DARK SOUL

By The_LittleBlonde

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"Si no estas dispuesta a amar sus demonios, simplemente no intentes sacarlo del infierno." -No tienes que est... More

DARK SOUL
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPITULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 22
CAPITULO 23
Capítulo 24
CAPITULO 25
CAPITULO 26
CAPITULO 27
CAPITULOS 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
Capítulo 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51 -FINAL-
EPÍLOGO
Secuela
SEGUNDO LIBRO- CONTRITUM

CAPITULO 17

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By The_LittleBlonde

Él aceleraba como si el mundo se fuera a acabar en un segundo. Yo por mi lado, estaba tan enojada que me importaba una mierda si chocábamos y moríamos en ese mismo instante. La tensión en el auto era extremadamente insoportable.

Minutos antes habíamos estado en el club que Iam me había indicado, luego él me había garrado del brazo para llevarme al auto, no estaba muy acuerdo con eso pero lo cierto es que ya no me sentía segura ni en mi propia casa, así que simplemente entré al auto y me marche junto con él. No me dijo absolutamente nada, simplemente aceleró el auto llevándonos lejos de aquel lugar.

Yo tampoco dije absolutamente nada, estaba muy enojada como para dirigirle la palabra, tenía la mirada fija en mis manos, ni siquiera quería levantar la mirada. No quería verlo.

-Bájate. -Su voz era demasiado grave para mi gusto. Odiaba con todo mi ser el que me diera órdenes. 

Me baje del auto refunfuñando por dentro hasta que mis pies tocaron un suelo arenoso, miré a mi alrededor y me percaté que estábamos en la costa. El sonido del agua chocando contra las rocas me relajo un poco, pero solo un poco.

Este lugar era hermoso, el mar se veía como algo irreal por las noches. El lugar tenía un aire terrorífico y sobrenatural, por alguna extraña razón eso me encantaba.

-¿Por qué me trajiste aquí? -Estaba bastante sorprendida. Me había imaginado cualquier lugar menos éste.

-¿Acaso dar el primer beso en el mar no es el sueño de toda chica? -Una sonrisa irónica cruzó por sus labios. Me enfurecí aún más, me estaba tomando el pelo. 

-¿Podemos hablar del tema que nos trajo aquí? -Su mirada se oscureció ante mis palabras. No entendía porque se comportaba de esa manera.

Me senté en la arena y posé mi mirada en el mar mientras la brisa movía mis mechones de un lado al otro. Ese lugar era realmente tranquilizante.

-No soy quien crees que soy. -dijo con una voz bastante neutra. Me giré hacia él para mirarlo a los ojos.

Sus ojos se veían con un brillo intenso por el reflejo de la luna en el mar...

-¿Y quién se supone que eres? -Pregunté realmente interesada. Una sonrisa perfecta se formó en sus labios. Si bien las sonrisas suelen demostrar amabilidad, la suya no me reconfortaba.  Me estremecí.

-Alguien que no debería estar contigo. -Espetó con una voz seca. Yo simplemente no entendía que tenía que ver todo eso con el tema del que le había hablado, pero simplemente le seguí la corriente esperando encontrar respuestas. 

-¿Por qué no deberías estar conmigo? -pregunté casi en un susurro.

"Adivina adivinador" -sonó la voz de Iam en algún rincón de mi mente haciendo que me sobresaltara. Sentí como comenzaba a perder la fuerza de mi cuerpo y me costaba respirar. Tenía unas ganas tremendas de vomitar. 

Él había hablado en mi mente.

Negué con mi cabeza una y otra vez tratando de convencerme de que eso no era posible.

-Esto... esto es científicamente imposible. -Sentía que me faltaba el aire al hablar. Sentía que en cualquier momento iba a desmayarme.

-Yo soy científicamente imposible. -se encogió de hombros como si fuera algo completamente normal.

Mi cabeza comenzó a dar vueltas, no entendía que estaba ocurriendo. Era demasiado para mí, sentía que estaba en una pesadilla y que ya era hora de despertar.

-Por más de que intente odiarte no puedo hacerlo Jay. -su voz sonó lejana. Mi corazón latía con fuerza, todo empezaba a verse borroso. Sentía que en cualquier momento iba a caerme, no tenía la fuerza suficiente como para permanecer en pie.

-Eres.... Eres ¡UN VAMPIRO! -y con ese último grito todo se volvió negro, sentí como mi cuerpo cayó sobre una superficie fría y perdí el conocimiento.

Unas voces lejanas se hicieron audibles para mí.

-La verdad que no estoy seguro de quien sea ella...... -era la voz de Iam sonando desde lejos.

-Es idéntica.... -la voz de una chica se hiso presente junto a la de Iam.

¿Idéntica a quién?

-Tal vez pueda ayudarnos con ella.... -La voz de Iam nuevamente.

¿A quién se refieren con "ella"?

-Con su sangre.... -Era una tercera voz, era un hombre.

Oh dios son vampiros y quieren mi sangre.

-Todavía no.... -La voz de Iam sonó nuevamente. Ésta vez su voz sonó mucho más cerca.

Abrí mis ojos de golpe. Me levanté rápidamente y un mareo tremendo acompañado de un horrible dolor de cabeza recorrió mi cuerpo. Parpadeé varias veces tratando de visualizar el lugar. Estaba en una habitación. Detrás de mí había una cama con sabanas de seda color azul marino. El piso estaba forrado de una alfombra color crema. Las paredes estaban pintadas de un color azul marino oscuro casi negro. Todos los muebles eran de color blanco.

-¿Ya despertaste? -la voz de Iam se hizo presente en la habitación. Me sobresalté ante su voz. Se encontraba recostado en el umbral de la puerta con los brazos cruzados y una media sonrisa terrorífica en sus labios.

-¿Qué paso? ¿Dónde estoy? -estaba desesperada y confundida.

-Pasaste la noche conmigo, te quedaste dormida entre mis brazos. -Tenía una sonrisa de diversión y autosuficiencia en sus labios. Revoleé los ojos.

-Ya quisieras que eso pasara. Ya hablando en serio, ¿Qué paso? -respondí fastidiada.
Iam caminó hacia mí y se sentó al borde de la cama. Estaba muy cerca de mí y eso me helaba la sangre.

-¡ALEJATE DE MI! Jamás dejare que bebas de mi sangre -Lo señale con mi dedo mientras lo amenazaba con la mirada. Tomé la pulsera que Austin me había regalado y la utilicé como escudo. -Es de plata, te quemará vivo si te acercas.

Él levanto una de sus oscuras cejas y se acercó aún más a mí. Obviamente estaba desafiándome. Tomé la pulsera con más fuerza. Él se acercó más a mí, quedando a solo centímetros de mi rostro. Agarro la pulsera que llevaba entre mis manos y observó su pequeño dige.

-La defensora de la paz. -dijo mientras tocaba la pequeña palomita de plata.

¿Cómo mierda seguía vivo? TENIA PLATA EN SUS MANOS

-¿Qué clase de vampiro eres? ¿Cómo puedes tocar la plata? -dije asustada mientras me alejaba de él con cautela. Él revoleó sus ojos.

-No soy un vampiro. Miras demasiadas películas, estas paranoica. -Su voz era neutra pero pude notar que se estaba burlando de mí.

-Si eres un vampiro. Hablaste en mi cabeza, eso hacen los vampiros. -lo fulminé con la mirada desafiante. Él no iba a engañarme.

-Soy un demonio -una sonrisa macabra se formó en sus labios. Me empezaba a faltar el aire, esto era demasiado escalofriante. Tiene que ser una broma.

-¿Me estas jodiendo? -pregunté indignada.

-¿Por qué mentirte? -respondió él con una voz suave.

-¿Por qué me dirias la verdad? -contraataqué yo.

-Buen punto. -una sonrisa oscura se formo en sus labios. Aunque me costaba reconocerlo, amaba esa sonrisa.

-¿Eres un vampiro-demonio? -fruncí el ceño confundida. No entendía la situación.

-Antes... era un ángel, y ahora soy un demonio, ángel caído, ángel oscuro como se te dé la gana decirlo. ¿Es tan difícil de comprender? -Su rostro estaba más serio que de costumbre. Sus palabras eran como dagas que me travesaban el cuerpo.

Él... era como Patch. ¡Oh dios, él es Patch! Pero con ojos grises...

-¿Eres como Patch? -pregunté asombrada.
Siempre tus preguntas tan sensatas.

-¿Quién es Patch? -fruncí el ceño ante su respuesta.

Éste me está tomando el pelo. No hay nadie en el mísero mundo que no conoce al sexy de Patch.

-Como sea, me leí los cuatro libros de Becca Fitzpatrick así que creo que sé más de ángeles que tú. -Dije con orgullo mientras levantaba mi mentón con soberbia. En los labios de él se formó una suave sonrisa. Era la primera sonrisa sincera que había visto en sus labios. No era una sonrisa oscura, era una sonrisa dócil.

-¿No tienes miedo? -preguntó interesado.

-¿Por qué debería tenerte miedo? Literalmente eres el personaje fantasioso con que toda adolescente sueña con tener algún día. -Él frunció el ceño confundido y yo reí ante su expresión de desconcierto. -A lo que voy es que... no vas a hacerme daño. Tú no puedes hacerme daño. 

Y  de verdad sentía eso. No podía explicarlo, simplemente empezaba a sentir como si ya lo conociera de toda la vida, empezaba a sentir emociones que no sentía antes. Y no me refiero a sentimientos románticos, era otra cosa, era una sentimiento de ¿Confianza?, me sentía cómoda con él. 

-¿Cómo estas tan segura?

-¿Intuición? -dije con una sonrisa traviesa en mi labios pues esa era la respuesta que él siempre me daba cuando no quería responderme algo.

Él rio, era una carcajada agradable y acogedora. Ojala pudiera escuchar su risa todos los días, porque en verdad era hermosa.

Sin decir nada se acercó a mí quedando a soló milímetros de mi rostro. Me miró directo a los ojos y no pude evitar perderme en aquellos divinos ojos verdes.

Me sentía hechizada y mareada por su presencia. Me tomó el rostro con una de sus manos mientras con la otra me acariciaba la mejilla. Sus ojos grises eran tan intensos, hasta podía sentir como me quemaban con solo verlos. 

Tenía una mirada tan exquisita, sentía que en cualquier momento iba a desvanecerme por la cantidad de emociones que recorrían mi cuerpo. Acercó más su rostro al mío eliminando toda separación entre nuestros rostro y me besó.

Estaba petrificada, asombrada, sorprendida, inmóvil, aturdida y desconcertada. Literalmente estaba hiperventilando. Sentía que me estaba dando un ataque al corazón, un paro cardiaco de esos que te matan en el instante.

Al principio no le seguí el beso pues estaba teniendo mi pequeño ataque acompañado de convulsiones al corazón. Luego me quedé como una piedra mientras ponía boca de pato intentando seguirle el beso. Pero definitivamente era un fracaso. Después de cuatro años de especialización en besar a mi almohada aún no había aprendido a dar un beso.

Eres un maldito fracaso Jay. ¡Me retiro!, oficialmente te has quedado sin consciencia. Adiós.

Después de unos diez segundos de tener a sus labios chocando con los míos y yo intentando besarlo, él se alejó de mi rostro lentamente. Sentía que me faltaba el aire a mis pulmones. Me iba a desmayar.

-Relájate -su voz sonó extremadamente ronca y sensual. Era demasiado para mi salud mental.

Bésalo antes de que pierdas ésta inédita oportunidad. Cierra tus ojos e imagina a tu almohada. ¡HAZLO!

Automáticamente me tiré sobre él. Él cayó sobre la cama, debido a la fuerza con que me tire encima suyo, mientras yo caía sobre él. Lo miré a los ojos y me percaté que su mirada demostraba sorpresa. Definitivamente no había esperado esto de mí. Antes de arrepentirme y salir corriendo con la cola entre las patas lo tomé del rostro con mis manos y lo besé.

¡VAMOS PROGRESANDO JAY! Ahora por favor no lo arruines.

Sus labios eran tan suaves, era como estar besando a una almohada de terciopelo. Se sentía tan malditamente bien y eso que solo chocábamos nuestros labios. Oficialmente eso no era un beso. ¿O sí?. Antes de auto-responderme a mi propio cuestionamiento él hiso un movimiento extraño con su boca que hiso derretirme por completo. Y sin nada más que decir, su lengua entró en mi boca chocando con la mía. Su sabor era adictivo.

Menta...

Estaba en el cielo y no había nada ni nadie que podría bajarme de allí.

-¿Interrumpo? -la voz de una chica se hizo presente en la habitación.

Mierda..

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