Todos comenzaron a correr y cumplir las órdenes que José “Jefe” ordenaba. Yo no sabía qué hacer. No había pensado que unos independientes me arruinaran el plan. La cosa era, decir lo que le tenía que decir a Julian, decir que era vidente, obviamente querrían tenerme y que me dijeran que me quedara, o si no. Plan B, obligar a el chico, Liam, a que me dejaran quedarme. O, Plan C, quedarme por la fuerza. Cuando busque en la laptop de mí casa—antes que la OMAPE entrara a empujones y me obligara a esconderme en mi guarida hechizada hasta que se fueron— donde vivía el tal Julian, decidí que allí tenía que esconderme. Borre la dirección y cualquier dato de que esa casa existiera del sistema, y ahora, es un perfecto escondite.
Los independientes comenzaron a llegar y, por supuesto, comenzó el derramamiento de sangre. Saque mi cuchillo y mi pistola que logre sacar antes de guardarme en mi collar mi guarida. Me encontraba en la esquina, aguardando cualquier oportunidad para salir del sótano. Una tipa se abalanzo sobre mí con una espada. Le dispare entre las cejas. ¿Espada? En qué siglo cree que estamos ¿XVI? Busque la puerta por donde había entrado, tenía que llegar allí. Viva, preferiblemente. Mire a los lados y, pegada a la pared, comencé a moverme para llegar a la puerta. Esquive flechas, balas y cuchillos voladores. Un hombre me retuvo del brazo, con mi cuchillo y con fuerza mientras cerraba los ojos, le corte la mano por la muñeca. El primer sonido que escuche fue de algo caer al piso, su mano. El segundo, su grito. Abrí los ojos horrorizada conmigo misma. Podía verle los huesos atreves de su muñeca expuesta. Retrocedí hasta la puerta y salí. Respire profundo y mire a mi alrededor cautelosa. Mi corazón golpeteaba en mi pecho, queriéndoseme salir. Tendría pesadillas hoy, está segura, y, si era que dormía.
Liam estaba vigilando cerca de una ventana y otros dos chicos más allá. Sin hacer ruido, subí las escaleras. Necesitaba un escondite. No soportare otra mano suelta por ahí. ¿Por qué le corte la mano? Duda existencial. Abrí puerta en puerta del piso de arriba buscando el mejor lugar donde nadie me encontraría. Entonces, en la esquina, se veía un fallo en la pared. Corrí hasta ella y la abrí, metiéndome y cerrando la puerta detrás de mí lo mejor que podía. Sentía que la mano del hombre me saldría en cualquier lugar, era escalofriante.
—Parece que irrumpir en lugares es tu especialidad ¿eh? —dijo burlón alguien detrás de mí. Me gire con el cuchillo ensangrentado como escudo. Niall levanto las manos en señal de paz— no me mates por favor —dijo. Sacudí la cabeza y baje el cuchillo.
—Lo siento, es que yo… necesitó donde esconderme —explique— ¿te importa si me quedo aquí?
Niall se encogió de hombros. —No hay problema, mi escondite, es tu escondite.
—Penque que todos estarían peleando y todo eso —dije casualmente. ¿Por qué este chico que para ser sinceros, estaba en forma, estaba aquí escondido? ¿Lejos de la emoción u orgullo de la lucha y todas esas chorradas?
Niall se sentó, con la espalda pegada a la pared. Hice lo mismo. —Mi hermano es muy sobreprotector ¿sabes? Y como que yo no sepa luchar no ayuda —explico.
— ¿Por qué no sabes luchar?
—Aborrezco la violencia. Son las peores cosas que una persona puede ser ¿matar, sabes?
Negué con la cabeza. —Yo que pensaba que podíamos ser amigos.
— ¿Ah? —dijo confundido Niall.
Suspire. —Veras. Acabo de cortarle la mano a alguien —dije casualmente. Niall tosió. Le di palmaditas en la espalda.
—Eso es… horrible. Lo siento, no tengo nada bonito que decirte —se disculpó mirando a otro lado.
—No fue bonito. ¿Por qué crees que estoy aquí, escondiéndome, en vez de en la lucha? —pregunte.
—No lo sé.
—Evito pelear, lo mejor que puedo. O, al menos, matar. Sí, eso. Evito matar —confesé— estoy segura que tendré pesadillas de una mano voladora, estoy segura —admití. Escuche la risa de Niall y pronto, me le estaba uniendo.
Dio un suspiro, sacudiéndose la risa. — ¿Cómo te llamas?
— ¿No te lo eh dicho? —pregunte confundida.
—No hemos tenido la oportunidad.
—Ah, claro, sí. Ana.
—Un gusto Ana —dijo. Iba a responder, pero la puerta se abrió abruptamente y el hombre sin una mano apareció. Estaba furioso y se había hecho un torniquete en la muñeca para detener el sangrado. Llevaba una pistola en su mano buena y entera y, se veía, que quería matarme.
—Aquí estas perra —gruño mientras levantaba la pistola. Niall se puso delante de mí.
—No le dispares. Sé que te corto la mano, y eso, debe doler. Pero de seguro le hiciste algo malo o…—decía Niall. Las intenciones del tipo decían que iba a disparar, así que, me moví rápido. Cuando disparo, la bala me dio en el brazo. Con mi brazo bueno, saque mi pistola de mi pie y le dispare en el corazón. Su cuerpo cayó al piso con un ruido sordo. Me recosté contra la pared. Una fina capa de sudor cubriéndome.
Jadee de dolor. — ¿Sabes algo Niall? No eres bueno bajo presión —me burle. Alguien más apareció por la puerta, Liam, por lo que pude ver antes de cerrar mis ojos.
— ¿Estas bien, Niall? ¿Dónde te duele? —pregunto.
—No es mía, es de Ana —respondió Niall— tengo que ayudarla —dijo mientras me ponía las manos encima. Abrí mis ojos, queriendo saber que estaba haciendo. Niall se ilumino como un foco. Sus manos brillaban mientras me tocaba la herida. Dolia, peor valía la pena por ver a Niall de esta forma. Sus ojos… era simplemente impresionante.
— ¿Qué paso? —pregunto Liam.
— ¿Me dispararon? —dije sarcásticamente. O estaba ciego, o alguien le dio un buen coñazo y lo dejo aturdido.
—Oh, no me había dado cuenta —respondió sarcástico. Rodé interiormente los ojos.
—Que gran observador —dije sarcástica. Sin poder evitarlo, sonreí. Era divertido, en cierto punto.
—Cállense —dijo Niall. Nos quedamos en silencio mientras Niall terminaba de lo que sea que estaba haciendo. Unos minutos después, el dejo de brillar— Ana me salvo la vida —dijo en un suspiro— gracias.
—No hay de que, compañero —respondí sin abrir los ojos.
—Te sentirás un poco cansada, pero luego te sentirás mejor —dijo Niall.
—Eso espero, porque si no, se dónde vives —amenace con una sonrisa. Niall rio divertido.
— ¿Cómo que te salvo la vida? —interrumpió Liam
—Este tipo —dijo Niall— entro y me disparo, pero Ana se interpuso, y la bala le dio a ella. Luego ella le disparo —explico. Lo estaba explicando todo mal. Él me quería disparar a mí, no a él.
— ¿Y qué hacia ella aquí? —pregunto Liam.
Ladee la cabeza y di un suspiro. —Bueno, veras, yo estaba buscando un escondite. Y encontré este, cuando entre, Niall estaba aquí. Me permitió quedarme. Amabilidad, y todo eso —dije cortante.
—Sí, ya se, te debo una —replico Liam.
—Lo sé —sonreí satisfecha— y sabré como cobrármela —dije. Tenía unas cuantas ideas en mente de como Liam poda pagarme el favor de salvarle la vida. Pero todas eran muy poca cosa comparado con todo lo que yo tuve que sufrir.
—Y ahora yo también —dijo Niall. Lo miro confundida.
—Me acabas de curar —dije incrédula. Yo le debía mi vida, el me curo.
Niall negó con la cabeza. —Te dispararon por mi culpa. Ahora sí, estaba que me llevaba un tren.
— ¿Tu culpa? El venia por mi…—replique. Nial me interrumpió.
—No discutas conmigo —corto. Lo fulmine con la mirada. ¿Quiere cargas con esa responsabilidad? Bien, no me importa. Mejor para mí, me viene de perlas.
—Bueno, tu problema —dije cortante. Me sentía agotada, como si todos los años de las estrellas me cayeran encima. No había dormido en dos días, y hoy no fue la mañana tranquila que había planeado— ¿Quién gano?
—Nosotros —dijo triunfante Liam.
— ¿Nadie resulto herido? —pregunto Niall.
—A Miguel le rosaron el estómago, pero sobrevivirá. No eh ido a ver a los demás —dijo Liam.
—Que bien, ganamos, eso está bien ¿no? —murmure luchando contra el sueño que venía como un tsunami, sin retorno.
— ¿Tienes sueño? —pregunto ¿Liam?
—Un poco —confesé.
—Te llevaremos a la cama —dijo Liam.
—No me quiero acostar contigo —murmure. Escuche una risa lejana. Alguien dijo algo, y luego la respuesta que no escuche. Me sentí siendo elevada por los aires, pero era incapaz de defenderme. Morfeo me tenía más allá del punto de retorno. No luche más, solo me deje llevar.