𝟐𝟐. 𝐇𝐀𝐁𝐈𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍 𝟐𝟔

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⪻ 𝐀𝐫𝐢𝐚𝐧𝐧𝐚  ⪼

Desde que conozco a Fernanda no ha hecho falta ir con ningún terapeuta, cuando necesito un consejo está ahí y espero que ahora no sea la excepción. 

—¿Pero qué quieres tú? —recarga sus codos en la barra.

—Quiero viajar, nunca he salido de aquí y sé que esta oportunidad no volverá a repetirse pero no quiero sentirme comprometida.

—Hazlo, vete a París, no debes sentirte comprometida, Enzo te pagó los boletos de avión pero los demás gastos correrán por parte de tu jefe, debes aprovechar y tal vez es momento de qué perdones a Enzo —frunzo el entrecejo con mucha fuerza, no entiendo porque mi terapeuta acaba de decir eso. —¿Qué? —

—Creí que lo odiabas.

—No puedo odiarlo, te ha hecho feliz, aparte siempre supe que lo perdonarías y que solo jugarías con Matías.

—No lo he perdonado Fer y por eso mismo no quiero ir, se puede malinterpretar y sobre Matías, nunca jugué con él, le dije que solo lo veía como amigo y compañero, le dejé las cosas claras desde el principio —baja la mirada y sonríe.

—¿Y entonces por qué estuviste a punto de besarlo? —levanto mis cejas, me ha hablado en un tono que nunca antes había ocupado al dirigirse a mí.

—¿Cómo sabes eso? —

—No importa Ari, solo responde.

—Fue el alcohol y vaya que fue una mala decisión porque Matías ni siquiera quiere dirigirme la palabra.

—Pues sea como sea, mi consejo es que regreses con Enzo, ¿lo quieres no? —

—Si pero eso no lo es todo, tu misma me lo has dicho en muchas ocasiones, creí que dirías que estuviera con Matías —dije el comentario con la intención de sacarle una sonrisa pero solo suspira profundo y me mira con fastidio.

—Pues si quieres estar con él hazlo, de todas maneras cualquiera de los dos está a tus pies. 

Pone algunos tragos sobre una bandeja y los lleva a la mesa correspondiente, no entiendo su comportamiento ni tampoco su manera de responderme, creo que ya la fastidié o quizás la suscripción gratis para sus servicios ha caducado. 

♣︎

Estoy preparando mi maleta con lo que Laura me sugirió llevar, Aranza presta mucha atención a lo que estoy haciendo, es muy inteligente y sé que se ha dado cuenta de que voy a dejarla, no quiero molestar más a Fernanda y por eso se quedará a cargo de María estas tres semanas. 

—No me mires así, bonita, que me siento mal —palmeo mis piernas y en unos segundos llega hasta ahí, se recuesta y lame mi brazo. —Estarás bien con María, no vas a morirte de hambre, eso te lo aseguro —estoy besando su cabecita pero el timbre ha sonado. 

Tomo a Aranza en mis brazos y camino hasta la puerta, observo por la mirilla e identifico el cabello castaño y rebelde de Enzo, Aranza comienza a desesperarse y la dejo en el sofá, mete la cabecita entre las persianas y le da golpecitos a la ventana, Enzo se acerca y comienza a mandarle besitos, aprieto los labios para no reírme y al controlarme decido abrir.

—Hola Arianna, vengo a ver a Arancita —levanto mis cejas y sonrío, es gracioso como intenta molestarme al no usar el diminutivo de mi nombre.

—Aranza está bien —conectamos miradas y sonreímos al mismo tiempo al recordar una situación graciosa. —Pasa —carga a la gatita y comienza a darle besitos por todas partes, en estos momentos le tengo una envidia colosal a Aranza.

Regreso a mi habitación para continuar con lo que estoy haciendo y para no interrumpir su convivencia padre-hija, busco en mi clóset un suéter negro que mi mamá me envió desde México, al encontrarlo doy media vuelta y observo a Enzo recargado en el marco de la puerta.

—Me asustaste —toco mi pecho.

—¿Tan feo estoy? —levanta ambas cejas pero lo ignoro y meto la prenda a la maleta. —Hace unos días pedí algo en internet y ayer en la tarde llegó a casa, mira —pasa sus manos hacía adelante dejándome ver una mochila que es especial para transportar mascotas. —Aranza también viene. 

♣︎

Aranza y yo hemos llegado al aeropuerto, a lo lejos identifico a Elisa, a Enzo, a Matías y a Nicolás, me acerco a ellos, apenas llego Elisa se va a una de las bancas, Matías me sonríe pero no de la misma forma de antes.

—¿Tienes todo listo Ari? —pregunta Nicolás.

—Sí todo listo. 

Por los altavoces anuncian nuestro vuelo, Matías se acerca y toca mi hombro.

—¿Qué asiento tienes? —reviso el boleto.

—12E —más que una respuesta parece una pregunta.

—Justo a mi lado —dice Enzo mientras sonríe victorioso.

—¡Que casualidad! ¡Yo también iré justo a tu lado Ari! —la gran sonrisa de Enzo se esfuma.

Subimos al avión y buscamos nuestros asientos, yo sólo sigo a los chicos pues nunca antes me había subido a una cosa de estas, mi corazón está latiendo demasiado rápido y mis manos tiemblan, tengo miedo de que algo vaya a salir mal y que ni siquiera lleguemos a un destino.

...Por favor a todos los pasajeros se les pide que abrochen sus cinturones y se mantengan en sus asientos, estamos a punto de despegar...   

Busco el cinturón y lo abrocho con torpeza, comienzo a percibir un movimiento extraño, cierro los ojos con fuerza y me sujeto de los reposabrazos tan fuerte que podría romperlos, creí que esa sensación sería la más intensa pero de pronto siento que algo se posa en mis piernas, abro mis ojos y las manos de los chicos están sobre mis muslos. 

♣︎

Después de casi quince horas al fin hemos llegado, la cabeza de Enzo está recargada en mi hombro derecho y la de Matías en el izquierdo, me da gusto que me hayan usado de almohada para dormir ya que yo no pude hacerlo con esa facilidad.

...Bienvenidos al Aeropuerto de París-Charles de Gaulle, por favor, permanezcan sentados y con el cinturón de seguridad abrochado hasta que el avión haya parado completamente los motores y la señal luminosa de cinturones se apague. Muchas gracias y buenos días... 

—Enzo... Enzo... —muevo ligeramente mi brazo pero parece que está desmayado. —Matías... Matías... —hago lo mismo pero ninguno de los dos reacciona así que toca hacerlo de manera brusca. —¡Enzo, Matías! —al fin abren los ojos, se enderezan y comienzan a tallar sus ojos.

Al bajar del avión Nicolás y Elisa buscan a los chicos y los llevan hasta una camioneta que ya nos está esperando, Nicolás le dice algo al conductor y luego de unos segundos comienza a avanzar. 

Los chicos y yo observamos con suma atención hacía el exterior, busco en mi teléfono mi ubicación y nos dirigimos a la Torre Eiffel, de pronto el conductor se desvía y mi ilusión de conocer tal monumento se va, aunque no me preocupa pues tengo tres semanas para recorrer estas hermosas calles. 

Merci dice Nicolás antes de descender del vehículo. 

Los tres elevamos nuestra mirada encontrándonos con la estructura del Hotel Beige, es hermoso este lugar y no puedo creer que estoy aquí, entramos y nos dirigimos hasta la recepción, Nicolás habla con el personal y luego de un papeleo le entregan las llaves que ahora son tarjetas. 

—Su habitación es la número 26 —Nicolás me entrega la tarjeta. 

—¿Su habitación? —pregunto, Enzo nos observa con atención.

—Sí, son como dos habitaciones pero están conectadas, por si Matías necesita algo —asiento con la cabeza, noto una mirada sobre mí y no necesito voltear para saber de quién se trata.


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𝐄𝐍𝐙𝐎 𝐕𝐎𝐆𝐑𝐈𝐍𝐂𝐈𝐂 - 𝐔𝐍𝐍𝐎𝐓𝐈𝐂𝐄𝐃 𝐄𝐒𝐒𝐄𝐍𝐂𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora