Liam había estado muy callado desde que salimos del almacén. Solo había dicho lo suficiente, lo que se supone que debe preguntar o decir. Su cara está muy serena, sin ninguna emoción. Pero sé que no es así como se siente. Después de tomar el collar de Leonardo, sin que Liam se diera cuenta, le entregue su collar a Alejandra. Quizás fue un completo error, pero al menos mi conciencia me lo agradece. Y eso me hace feliz. Por otro lado, no creo que Liam este así por eso. Él no se dio cuenta, o al menos que yo sepa. Estaba confundido, enojado, frustrado. No sé qué lo podía tener así, quizás sus demonios interiores que quieren salir a flote. Todos tenemos demonios ocultos, unos más ocultos que otros. Todos tenemos nuestros problemas con que lidiar, algunos más fuertes que otros. Tengo curiosidad. Liam es bueno ocultando sus emociones a simple vista. Pero yo era buena desenterrando cosas, cavando hasta lo más profundo y sacar a flote lo que yo quisiera. No me siento orgullosa de eso. Liam camina delante de mí, mirando a todos los lados con cautela. Yo ando más relajada. No siento intenciones de agresión hacia nosotros, así que puedo estar tranquila.
Después de unas cuantas vueltas llegamos a la casa donde me estoy quedando. Habíamos agarrado el camino más largo, y metido por pasadizos, escurriéndonos. Solo por si alguien nos seguía. Es más de la una de la madrugada, pero al entrar por la puerta nos encontramos con una desagradable sorpresa.
— ¿Qué haces despierta, Melany? —pregunto Liam. Arqueo una ceja, y sonrio de lado. Ella estaba de perrito guardián.
—No pensé que tardarían tanto —respondió.
— ¿Y quién te dio a ti el papel de perro guardián? —pregunto.
Melany frunce el ceño. —Me estaba asegurando que Liam llegara bien —gruño. Respiro hondo y abro mi boca para responder, pero Leonardo escoge este momento para interrumpir la agradable conversación.
— ¿Trajiste el collar? —preguntó. Me cruzo de brazos y lo fulmino con la mirada. Leo había sido una de las pocas personas en la fase de mi adolescencia que pudo acercárseme. Al menos, más de lo que muchos llegaron. Leo es un bastardo hijo de puta. No tiene lealtad, ni palabra, ni orgullo. Y a la primera oportunidad se salva a sí mismo y no le importa hundirte en el camino. Es un puto egoísta. Cuando nos hicimos “amigos” él no era tan cabron. Pero él quería algo más, él quería que yo fuera su consuelo en la cama. Pero yo le puse los pies en la tierra y le deje una linda lección por querer utilizarme como objeto sexual. Entonces me agarro rencor, pero no el suficiente como para hacerme daño permanente. Con él nunca me confió, porque siempre puede tener dobles intensiones.
—Siempre cumplo mis tratos. Debería saberlo —respondo cortante. Leonardo me pidió el primer favor un año después de nuestro “rose” por así llamarlo. No fue nada más y nada menos que robar ropa de un guardia de la OMAPE. Fue un poco difícil, pero él me juro que tenía información de mi madre. Y tenía, pero era una mierda. No era un buen material con el cual trabajar.
—Por supuesto —dice con una sonrisita. Me arranco el collar del cuello, duele, pero no me importa. El dolor es bienvenido. Me mantiene los pies en la tierra. Enrollo el collar entre mis dedos. Leo alargo la mano, pero retrocedo— no, no, no —chasqueo— primero lo primero.
Leo suspira frustrado, pero asintió. — ¿Vamos a la sala, señorita? —se burla poniendo énfasis en “señorita”. Se me cruzo por la mente partirle la cara allí mismo. Pero con todo el autocontrol que puedo reunir, me contengo. Apenas.
—Sígueme —respondo cortante. Camino hasta la escalera, y comienzo a ascender. Voy por la mitad, cuando siento la intención de alguien que no era Leo. Me giro bruscamente y señalo a Liam— no nos sigas —gruño. Entonces miro a Melany y de nuevo a Liam— ninguno —digo firme. Me giro y sigo ascendiendo. Llego a la habitación de Liam. No conozco muy bien la casa aun, así que esto puede funcionar. Le hago una seña a Leo y este entra. Luego saco de mi chaqueta algo que empaque cuando Liam no me estaba fisgoneando. Esto era un objeto que se lo compre a una bruja llamada Trustil. Las brujas tienen una cosa con los nombres raros. Servía para silenciar una habitación o algo, también funcionaba en humanos. Tiene forma de control de carro, pero tiene tres botones. Uno con el símbolo de más, el otro con el símbolo de menos y el último que dice “Mute”. Presiono mute. Y me guardo el control en los senos. Luego vuelvo a mirar con recelo a Leo— habla. Y espero que todo sea cierto y que sea buena información. No quiero nada inventado o algo que no pueda sacarle provecho. Si no estoy satisfecha con la información, que tiene que ser real, no volverás a tener el collar.
Leonardo da un paso al frente. —Ese no era parte del trato.
— ¿Cuándo acordamos las normas del trato? —contraataco.
—Eres una tramposa —escupe.
—El burro hablando de orejas ¿no? —escupo de regreso. Respiro hondo, tratando de tranquilizarme— te escucho.
Leo me fulmina con la mirada. Se pasa una mano por el pelo varias veces. —Hay rumores, Ana. Rumores que se van expandiendo día a día en la comunidad de los Psiques.
— ¿Y cuáles son esos? ¿Y porque me debería importar? —pregunto irritada.
—Una guerra, Ana. Eso se comenta.
— ¿Una guerra? —pregunto incrédula.
—No está muy organizado, pero andan pasando un comunicado lo más secretamente posible que nos preparemos para una guerra.
— ¿Contra quién? —pregunte. Pero no era necesario que respondiera, ya lo sabía— contra la OMAPE.
—Exacto —dice— los Psiques se quieren alzar. Quieren tener su revolución. Están cansados de esconderse, de vivir con miedo. Quieren pelear.
— ¿Y eso que tiene que ver con mi madre?
Leo me golpa en la cabeza. — ¿No entiendes? Si se van a una guerra. La OMAPE usara a los Psiques que tengan capturados para que luchen en su favor. ¿Te imaginas tu luchando en contra de tu madre? Por qué así será. Los líderes de los Psiques no te darán otra opción, más bien, no te permitirán hacer otra cosa. Eres una vidente y además, que puede leer intenciones y emociones. Querrían explotar eso —dice. La verdad se clavó en mi pecho, queriéndome asfixiar. La OMAPE tiene un suero de obediencia. Me lo habían inyectado varias veces. Es imposible luchar en contra de eso. Si se lo inyectan a mi madre ella estara bajo su total control, quizás ya está bajo su control. Dios, no había pensado en eso. Voy hasta la cama de Liam y me dejo caer.
—Esto complica. Dios mío.
— ¿Lo complica? —Se burla Leo— esto está en otro nivel. ¿Crees que los líderes no sabrán de ti? No tardaran en encontrarte. Sera mejor que te apures en sacar a tu madre de la OMAPE. O si no, quizás será tu mano quien la mate —dice en tono burlón. Me levanto abruptamente y me abalanzo encima de él. Mi puño conecta con su mandíbula antes de que le diera oportunidad de pestañear.
— ¡Cállate! —Grito— ¡Deja de hablar! Calla tu maldita boca —grito. Mi respiración es agitada y mis manos temblaban.
Leo levanta las dos manos como si quiere tranquilizar a una fiera. —Tranquila, no se sofoques. Solo daba mi opinión.
— ¡ME VALE TU OPINION! —aulló. Saco el collar de mis senos y se lo lanzo, con fuerza— lárgate. ¡LARGATE DE AQUÍ! —grito mientras mi mano temblante señala a la puerta. Leo no dice nada, el solo aprieta el collar y se va corriendo. Me dejo caer en el piso y me permito soltar unas cuantas lágrimas. No tengo nada. No tengo un plan, no tengo tiempo, no tengo apoyo. ¿Cómo se supone que rescate a mi madre que puede que en estos momentos este alabando a la OMAPE, antes de que los lideres me encuentren y estalle una guerra en la que tendré que luchar contra mi madre? Estoy furiosa y destrozada a la vez. Pero en una parte de mí, hay alegría. Alegría de que por fin nos libraremos de la OMAPE si todos los Psiques nos alzamos. Seremos libres. Pero mi madre no estará para celebrar conmigo. No estará conmigo cuando todo haya terminado. No luchara contra sus captores y se vengara por tantos años de sufrimiento— no, no, no —susurro una y otra vez— así no, ahora no —murmuro. Me levanto y miro a mí alrededor. Tengo que sacar a mi madre, entonces ahí sí. Que comience la lucha. Pero no antes, no entonces. No puedo permitir que mi madre quede allí adentro, no puedo. No lo hare. Mi respiración esta acelerada y mi mirada frenética. Miro a todos lados, como si me fuera a caer la solución de la nada. Trato de calmarme. Primero tengo que ver cómo sacar a mi madre de la OMAPE. Para eso, tengo que tener un infiltrado allí. Un guardia. ¿Y si contacto a Camille? Ella podría darme un hechizo para encantar a alguien. Un guardia de rango alto. Uno que pueda darme información confidencial.
Arranco mi collar y lo pego contra la pared. De este sale un tablero y escribo la contraseña. Entonces entro a mi guarida. Me siento en el Puff morado con la laptop entre las piernas. Entro al sistema del gobierno y entro en el sistema de la OMAPE. Ellos son buenos protegiéndose, pero yo soy mejor hacker que cualquier humano. Escribo un código y enseguida sale cargando. Entonces me aparecen muchas caras. Desde guardias a militares. De coronel a General en jefe. ¿Hasta dónde tendrán clasificado esta información? ¿Hasta los cabos? ¿Hasta el Mayor General? No sé. No sé cómo está conformada la OMAPE. Y eso, era una desventaja. Pero sea como sea, sacare a mi madre de la OMAPE. Y juntas, lucharemos por nuestra libertad y tranquilidad contra la OMAPE. Y libraríamos a este país de esos desalmados. Entonces, si los otros países quieren venir aquí, tendrán que pasar por encima de los Psiques. Porque dominaremos a este país, y luego al mundo. Nunca más nos ocultaremos, pero eso lo haríamos con mi madre. Ella estará presente en este proceso. Te lo juro madre.
— ¿Ana? —pregunta alguien en la puerta. Mi respiración se acelera. Cierro la tapa de la laptop a tiempo, antes de que Liam a pareciera en la entrada de mi guarida— ¿Estas bien?
—Por supuesto que estoy bien —me burlo. No, no lo estoy. Estoy destrozada, cada día me voy destrozando más. Me voy rompiendo en pedazos. Pero eso es algo que tú no debes saber.
Liam se adentra más. —Leonardo bajo golpeado, así que pensé… —su voz se apaga. Se encoje de hombros y mira a los lados— ya sabes. Vine a ver si estabas bien.
— ¿Por qué estaría mal? —pregunto.
— ¿Qué haces? —pregunta en su lugar. Alzo una ceja, pero no presiono. No me importa porque hace lo que hace. Tengo tantas cosas en la cabeza ya, no quiero agregar problemas de bipolaridad de otra persona.
—Eso no te importa —respondo.
—Veras, si lo hace —dice él.
— ¿Cómo?
—Estas en mi casa y, eres una invitada. Tengo que preocuparme por tu estadía y saber qué haces.
—No seas ridículo —exclamo.
Liam sonríe y se pasa una mano por el pelo. Es hermoso ¿Qué? Nada de eso. —No has respondido ¿Qué hacías?
—En la laptop.
— ¿Haciendo qué?
—Eso no te incumbe.
— ¿Cosas ilegales?
—No es tu problema.
— ¿Hackeando algo?
— ¿Qué te importa?
—Te meterás en problemas.
— ¿Y?
—Así que estas hackeando —exclama.
— ¿Qué? No eh afirmado nada.
—Sí, lo hiciste.
—Claro que no.
—Si.
—No.
—Si.
—No.
—Si.
—Esto es absurdo.
— ¿Así que lo afirmas?
—Eres insoportable.
—Me han dicho eso —dice con una sonrisa matadora. Respiro profundo y dejo la laptop en el piso. Me levanto y lo empujo afuera.
—Tengo hambre —miento. Entonces quito mi collar y me lo guardo en los senos.
—Eso fue muy sexy —dice Liam.
Sonrió. —No te excites niño —bromeo.
—Demasiado tarde —suspira. Me detengo en la puerta y lo miro. Me está sonriendo y sus manos están en sus bolsillos. Sonrió sin poder evitarlo. Me vuelvo y salgo al pasillo. No, Ana. Nunca más.
AQUI OTRO CAPITULOOO.!!!
Espero que les guste jdsgbdjakdgsakjd y me ENCANTAN sus comentarios no se son hermosos *notece el sarcasmo*
Pero aun asi los amo mis lectores anonimos.
ESTABAN BROMEANDO JUNTOS. No se, me emociona xd
¿Que creen que pasara con Liam y Ana? ¿Porque Ana habra dicho "nunca mas"?
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Gracias por leer xoxo