101. Dulce despertar.

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Al día siguiente cuando Arun se despertó, Reís estaba durmiendo a su lado, él la abrazó con fuerza y ella se despertó.

_ Buenos días, le dijo Arun y le dio un beso en la frente.

Reís se acomodó en su pecho y le dijo.

_ Buenos días.

_ ¿Estás bien?

Reís se río y le dijo.

_ Si, estoy bien, no tienes que preocuparte tanto.

_ No puedo evitarlo.

_ Si te soy sincera, creí que sería peor, antes de casarme mi nana me dijo que la primera vez dolía un montón; es verdad que duele, pero también me gustó, me sentí bien, feliz amada.

_ Entonces, ¿Te gustó?

_ Si, por cierto, ayer parecía saber lo que hacías, ¿Tú no eras virgen verdad?

Arun se quedó helado y le dijo.

_ ¿Eso importa?

_ Depende.

_ ¿De qué?

_ De con quién te acostaste.

_ Eso fue antes de conocerte.

Reís levantó su cabeza, se quedó mirándolo y le dijo.

_ Teníamos catorce años cuando te conocí.

Arun le dio la vuelta a Reís, dejándola debajo de él y le dijo.

_ Eso es el pasado, no importa, yo solo te amo a ti .

Arun besó el cuello de Reís .

Ella se molestó un poco al imaginar a Arun con otra mujer, ella frunció el ceño y le preguntó.

_ ¿La amabas?

Arun levantó la cabeza y le dijo.

_ Tu eres la única mujer que he amado en mi vida.

_ ¿Y porque tuviste sexo con otra?

_ En ese entonces yo no te conocía, se me presento la oportunidad y ya.

_ Eres demasiado hábil para haber sido cosa de una noche.

_ Bueno fueron unas cuantas.

_ ¿Cuantas?

_ Soy un caballero, no cuento ese tipo de cosas.

_ ¿Aún ves a esa mujer?

_ No, hace años que no la veo.

_ ¿Por qué?

_ Porque ella no es de aquí.

_ Si ella fuera de aquí, te hubieras casado con ella.

_ Claro que no, ella era mayor que yo, era una joven viuda que conocí una vez que acompañé a mi padre al puerto de Ludo.

_ ¿Es de la ciudad de Ludo?

_ Reís, para, yo solo te amo a ti, mi pasado es eso, tu eres mi esposa, la única mujer que amo.

Arun la besó y le dijo.

_ No te martirices con el pasado.

Arun comenzó a besar todo su cuerpo, acarició sus pechos, y con una mirada pícara le dijo.

_ ¿Crees que podamos hacerlo una vez más?

A Reís le dolían un poco las piernas y la cadera, pero su cuerpo se calentó al ser acariciada por Arun y le dijo.

_ Si, pero se gentil.

Arun chupó sus pechos arrancándole un gemido y le dijo.

_ Lo seré .

Él besó cada parte de su cuerpo, sus manos la recorrieron por completo, él acarició su hendidura, ella estaba húmeda y le dijo.

_ Parece que estás disfrutando esto.

Reís tocó su miembro endurecido con su mano, lo apretó ligeramente y le dijo.

_ Tu también.

Arun se rió y dijo .

_ Mi esposa es más asertiva de lo que creía.

_ Si me molestas no me quedaré atrás.

Arun se quejó ya que Reís lo estaba apretando bruscamente, él puso su mano sobre la de ella y dijo.

_ Eres muy brusca, afloja un poco tu mano.

Reís tenía las mejillas coloradas, ella estaba acariciando su miembro endurecido directamente, él la besó, y le dijo.

_ Mueve tu mano de arriba a abajo.

Reís obedeció, mientras ella movía su mano pudo ver el rostro distorsionado por el placer de Arun, a ella le gustó, le pareció adorable, le besó él cuello y lo mordió ligeramente, él gimió.

_ Me parece que tú estás disfrutando más que yo en este momento.

Arun la besó, le acostó en la cama y le abrió las piernas, acarició su entrada y le dijo.

_ Ya no aguanto, ¿Puedo?

Reís levantó sus caderas en respuesta, él sujetó con fuerza su cintura y la penetró lentamente, Reís dio un gritó, él dejó de moverse por un momento y luego continuó penetrándola, la besó en y le dijo.

_ ¿Duele?

Reís rodeó el cuello de Arun con sus brazos y le dijo.

_ Casi no, continúa.

Él comenzó a moverse, los gemidos llenaron la habitación, Reís aún se sentía adolorida, pero le pudo recibir mejor, sintió más placer que el día anterior.

Arun masajeaba sus pechos gentilmente, haciéndola vibrar de placer, Arun terminó dentro de ella, ella sintió que perdía la conciencia por un momento, pero no sé desmayó, se quedó aferrada a él hasta que su cuerpo se calmó.

Arun se quitó de encima de ella, se recostó a su lado y le dijo.

_ Lo siento.

_ ¿Por qué te estás disculpando?

_ No debí haberte tocado, debí dejarte descansar.

Reís se río y le dijo.

_ No soy tan débil como piensas Arun, estoy bien, además yo te permití continuar, si no hubiera querido en estos momentos tendrías un ojo morado.

_ Pero, ayer eras virgen, es mucha presión haberlo hecho tan pronto.

_ No todas las mujeres somos iguales, yo estoy bien.

Arun la abrazó, Reís entrelazo sus piernas con la de él y le dijo.

_ Te Amo.

la hija del DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora