𓆩 𝐄𝐧𝐳𝐨 𓆪
Lo primero que hice al llegar a Madrid fue enviarle un mensaje a Ari, en el aeropuerto Elisa y decenas de fans esperaban mi llegada, alcancé a tomarme algunas fotografías pero el tiempo no fue suficiente para atenderlas a todas, mi corazón se parte cada vez que eso ocurre pero no puedo hacer más.
Dos hombres altos y robustos me llevan hasta la camioneta que me dejará en el hotel dónde voy a hospedarme, al subir saludo cordialmente al chófer y segundos después recibo una notificación, es mi princesa.
...Vogrincic, he llegado a mi destino, no olvides que te amo...
...Es hermoso, pero no tanto como tú, disfruta...
...Quisiera que estuvieras aquí...
...Me encantaría que estuvieras aquí...
Para muchos esto puede ser extraño, para mí no lo es, no es dependencia emocional, es amor, del más puro.
Todos los días al despertar lo primero que observo es su lindo rostro, su cabello hecho un desastre y esos preciosos ojos hinchados, sus mejillas con un ligero tono rojizo al descubrir que la observo, me encanta despertar así, cerca de la mujer que he decidido amar.
Luego nos levantamos, preparamos el desayuno juntos y tomamos una taza de café, al terminar ambos salimos a cumplir con nuestras responsabilidades.
Por la tarde al regresar al departamento la encuentro ahí, preparando algo delicioso, si llegó primero, me encargo de la cena y antes de que el día termine nos duchamos juntos, adoro cuando sus dedos se abren paso entre mi cabello esparciendo el jabón y amo cuando sus pestañas largas se pegan unas a otras por la humedad.
Pueden llamarme exagerado pero cuando tu persona favorita te acompaña en cada segundo de tu día, no sabes cómo lidiar con el estar lejos, sin su calor, sin su olor, sin esa esencia que a diario te beneficia.
♣︎
La noche ha llegado y de su mano viene la nostalgia, contemplo las sábanas lisas que cubren la cama del hotel y un suspiro se me escapa, quisiera tenerla aquí para darle un beso de buenas noches, para acercarme a su oído y decirle cuanto la amo.
¿Y si la llamo?
Niego con la cabeza, respondiendo a mi propia pregunta.
¿Por qué no?
Tomo mi teléfono y al entrar a nuestro chat toco el ícono de videollamada, suena un par de veces y en menos de un segundo aparece su rostro.
...Hola amor...
...Hola, ¿cómo estás?...
...Estoy bien, pero si estuvieras aquí estaría mejor, ¿que tal Madrid?...
...Todo bien, mañana a primera hora tengo una reunión...
...¿Pasa algo?...
...No sé si deba hacerlo...
...Sea cual sea la decisión que tomes sabes que te voy a apoyar pero sobretodo recuerda que mi amor por ti no va a dejar de existir, te amo Enzo y te amaré por el resto de mis vidas...
...Te amo más, voy a descansar...
...Suerte, no olvides llamar en cuanto tengas noticias, te extraño un montón...
♣︎
Elisa está junto a mí, es cuestión de segundos para que el productor llegue y comience a hablarme sobre el proyecto, estoy nervioso, he hecho esto varias veces pero en ninguna de esas ocasiones tenía tanto miedo a perder algo, ahora sí.
—Sea cual sea la decisión que tomes voy a apoyarte también, sé lo importante que es Ari para ti —sonrío apretando los labios, me gusta que al fin Elisa lo entienda.
—Buenos días, Elisa, Enzo, un placer tenerte aquí —estrecho mi mano con la del importante productor.
—Hace unos días le hicimos llegar el contrato a Elisa, ¿tuviste oportunidad de leerlo? —
—Sí, lo leí —el hombre sonríe.
—¿Tienes alguna duda?, con gusto puedo responderla —
—¿Aproximadamente cuánto tiempo durará el rodaje? —frunce el ceño y mira con sospecha a Elisa.
—Es difícil responder a tu pregunta, sabes que todo influye pero aproximadamente... de ocho a doce meses, ¿tienes algún otro proyecto? —niego con la cabeza.
—Ninguno, es solo curiosidad.
—Bien, entonces si esa es tu única pregunta y sí todo está en orden podemos pasar a la firma del contrato —paso saliva y mis manos comienzan a temblar, ha llego el momento.
Pone frente a mí una carpeta forrada de vinipiel, me entrega un bolígrafo y me mira con atención, volteo hacía la dirección de Elisa, en sus ojos hay empatía, sonríe y luego desvía la mirada, dándome espacio pero luego de pensarlo por un par de minutos la tinta negra comienza a manchar el papel, no hay marcha atrás, está hecho.
—Bienvenido Enzo, sé que tome una buena decisión al elegirte para este proyecto y espero que también te sientas cómodo con la decisión que tomaste, será un placer trabajar juntos.
♣︎
Al salir de aquel edificio decidí caminar por las calles de Madrid, sin rumbo, hasta que encontré esta cafetería.
Una chica se acerca a tomar mi orden y para no extrañar tanto a mi princesa pido un frappuccino, una pareja llega y toman lugar en una mesa que está frente a mí, son jóvenes, alrededor de unos veinte años, pienso en lo afortunados que son de tenerse cerca, y también pienso en todo lo que ha ocurrido desde aquella noche que el taxista me llevó a ese bar.
El cabello castaño y largo de Ari llamó por completo mi atención, su cara de pocos amigos me inquietaba pero cuando entró a los sanitarios y me entregó mis pertenencias pude notar su verdadera personalidad, alguien inocente y sin interés, un corazón noble de esos que extrañamente se cruzan en tu camino.
Recuerdo que esa noche no pude dormir, el azul de sus ojos no salía de mi cabeza, formando una tormenta que se llevó todo lo que tenía guardado y que me estaba consumiendo, la textura de su piel se me quedó tan bien grabada que siguió ocasionando escalofríos en mi cuerpo durante toda la madrugada.
Y cuando creí que ya no podía enloquecer más toqué sus labios y algo dentro de mí se activó, un deseo por recibir más de ella, una sed insaciable que hasta el día de hoy no ha sido controlada, nos hemos dado mil besos, nos hemos entregado decenas de veces pero no me es suficiente, quiero todo de ella, por siempre.
Nunca me había enamorado de esta manera, nunca imaginé querer dejar todo por alguien pero llegó ella, y ahora sólo quiero tomarla de la mano e ir a conocer el mundo, cada rincón y al terminar volver a hacerlo una y otra vez.
No me cansaría, no me aburriría porque ella es el ser más intelectual que pude haber conocido.
Arianna Álvez se merece todo y para poder entregárselo tengo que continuar aunque eso implique no verla en doce meses, no tocarla en trescientos sesenta y cinco días y no besarla en cincuenta y dos semanas.
Pero estoy seguro que estos 7,936 kilómetros no podrán contra lo que sentimos.
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