𝟏. 𝐏𝐎𝐑 𝐅𝐀𝐕𝐎𝐑

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𝐄𝐧𝐞𝐫𝐨 𝟐, 𝟐𝟎𝟐𝟒
𝐌𝐨𝐧𝐭𝐞𝐯𝐢𝐝𝐞𝐨, 𝐔𝐫𝐮𝐠𝐮𝐚𝐲

⪻ 𝐀𝐫𝐢𝐚𝐧𝐧𝐚 ⪼

Un nuevo año ha iniciado, quisiera quedarme y descansar pero las personas como yo tenemos que salir desde temprano a trabajar, el dinero no crece en los árboles ni las cuentas se van a pagar solas.

Salgo de casa refunfuñando y luego de esperar alrededor de cinco minutos aparece el bus que más me acerca al consultorio de la pediatra Susana, soy su recepcionista, el trabajo es fácil pero es un poco irritable que la mayoría de niños lloren al cruzar la puerta principal.

Mi turno termina a las cinco de la tarde, es verano y hace demasiado calor, agradezco que Eduardo tenga aire acondicionado en el bar, dónde mi segundo turno comienza.

Y ese es mi día, salgo de casa a las ocho de la mañana y regreso hasta las dos o tres de la madrugada.

Si no fuera porque deseo regresar a la universidad el siguiente año mandaría todo al carajo.

—Hola Ed —saludo a mi segundo jefe con una sonrisa, es un hombre amable y siempre me ha apoyado.

—¿Qué tal te fue Ari? —me encojo de hombros, no necesito responderle, sé perfectamente que mi cara lo dice todo. —Ten, toma esto.

Pongo la píldora en mi lengua y bebo todo el líquido del vaso de cristal, espero que este dolor de cabeza se vaya o los clientes no dejarán propina debido a mí mal humor.

El tiempo en este lugar se va rápido, sirvo trago tras trago, limpio las mesas luego de que se desocupan o trapeo el piso cuando derraman sus bebidas.

—En cinco minutos regresa Fer, sigues tú —asiento, mi hora de comida ha llegado.

María es la esposa de Eduardo, es la segunda persona en preparar la comida más rica, la primera es mi madre pero no la veo desde hace tres años.

—Espero te haya gustado, muchacha —me sonríe al entregarle el plato sin ningún rastro de guisado.

—Muchísimo, eres la mejor —me levanto y tomo mi mandil.

Antes de regresar a la barra decido ir al baño primero, de mi locker saco mi cepillo de dientes y mi maquillaje, son días calurosos y el sudor arrasa con el polvo rosado que me gusta colocar en mis mejillas.

Luego de unos minutos es momento de regresar a mi lugar, son las nueve de la noche así que aún tengo que lidiar con borrachos por un rato más.

La campanilla de la puerta suena avisando que alguien ha entrado, Eduardo se acerca a la barra, estira el cuello para observar de quién se trata, casi nunca lo hace pero cuando logro fijar mi mirada en el individuo entiendo por completo.

Lleva una gabardina negra, playera cuello de tortuga, lentes y gorra oscura, no soy de juzgar a las personas y menos por su vestimenta pero estamos en pleno verano.

Viene tan bien cubierto que es difícil distinguir si es hombre o mujer, pero entre más se acerca su mandíbula marcada resuelve el acertijo, es un hombre.

Llega a la barra y se sienta en uno de los bancos, lo miro fijamente esperando que haga su pedido pero está tardando demasiado.

𝐄𝐍𝐙𝐎 𝐕𝐎𝐆𝐑𝐈𝐍𝐂𝐈𝐂 - 𝐔𝐍𝐍𝐎𝐓𝐈𝐂𝐄𝐃 𝐄𝐒𝐒𝐄𝐍𝐂𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora