte un poco de libertad, ¿seguirás llorando? —Se acercó a mí— ¿debería abrazarte? Es lo que generalmente haces si alguien llora.
Asentí con la cabeza, quería saber que se sentía ser sostenido por él.
—Gracias por el cine, y la comida—contesté, limpiando mis lágrimas en su suéter, nada me daba más calma. Sus brazos estaban envueltos en mi cintura y una de sus manos me daba suaves palmaditas.
— ¿Mejor? —me preguntó, asentí—Entonces veamos esa película y comamos mucho ¿bien? —me sonrió en respuesta.
—Eres demasiado amable.
—Diablos Park, me asustaste por un momento, no llores así sin decirme nada ¿Ok?
—Ok—no quería preguntarle cuando me iba a soltar, esperaba que no lo hiciera pronto.
Me tarde mucho, pero el amor lo vence todo okno, en realidad acaban de reparar mi computadora y por eso recién regreso, besos a todos, espero les guste.
-Coffee