Abro los ojos y agarro una bocanada de aire. Suspiro y trato de regular mi respiración. Miro a mi alrededor. Fue un sueño. Que tonto eh sido ¿pensé que Mishell vendría a salvarme el día? Ella se fue Niall. Lo más probable es que, porque se está acercando el día, mi mente quiera darme una mala jugada. Lo está logrando. Que patético soy. Tengo esperanza en que Mishell, alguien que está encerrada, venga y me resuelva la vida. Porque claro, yo no puedo hacerlo solo. Miro la hora. 4:45 am. Es muy temprano. Nadie está despierto a esta hora. Me levanto y salgo al pasillo. Voy directo al baño. Me cepillo los dientes y me lavo la cara. Voy abajo y espío que nadie está por ahí. Cuando estoy seguro que soy la única persona despierta. Abro con cuidado la puerta escondida que da al sótano y la cierro detrás de mi. Bajo las pocas escaleras y miro a mi alrededor cuando estoy abajo. Esta igual que la última vez que estuve aquí. Que fue exactamente hace dos meses, cuando Ana se apareció. Quería decirle a Ana que me entrenara, pero ella se fue. Quizás pueda hacerlo yo mismo. ¿Dónde están las armas? Comienzo a buscar. No hay ningún estante, ni puerta oculta. ¿Dónde meten esas armas de entrenamiento?
Después de buscar por ¿una hora? Descubro que aquí no están. Deben de estar en otra parte, o bien escondidas. Nunca me eh interesado por donde están ocultas las armas, hasta hoy. Debería haber prestado más atención. Subo y voy directo a la cocina. Busco un plato hondo y voy a la nevera. Saco leche y voy por el Corn flakes de kellogs. Me siento y apoyo mis codos en la mesa. Comienzo a comer mi confleis con la mirada perdida. Estoy frustrado. No se cómo ayudar a Ana. Y lo peor, no creo poder hacerlo. Lo que me molesta más. Nunca me eh sentido tan inútil. Cuando hay una pelea no tanto, porque ¿Qué voy hacer yo ahí? Pero luego, cuando sano a los heridos, me siento importante. Pero en este momento, Ana no está. Hasta Angel sabe luchar. Soy patético.
—Pero miren a quien tenemos aquí ¿Qué haces levantado tan temprano? —pregunta José.
—No tenía sueño —respondo y me meto otra cucharada a la boca.
—Mira tú, que casualidad, yo tampoco —dice José yendo a la nevera— ¿pero quién, no? Han sido días de tensión.
—Y tú no has movido un solo dedo para ayudar —acuso. José se encoge de hombros. No me lo puedo creer. Todos estamos preocupados por Ana menos José, el que estaba un poco desesperado cuando ella pidió quedarse. Acepto rápidamente, y la trato cortes. ¿Por qué ahora no quiere ayudar a recuperarla? No entiendo— ¿Por qué no estás haciendo nada para ayudar?
—Porque no me importa Niall ¿contento? —pregunta irritado José sacando una cerveza de la nevera. ¿Va a beber a las 6 de la mañana? Hago una mueca de disgusto.
—Antes te importaba. Cuando Ana llego la recibiste con los brazos abiertos ¿Qué paso? Se supone que si estamos en peligro moverías cielo y tierra para salvarnos —acuso. No puedo creer que él no esté haciendo nada para salvar a Ana. Eso me molesta— y son las seis de la mañana, por Dios, no es hora para beber.
—Porque simplemente Ana es más los problemas que trae que la utilidad que me dad ¿entiendes? —pregunta sin esperar respuesta— además, ¿desde hace cuando no tiene una visión? Quizás si las tiene y no nos dice. Ella está aquí, pero no contribuye con nada. Para mí, Ana es un lastre. ¡Bravo¡ por fin se largó —dice con amargura. José aplaude y me da una sonrisa amarga— si quieren salvar a Ana, háganlo ustedes pero a mi no me metan. Estoy fuera de esto. Ana nos traerá problemas, antes no lo veía, pero ¿ahora? Esta más que claro. Ella es una bomba andante. Explotara y nos llevara consigo —escupe José y entonces levanta la botella— a tu salud —dice y bebe un gran sorbo. Hace un sonido de satisfacción y se va de la cocina, dejándome estupefacto. Este no es el José que conozco. Dejo de comer. Se me ha quitado el apetito. Tiro el resto de confleis y lavo el plato. Subo a mi habitación y hago lo único que puedo hacer cuando no sé qué hacer. Jugar videojuegos. ¿Dije que soy patético? Lo soy.
No sé cuánto tiempo pasa desde que me senté aquí a jugar videojuegos. ¿Una o dos horas? Quizás tres. Me duele el trasero y la espalda. En todo este tiempo no se me ha ocurrido nada. Pero es que, Ana desapareció sin dejar rastro. Y no se puede ir por la calle preguntándole a la gente si conoce a un Psique vidente que está desaparecido y que lo más probable es que la OMAPE lo haya rapado. De loco no bajas. Alguien toca la puerta.
—Pase —grito.
—Hey —dice Liam desde el lumbral. Le hago una seña para que pase, y lo hace— ¿Qué haces?
—Despejo mi mente —respondo.
— ¿Y qué tienes en tu mente? —pregunta curioso.
— ¿Estas bromeando no? —pregunto incrédulo. Liam me mira fijamente por un minuto y luego suspira.
—Ana.
—Sí, Ana. ¿Dónde demonios está metida? —pregunto irritado.
—Oye, estás perdiéndote.
—Es que… yo… —digo y me miro las manos. Pauso el juego y suspiro.
—Dime Niall —alienta Liam— ya verás que la encontraremos.
—Tu no quieres encontrarla —replico. Me arrepiento al instante. No tengo porque ser tan duro con Liam— lo siento.
—No te disculpes. Estas en lo cierto. Quizás sienta un poco de alivio el no tenerla cerca, pero si está desaparecida porque le paso algo, la encontraremos ¿de acuerdo?
—No te dejes llevar por la rabia, Liam. Quizás las cosas no son como parecen —aconsejo.
Liam resopla. —Sé muy bien lo que vi y escuche.
Suspiro. —Solo piénsalo —mascullo.
—Está bien —gruñe Liam. Pero sé que no pensara nada. Liam es muy testarudo, cuando se le mete algo en la cabeza nadie puede sacarlo de ahí— venga, vamos a comer.
—Ya lo hice.
Liam frunce el ceño. — ¿Cuándo? —pregunta confundido.
—Me levante muy temprano hoy…
—Madrugaste —murmura divertido. Ruedo los ojos.
—Sí, no tenía sueño.
—Bueno, yo si tengo hambre. Iré abajo a comer y luego saldremos a buscar a Ana —informa Liam. Asiento sin decir nada y Liam suspira antes de levantarse. Sé que Liam siente mi frustración. Yo siento mi frustración. Soy inútil en estos momentos y eso me pone impotente. No sé qué hacer.
***
Liam y los chicos se fueron hace cinco horas y todavía no sé nada ni de ellos ni de Ana. Solo estoy aquí caminando de aquí para allá. Creo que abriré un hueco en el piso. Al menos me dará algo que hacer. No ayudare nada aquí dando vueltas, la verdad es que no ayudare de ninguna forma. Me dejo caer en el mueble y enciendo la televisión. Me pongo a ver una película romántica. No las odio, tampoco es que las ame. Están bien y estoy frustrado. E impotente. Mis pensamientos comienzan a tomar rumbos turbulentos. Me miro las manos. ¿Dónde estaríamos Liam y yo en estos momentos de no ser por José? O al menos, por el José que era antes. Sigo sin comprender como es que ese José, se haya convertido en este José. Quizás le paso algo que no se ¿pero qué? si fue muy grave quizás se esté replanteando la idea de estar aquí en esta casa con un par de jóvenes problemáticos. Aunque nunca he dado problemas, pero Liam sí. José no le tiene mucho afecto a Liam. No desde que se tiro a Nahomi y sus padres se quejaron. Fue un gran lio.
La puerta suena. Frunzo el ceño y me levanto. ¿Quién puede ser? Camino hasta la puerta y abro. Mi confusión aumenta. En el piso hay una nota. Miro a mi alrededor pero no hay nadie. Suspiro y recojo la nota. Vuelvo a mirar a mi alrededor, comprobando, el resultado es el mismo: nada. Entro en la casa y voy hasta la sala. La nota no tiene remitente, ni dice a quién va. Quizás ni sea para nosotros, aunque es un poco raro que este frente a nuestra puerta justamente. Me siento en el mueble. Abro la nota que no tiene un gran doblaje profesional y leo su contenido.
Lindo material tienes ahí. Yo nunca olvido. ¿Piensan que están a salvo? Se me cada uno de sus movimientos. Si quieren correr, corran, porque el momento es ahora, corran.
¿Qué? ¿Qué significa esta nota? La leo tres veces pero no tiene significado para mí. Me levanto y voy al despacho de José, que se encuentra pasando la puerta para el sótano. Toco la puerta y no recibo respuesta. Quizás ya este borracho. Releo la carta nuevamente. ¿Material? ¿Qué nunca olvida? ¿Qué corramos? Mi corazón comienza a latir más fuerte. Esta nota me parece a una amenaza, quien sea que la envió se está divirtiendo, en grande. Olvido mis modales e irrumpo en el despacho de José. José se encuentra en el sillón tomándose otra cerveza. ¿Cuántas serán ya? ¿La 20? Ni idea.
—Niño, cuando alguien no te responde es porque, uno: No está, o dos: no quiere verte. Y ahora es la segunda, largo —escupe José.
—Llego una nota —digo preocupado. José frunce el ceño.
— ¿Y?
—Es una nota de… amenaza. Creo que nos tratan de decir que nos vigilan… y que somos la presa —digo con nerviosismo. José se espabila un poco y se levanta del sillón. No se tambalea cuando camina hasta mi y exige la nota con su mano. Se la entrego y el la lee. Sus ojos se vuelven oscuros y aprieta la mandíbula.
—Lo sabía, maldición. Joder, maldición, coño e la madre, mierda, mierda —escupe una y otra vez José. Me contengo de regañarlo por su lenguaje y lo miro preocupado.
— ¿Qué pasa? ¿Es grave? ¿Quién es? ¿Sabes quién la mando? —pregunto sin parar.
—Si —masculla José.
— ¿Y qué quiere decir esa nota? —pregunto inquieto. Algo me dice que no me va a gustar su respuesta.
—Que corramos, porque estamos siendo cazados. Somos la presa, y a ella le divierte cazarnos.
—No entiendo.
—Niall, lo único que debes de saber. Es que estamos en un gran problema —escupe José mirando al vacío.
¡CAPITULO NUEVOO! ¿Les gusto?
SIGUE NARRANDO NIALL!! sdjhgksadhgfjdks Creo que le dije a alguien que este capítulo lo narraba Ángel, SORRY me confundi xd es el que sigue. Si, SPOILER, el que sigue lo narra Ángel :) ahora si estoy segura xd
¿Que opinan? Les dejo una pregunta y quiero que me la respondan, para variar. ¿Creen que encuentren a Ana y que piensan que significa esa nota?
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Los quiero, Merlys.