— ¿Y piensas seguir hablando con ese chico? —no supe descifrar si había más sorpresa o alarma en esa pregunta, los ojos de ChanYeol estaban muy abiertos como si fuera un ciervo viendo las luces de un auto en medio de la carretera, su rostro siempre me pareció gracioso en ese sentido, tiene las orejas grandes y cuando sonríe tiene hoyuelos al igual que Nam, pero ChanYeol era diferente, estaba siempre fuera de mi radar y solo aparecia para decir cosas buenas y pasar el rato.
—Sí creo, además JungKook no contesta mis correos—me encogí de hombros caminando por el pasillo, tengo clase de deportes y ChanYeol tiene arte, le encanta esa clase y yo odio deportes.
—Es penoso que lo uses como substituto por tu aburrida vida, si quisieras pudieras salir con cualquier chico gay de este instituto menos yo y SeokJin—el me miró hacía abajo esperando una respuesta, yo también sabía que no era del todo lógico hablar con un extraño, pero no creo que fuera planeado ¿o sí? Y de todas maneras no había otra manera de comprobarlo que contestando sus correos.
—No lo uso como sustituto, y si mal no recuero SeokJin es un gigoló, pero no es gay.
—Deberías estar más al tanto de los rumores—hizo un gesto con la mano para descartar el tema—No puedes creer realmente que eres incapaz de enamorarte, eso es idiota todos lo hacen alguna vez, aunque sea te tienen que gustar un poco ¿no? —su expresión me decía que realmente no podía entenderme, se asomó a su casillero sacando una caja de cartón y un estuche antes de alejarnos nuevamente.
—No digo que nunca pasará, pero simplemente nunca me ha gustado nadie más allá de pensar "vaya tiene un buen culo" o "se ve bonito con ese suéter" eso es todo—espeté negando con la cabeza.
—No tienes que esperar un cuento de hadas JiMin.
—Y no lo hago, solo digo por lo menos tienen que darme ganas de dormir con alguien, pero no, nada.
— ¿Seguro? ¿Nada de nada? —me preguntó mirándome fijamente esperando encontrar una mentira.
—Nada—espeté ya cansado, esta conversación se había repetido unas cuantas veces antes.
— ¿Seguro que no eres pansexual, asexual, demisexual?
—Te confundiste otra vez, a mí me gustan los chicos pero no más allá de su aspecto, corte o ropa, no se simplemente algunos abren la boca y son idiotas y los que no lo son, resultan no ser mi tipo ¿No recuerdas que lo intenté con Sehun? —pregunté—pues él era ardiente claro, duramos porque me di cuenta que no era nada más que eso a mis ojos, no me gustaba más que eso y no puedo estar con alguien de esa manera tan superficial—negué.
—A este paso te quedarás solo para siempre—rodó los ojos, llegando a su salón—como sea cuando tengas siete gatos ponle Sugar daddy a uno, al menos tendrás a quien llamar así—se río entrando a su salón y dejándome ir tarde al mío, suspiré cansado y esperando que el día terminara rápido para regresar a la seguridad de mi habitación.
Llegué a mi casillero en los vestidores, dejando mi agua embotellada en el piso para ponerme el mismo uniforme de todos, me causaba cierta gracia como algunos chicos realmente esperaban que los mirara, como si esperaran saber si a un chico gay les resultan atractivos para incrementar su ego como si decir "le gusto hasta a los gays" fuera lo que les hiciera el pene más grande, lastimosamente no funciona así.
Me negué a darles una mirada siquiera, ignorando a todos por completo me dirigí al gimnasio, nunca he sido el chico más fuerte pero tampoco era tan malo en esta clase.
Los del grupo anterior estaban saliendo mientras yo llegaba al gimnasio, pero al parecer solo quedaban tres, NamJoon, SeokJin y alguien que supuse era su compañero y me resultaba conocido.
—No pueden estarse peleando en medio de mi clase, espero les sirva de lección—Mi vista se fue directo a NamJoon quien lucía agotado hasta la médula, sabía que las "lecciones" de castigo del profesor MinJae era un asco, ya había escuchado que varias personas vomitaban y al ver a SeokJin parecía a punto de hacerlo lo confirmé, mientras caminaban a la salida me apresure a NamJoon.
—Te ves asqueroso—dije mirándole a la cara.
—Gracias eres un amor como siempre Park—estaba irritado, tiene esa costumbre infantil de llamarme Park cuando no me tolera a mí o a mi sinceridad exagerada.
—Toma—le di mi botella de agua—la necesitas más que yo.
Suspiró antes de tomar la botella y me dio un golpecito en el hombro antes de dirigirse a la puerta por la que yo había salido, supe que luego me contaría porque fue castigado de nuevo y suponía que tenía que ver con SeokJin.
Esperé sentado sobre el capó del auto hasta que vi su figura salir de la enorme puerta lateral que conduce al estacionamiento para estudiantes y maestros, detrás de él por extraño que parecía estaba SeokJin.
Estuve por levantarme para hacer que se alejara, pero él no parecía estar detrás de NamJoon si no que caminaban por el mismo camino, el chico se fue al que supuse que era su auto y NamJoon vino hacia mí.
—¿Me veo mejor? —preguntó alzando una ceja y lanzándome su chaqueta.
—Nunca te has visto bien, pero en comparación a hace rato, sí—dije subiéndome al asiento de copiloto.
—Repite eso caminando a casa—me escupió con diversión.
Me reí con él, pero tenía mucha curiosidad—¿Qué pasó esta vez? —pregunté.
—¿Recuerdas a LuHan?
—El chico que sale con Sehun, si es lindo—respondí poniéndome el cinturón de seguridad.
—SeokJin intentó golpearlo, entonces intervine y me lanzo un golpe al pecho antes de intentar darle en el rostro, lo tome por la espalda y le aplique una llave, le dijo al entrenador que lo estaba acosando sexualmente.
—¿Tu? ¿Acosador? ¡¿Pero qué le pasa a ese idiota?! eh, pero...¿Porque intentó golpear a LuHan? ¿Y tu porque lo defendiste?
—Olvídalo, el entrenador me conoce desde hace años—se encogió de hombros—Nos castigó a todos, a mí por detenerlo usando la fuerza, a LuHan por no pelear sus batallas—rodó los ojos—ya sabes cómo es, y a SeokJin por acusaciones falsas. No se, solo... me molestó.
No quise decirle que dejara de meterse en peleas ajenas, porque igual no haría caso.
—No sé qué decir, eso es...— esperaba que simplemente SeokJin hubiera abierto la boca con un comentario narcisista y homofóbico y NamJoon lo golpearía.
—No importa ¿a mi casa? —preguntó moviendo los hombros de una forma extraña.
— ¿Te duele algo? —pregunté inquisitivo.
—Me dio un codazo bajo las costillas, ya se me pasara—bufó.
—Pasemos a comprar algo de comer primero, guardé el dinero del almuerzo.
Comenzamos a discutir del porque solo se debe comer cuando se tiene hambre y llegamos a una cafetería donde venden buenos sándwiches, al entrar busque una mesa mientras NamJoon pedía los sándwiches para llevar, sabía que tardarían unos veinte minutos en darnos nuestro pedido, siempre era yo quien buscaba la mesa, esta vez elegí una cerca de la puerta, cuando estaba por ir a sentarme escuche un ruido provenir de la mesa de al lado, esta vez sentando desde mi mesa tenía la vista perfecta para mirarlos, me sonroje al ver a los mismos chicos de McDonald de la semana pasada.
El chico de los lentes bonitos y piel pálida estaba con los auriculares, el chico de cabello rojo tenía puestos unos lentes de marco café y la vista en otra computadora, el chico al que le tire la bebida estaba al fondo haciendo algo con un libro y el chico más alto estaba con él a su lado.
Los mire con atención dándome cuenta de que el chico lindo estaba comiendo yogurt y no dejaba de teclear en su computadora, me pareció gracioso como achicaba la vista y se acercaba demasiado a la pantalla de un momento a otro, fruncía los labios y luego se alejaba de nuevo.
—Ya está—NamJoon me miró desde la silla frente a mí, mientras hablábamos no podía evitar que mi vista se fuera hacia la mesa de al lado y cuando el chico pálido de cabello despeinado se levantó para ir a hacer un pedido, una chica de cabello rojo dijo el nombre de NamJoon para que fuera por la orden.
—Yo voy—me levanté primero y tome la factura que había puesto sobre la mesa, me miró de una manera inquisitiva pero no dijo nada, mientras me acercaba a la caja me fije en el chico, tenía una camiseta negra bastante grande y unos pantalones muy ajustados con unas botas al estilo militar negras también, se volteó con un café en la mano cuando estábamos a menos de un metro, miró su café y luego sus ojos vagaron hacia adelante hasta dar conmigo.
Traté de ignorar la sensación que me decía que lo mirara a los ojos y desvié la mirada hacia un punto específico, la chica de la caja que esperaba para darme la comida. Pasamos al lado del otro y la chica me miró sin importancia.
—¿NamJoon? —preguntó recibiendo la factura, afirme con la cabeza y tomé la bolsa, vi hacia un lado y note unos bombones de chocolate que estaban sobre la barra en un tarro de cristal.
— ¿Cuándo cuestan? —pregunté señalándolos.
—Un dólar cincuenta—me informó, compré uno.
Le debía una disculpa al chico de la vez pasada, no tenía ningún cargo de conciencia porque fue un accidente, pero siempre me molestaba cuando alguien sin querer pisaba mi zapato o chocaba su hombro con el mío en la calle, probablemente yo hubiera reaccionado mal si un chico me tirase mi bebida sobre la camiseta.
—Disculpa—lo llame, el chico tenía las mismas gafas de marco verde musgo, sus cachetes redondos y cejas escasas.
Me miró interrogante y me percaté de que todos en la mesa me estaban mirando, incluso el chico de antes, perfecto.
—Hace unos días tiré tu bebida sobre tu ropa, lo siento por eso—le tendí la bolsa con los bombones y le di una escasa sonrisa incomoda.
—Amigo no soy gay—me respondió de repente levantándose de su silla como si le asustase, me cabree un poco por cómo sus mejillas regordetas se ponían rojas del enojo o incomodidad y sus escasas cejas se fruncían y lo mire con cara de incredulidad antes de hablar.
—Me alegra que tengas tan buena autoestima amigo—le contesté con sorna resaltando esa última palabra, la costumbre habló por mí.
—JongDul eres idiota, el chico es muy bueno para ti—el chico de cabello naranja contestó.
—Solo era una disculpa, como sea creo que ya no la mereces—rodé los ojos, lance la bolsa sobre la mesa cayendo junto a su libro con un golpe amortiguado y me dirigí a la puerta, con la mirada de todos sobre mí.
Vaya imbécil.
— ¿Qué hacías? —preguntó NamJoon cuando estaba sentado dentro del auto.
—Nada tú arranca—puse la bolsa sobre mis piernas para no estropear la comida— ¿Me veo muy gay? —pregunté de repente.
—Por una buena razón te llamo mariposita algunas veces—le golpee el hombro con el puño— ¡Auch! Estoy conduciendo, ¡podrías matarnos! —me regañó con fingida preocupación, reí con él, dejando de lado al idiota de antes.