Ana cae sobre sus rodillas diciendo muchas maldiciones. Reaccione de inmediato. Corro hasta Ana y la cargo. Mi respiración es agitada, y mi pulso frenético. Miro enojado a Claudia.
— ¿Estás loca? —grito. Sostengo a Ana contra mi pecho y corro escaleras arriba. Niall me pisa los talones. Luego arreglaría cuantas con Claudia. ¿Cómo la apuñala de esta manera? ¿Por qué? No hay razón suficiente. ¿Por qué Miguel le termino? Eso no es razón suficiente. Maldita sea— vas a estar bien —murmuro a Ana. La coloco suavemente en la cama. Ana gime de dolor y mi corazón se contrae. Miro frenética a Niall— le duele, sánala.
Niall me empuja lejos y se coloca en donde me encontraba antes. —Ya, ya, ya Ana ¿estarás bien okey? —susurra. Coloca sus manos en el costado de Ana y luego el comienza a brillar. Entrecierro mis ojos, parece un maldito foco encendido. Ana gime y luego un pequeño jadeo sale de sus labios. Su cara se contrae de dolor. Luego de un rato, Niall deja de brillar. Se ve demacrado. Se aleja. Mi preocupación aumenta— Ana se quedó dormida, solo necesita descansar.
—No es la única que necesita descansar, ve. Yo cuido de Ana —informo. Niall me mira un segundo, y luego a Ana.
—Está bien —cede. Se da vuelta para salir de la habitación, pero avanzo unos pasos y lo tomo por el brazo.
—Ve a dormir ¿escuchas? No quiero que bajes. Yo resolveré eso después —digo con mi mano libre en puño.
Niall niega con su cabeza. —Liam, la violencia no es la respuesta.
— ¿No? —Escupo— ¿Entonces te parece bien lo que Claudia le hizo a Ana?
—No dije eso —dijo a la defensiva.
—Eso pensé —suelto. Estoy cansado para esta mierda. Suelto a Niall y retrocedo hasta la cama— ve a descansar Niall —digo. Por un momento, no se escucha nada. Entonces la puerta se cierra. Miro a Ana en la cama. Se ve tan frágil, tan vulnerable. Tan diferente a cuando esta despierta, que es toda una amargada luchadora. Capaz de ponerte arrecho con una de sus sarcásticas palabritas. Dios, tenía una gran bocaza que un día la meterá en problemas. Bueno, ya lo hizo. Me levanto y camino hasta la puerta. Verifico que Ana este bien antes de salir del cuarto. Pisoteo por el pasillo. Bajo las escaleras, mi ira aumentando con cada escalón. Claudia está en el mueble ahora, con su cabeza entre sus manos.
— ¿Cómo está? —me intercepta José.
—Viva —respondo cortante. Claudia levanta su cabeza, sus ojos llorosos. Lágrimas de cocodrilo.
—Qué alivio —suelta José. ¿Alivio? En primer lugar, Claudia no debió de apuñalar a Ana. Miguel no está, tampoco Ángel. Pero Kevin y Gabriel siguen aquí, mirando acusadoramente a Claudia. Melany también está, sentada al lado de Claudia.
— ¿Qué mierda tienes en la cabeza? —grito a Claudia. Claudia solloza más.
—Lo siento, yo-yo estaba muy furiosa, fuera de mí. Lo siento tanto —solloza. No le creo ni una maldita palabra.
— ¿Lo sientes? ¿Y crees que con esa mierda podrás quitar el dolor y el hecho de que la apuñaleaste? —grito. Mi ira va en aumento y necesito descargarla. ¿Pero con qué?
Melany se levanta y me toma por el brazo. Trata de jalarme lejos, pero me resisto. —Liam, ten consideración. Se arrepiente, estaba muy furiosa. Es comprensible —dice. ¿Cómo? No puedo creer esto. Miro a Melany como si le creció otra cabeza.
—Osea ¿Qué tú también la apuñalarías, a matar, porque ella diga una estupidez? —pregunto furioso.
—No, yo no…
—Eso pensé. No te equivoques, Mel. Porque si tendríamos que asesinar a alguien por su boca, tú ya estarías bajo tierra desde hace rato. Eres la primera con una lengua afilada.
Melany se pune roja. —No me amenaces. A demás, te dije que yo no trate de decir eso… yo… solo…. Dale un respiro —suspiro. Trato de calmarme. No sé por qué me afecta tanto esto. Pero Ana no se merecía esa apuñalada. Me giro y golpeo la pared con mi puño, dejando un hueco. Claudia grita.
—Liam, cálmate. No tienes que estar destruyendo la casa —dice José.
— ¿Y a ti que te importa Ana? —pregunta Claudia en un gruñido. La miro con ojos desorbitados.
—Solo soy justo y solidario. Lo seria con algunas personas. Contigo, por ejemplo, lo hubiera sido. Antes —digo más calmado. Camino hasta las escaleras, sintiendo la mirada de todos. ¿Qué tanto te importa Ana? La apuñalearon, sí, pero ya está bien. ¿Qué significa Ana para mí? Ni una maldita cosa. Siento algo en mi interior reírse de mí. Sea lo que sea, lo matare antes de que dé frutos.
Psiques
Ya mi cuerpo no me duele tanto. Hace una semana que desperté, y Niall me tiene como si fuera un bebe. No puedo mentir, me agrada, pero eso tiene que acabar. Odio depende de alguien y eso de traerme las tres comidas a la cama no ayuda. Según Niall estoy bien, pero si me paro de la cama le da el patatús. No entiendo la lógica de Niall, pero más vale que él se ponga de acuerdo porque me estoy hartando. Liam me visita algunas veces, según el solo para saber que estoy bien y chalequearme. José solo me visito el día que desperté. Gabriel y ¿Angel? Sigo olvidando su nombre, me visitaron una vez también. Solidaridad. Kevin y Miguel también vinieron. Miguel se disculpó unas… perdí la cuenta. Lo disculpe, porque, fue su culpa. Hasta Melany. La única que no ha venido y no espero es Claudia. No quiero volver a verle la cara de hija de puta que tiene porque se la reviento. La ultima ve me agarro desprevenida, pero la próxima no. Porque habrá una próxima vez. Mi instinto me dice que esa zorra es peligrosa, y le hare caso. Mi instinto nunca me falla, y esta no será la primera vez.
Aprovecho que Niall no está cerca para levantarme. Cuando mis pies tocan el piso frio, me estremezco. Una sonrisa aparece en mi cara. Por fin puedo estar de pie. Algo estúpido por lo cual sonreír como demente, pero Dios, extrañaba hacer cosas por mí misma. La única razón por la cual no mando al diablo todavía, es porque ¿Quién puede lastimar a esa carita de ángel? Mucho hijo de puta quien lo haga.
Salgo del cuarto y miro a todos los lados. Niall no está a la vista. Llevo unas pantuflas, y mi pijama, pero hace frio a pesar de que me coloque un suéter antes de salir del cuarto. Bajo las escaleras con calma. Melany va saliendo de la cocina cuando voy entrando.
Melany me mira. —Veo que estas mejor ¿pero no te mejoraste hace cinco días?
—Sí, bueno, mi enfermero es un poco insistente —digo casualmente. Melany hace una mueca, pero sigue caminando. Ruedo los ojos y entro en la cocina. Voy hasta la nevera y saco un jugo de naranja, busco un vaso y me sirvo. Tomo un trago, luego otro. Pelón no se ha comunicado conmigo aun. Eso me tiene nerviosa. ¿Qué va conseguir en una semana y media? Nada bueno. Tengo que esperar. Pero se dice fácil, y se hace difícil. Si he esperado seis años para sacar a mi madre de la OMAPE, unas cuantas semanas, meses no serán mucho. El timbre suena. Tomo otro trago. Necesito un plan. Cuando pelón me traiga información ¿Qué hare con ella? Eso depende de que información. Solo tengo una meta: Sacar a mi madre. El cómo llegare allí es un misterio. Un grito corta el silencio. Miro rápidamente a la puerta de la cocina. Maldigo. No traigo mis cuchillos. Camino lentamente hasta la puerta de la cocina, y me asomo. No hay zamuros por la costa. Camino pegada a la pared hasta que puedo ver la sala. Pero no hay nadie, y está atentando contra la vida de Melany. Frunzo el ceño.
— ¿Por qué gritas? Casi me da un infarto allá atrás —reprocho. La puerta sigue abierta, y una caja se encuentra allí, semi-abierta.
Melany me mira con ojos desorbitados. —Es para ti.
— ¿Y porque abres algo que es para mí? —pregunto. ¿Quién mandaría algo para mí? Nadie sabe de mi dirección. Solo Leonardo. Oh, que putada me hará esta vez este idiota.
—L-lo si-iento —murmura. Abro mis ojos sorprendida. ¿Melany pidiendo disculpas? ¿Es fin de mundo y no me entere? Me acerco a la caja— cuidado —susurra. Me detengo. Alguien baja por las escaleras. Mis pasos se vuelven cautelosos. Me acerco a la caja. Veo la etiqueta que dice “Para: Ana” no dice remitente. Okey, tranquila.
— ¿Quién grito? ¿Qué pasa? —pregunta alguien a mis espaldas. Casi puedo jurar que tiene un arma en sus manos quien sea que esté detrás. Lo ignoro, y abro la tapa de la caja. Mi respiración se queda atrapada en mis pulmones, siento que me da frio y mis piernas se vuelven débiles. Oh, Dios… mío. En la caja hay… una cabeza. UNA MALDITA CABEZA. Jadeo y retrocedo. ¿Quién es tan enfermo de mandarme una cabeza? Una cabeza humana, de un hombre. Y estaba llena de sangre. Alguien debe de haberla cortado con una sierra….Dios mío, que demente. Miro a Melany por encima de mi hombro. Ella esta pálida como un papel y tiembla. Kevin está a su lado, tratando de calmarla. Su arma olvidada en la pared. Kevin me mira, buscando una respuesta. Pero debió de haber visto algo en mi expresión, aunque trate de mantenerla inexpresiva. Porque dejo a Melany y avanzo hasta la caja. Kevin no fue con tantos rodeos como yo, el abrió la tapa de una— mierda —dice y se aleja. Se pasa una mano por su cabello, desordenándoselo— ¿Quién dejo esto aquí? —pregunta agitado.
—No lo sé. Eso es para Ana —dice Melany. Gracias, tarada. Me adelanto y abro de nuevo la caja, viendo la cabeza. Hago una mueca y la cierro. Miro los lados. Entonces levanto la caja en mis brazos y la llevo adentro— ¿Qué haces? ¡¿Por qué llevas esa cosa dentro?! —pregunta gritando Melany.
—Ni modo que deje una cabeza en la entrada ¿o sí? —pregunto con ironía. Ella no responde. Escucho la puerta cerrarse mientras entro en la sala, arrimo un jarrón y lo dejo encima de la mesa.
— ¿Quién te podría mandar una… cabeza? —pregunta Kevin desorientado.
—Eso mismo me pregunto. Pero la pregunta es ¿Quién sabe que vivo aquí? —pregunto más para mí, que para él.
— ¿El tipo que trajiste aquí? —pregunta Melany.
— ¿Leonardo? —pregunto con el ceño fruncido.
— ¿Se lo has dicho a alguien más? —pregunta Melany.
—Claro, se lo dije a mi mama, hermana, a mi amiga que no veo desde la infancia y al verdulero de la esquina. Además, lo publique en Twitter —digo sarcástica.
Melany rueda los ojos. —No seas estúpida, esto es serio.
—SI, lo sé. Hay una cabeza en la mesa —respondo.
—Tranquila, Mel. La cabeza no se levantara y buscara venganza, pero antes de eso tendría que tener un cuerpo. Quizás agarre el tuyo, o quizás le guste no tener un cuerpo. Nada de problemas con el baño. Esto me recuerda al jinete sin cabeza, no se por qué. Quizás sea la parte sin cabeza —dice Kevin encogiéndose de hombros.
Melany lo mira con la boca abierta. —Kevin, esto no es una broma —gruñe
Sonrió. —Te secundo Kevin. Pero si quiere un cuerpo, le damos el de Melany.
—Dios, parecen niños y aquí esta una cabeza ¿recuerdan? UNA MALDITA CABEZA HUMANA —gruñe malhumorada.
— ¿Cabeza humana? —pregunta Gabriel desde las escaleras. Avanza un poco y mira la caja. Si esto fuera una invasión, por este hombre nos matan todos. Llega tarde a todas partes.
—Mira en la caja —dice malévolamente Kevin. Gabriel lo mira cauteloso.
— ¿Por qué? ¿Qué ahí allí? —pregunta.
—Hay una… —comienza Melany.
—Velo por ti mismo, hermano —interrumpe Kevin. Ruedo los ojos. Ahora este se pondrá a jugar con la cabeza de alguien. Gabriel lo mira desconfiado, pero camina hasta la caja. Abre la tapa y grita como niña, dando un paso atrás. Kevin rie como desquiciado— ¿no es una bonita cabeza? Apuesto que quiere besarte —dice caminando a la caja. Me interpongo.
—No toques la cabeza —ordeno.
— ¿Podrían dejar de recordarme que allí hay una cabeza humana? ¿Gracias? —pregunta Melany dese la esquina.
— ¿Por qué mierda esta una cabeza aquí? —pregunta Gabriel histérico.
—Se la mandaron como regalo a Ana, quizás un enamorado. En mis tiempos, regalábamos flores. Esto es nuevo —dice Kevin— ¿Quieres ser mi novia? Te traje esta cabeza como muestra de mi amor —bromea. Rio. Este chico es especial. ¿Leonardo me mandaría la cabeza? ¿Por qué? No tiene sentido. ¿Quién se sabe esta dirección? ¿Alguien me habrá seguido en mi excursión de hipnoticemos-a-un-guardia? ¿Pero porque esperar hasta hoy, con qué fin mandarme una cabeza cortada?
—Jesús, cállate Kevin —murmura Melany.
— ¿Quién te mando esto? —pregunta Gabriel más calmado. Kevin todavía sigue riéndose como loco.
—Eso quisiera saber yo —exclamo. Me acerco a la caja. No hay remitente. Es como si dijeran. Toma, te regale esta cabeza como muestra de mi gratitud. Que demente. Y ni se quien fue. Porque cuando me entere, la pagara. ¿Quién manda una cabeza? No superare esto. Pondré esto en la lista de cosas raras que las personas han hecho, y es larga. Abro la caja.
— ¿Por qué abrirás eso? ¿Ya no la viste? —pregunta Gabriel.
—Es que ella lo desea —bromea Kevin. Ruedo los ojos. Miro dentro. Esta vez no me altero tanto por la cabeza, si, es… perturbador. Pero me tengo que concentrar. Algo blanco está al lado del ojo. Acerco mi mano y toco el borde. Papel. Una carta. Cuando voy a sacarla, mi dedo se traba con el ojo. Ew. Estoy oficialmente traumada.
— ¿Qué es eso? —pregunta Melany acercándose. Me vuelvo.
—Una carta —digo dudosa.
— ¿Pero qué dice? —pregunta Menaly. Ruedo los ojos. Trato de olvidar que esta carta estaba al lado del ojo verde del hombre. Perdón, cabeza. Giro el sobre y me congelo.
Para mi hermosa Diosa.
De tu más fiel súbdito.
Solo una persona me llamaba así, que yo supiera. Diosa. Solo Pelón. Ay, Dios. Pelón le corto la cabeza a alguien. No es un buen regalo para hacer a tu Diosa.
HOLAAAA NUEVO CAPITULOO.!!
Leanlo escuchando la musica (8) ahq.
Buenoo.... ¿UNA CABEZA? ¿QUE MIERDA PELÓN? IDK.
Esto esta cada vez mas peludo sdkhgsadjsahgdkask si se me sale alguna palabra venezolana y NO ENTIENDEN solo prgeunten que es xd
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