102. No quiero esto.

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Amber fue a visitar a Reís y a Arun una semana después de la boda, ya que quería dejarles algo de espacio.

Cuando ella llegó, Reís se alegró mucho por su visita y le dijo.

_ Qué alegría que vengas a visitarnos.

_ ¿Arun está?

_ Si, se está dando un baño, enseguida bajará.

Ellas se sentaron a tomar el té mientras esperaban qué Arun bajará, Amber preguntó.

_ ¿ Y qué tal es vuestra vida de casados?

_ Bien.

_ ¿Solo bien?

_ Más que bien.

_ Pero cuéntame, ¿ Cómo fue vuestra primera noche?

_ No quiero hablar sobre eso.

_ ¿ No me digas que te avergüenzas?

_ Arun es tu mellizo, siento raro contarte ese tipo de cosas.

_ Bueno si sería raro, solo dime, estuvo bien.

Reís se sonrojo y dijo.

_ Si, mejor de lo que creía.

_ ¿Y tú cómo vas con el príncipe heredero?

Amber suspiró y dijo.

_ Con él todo está bien, solo me molesta un poco todo el protocolo que debo seguir para casarme.

_ ¿Has hablado de esto con Cailed?

_ Aún no, pero aunque lo haga nada cambiará, él solo me dice que aguante, que falta poco para que está locura termine.

_ Deberías hacerme caso y tomarte unos días libres.

_ Si, lo haré.

Arun entró en la sala y le dijo.

_ Ya te habías tardado en venir.

_ Mamá me ha pedido que les diga que vayan a casa de visita.

Arun se sentó junto a Reís pasó su mano por sus hombros y terminó tocando el pecho de Reís, aquello fue algo tan natural que Amber ya se imaginaba que habían estado haciendo esos dos durante toda la semana.

_ Reís vuelve a su trabajo en la tienda mañana así que no podrá ir, pero yo iré mañana a casa.

_ ¿Tan pronto vuelves a trabajar?

_ Si, llevar una tienda no es fácil y menos una tan grande, por eso solo me tomé una semana libre.

_ Supongo que tendrán que aplazar vuestra luna de miel.

_ Así es, quizás más adelante podamos ir de vacaciones a algún lugar.

_ ¿Tú ya has pensado a dónde irás después de casarte?, preguntó Arun.

_ Aún no lo he decidido, me gustaría ir a Montrier con los abuelos, pero aún no estoy segura.

_ Deberían de ir a algún lugar donde puedan estar solos, dijo Arun, no sé si estar con los abuelos sea buena idea.

_ Tienes razón, quizá deba buscar algún otro lugar.

Amber estuvo toda la tarde con Reís y con Arun, después volvió a su casa. Al día siguiente ella le hizo caso a Reís y se tomó unas vacaciones con la excusa de que quería pasar más tiempo con sus abuelos antes de que volvieran a Montrier; en esa ocasión sus abuelos solo se quedaron por tres semanas ya que debían volver rápido a su territorio, porque volverían nuevamente para su boda.

Cuando sus abuelos se fueron Amber se quedó una semana más en casa, en ese tiempo ella se sintió un poco más relajada, Cailed había ido a visitarla seguido, en eso días Amber se sintió tranquila y su estrés desapareció, aunque no le sirvió de mucho ya que al volver, volvía a sentirse como si estuviera atrapada dentro de una burbuja.

Los siguiente meses Amber iba al palacio y cumplía con sus obligaciones, pero ella solo deseaba salir corriendo a un lugar lejano.

El día de su boda Amber se levantó muy temprano en la mañana vio su vestido colgado en una esquina de su habitación, era precioso, era el vestido con el que ella siempre se había soñado casar, pero ya era el día de su boda y ella lo único que quería era escapar de todo el caos que conllevaba su matrimonio.

Ella sacó del armario un sencillo conjunto de túnica y pantalón, se ató el cabello en una cola alta con una cinta y salió de la casa sin que nadie la viera, ella tomó un caballo de los establos y se dirigió al palacio.

Cuando los guardias la vieron la dejaron pasar inmediatamente, ella se dirigió a la habitación de Cailed, había guardias en el pasillo, ella no quería ser vista así que busco otra entrada; ella subió por uno de los pilares del palacio hasta llegar al balcón de Cailed.

Era verano así que el balcón estaba abierto, Amber entró, Cailed dormía plácidamente en su cama, ella se sentó en el borde de la cama se quedó mirándolo durante un rato, cuando él se despertó y la vio en su habitación le preguntó.

_ Amber, ¿Qué haces aquí?, se supone que no debemos vernos antes de la boda, trae mala suerte.

_ No te preocupes por eso, no habrá boda.

_ ¿ Que?

_ Odio esto Cailed, le dijo Amber con lágrimas en los ojos, no quiero casarme.

Cailed la rodeó con sus brazos y le dijo.

_ Amber calmante, se que estas nerviosa, pero dentro de unas horas nos casaremos y todo habrá acabado, ya no tendrás que preocuparte por nada.

Amber negó con la cabeza y le dijo.

_ No puedo, no quiero esta boda, mi vestido es precioso, es con el que siempre soñé casarme pero no me lo quiero poner, en estos momentos solo quiero escapar lejos de aquí, lejos de todos.

Cailed estaba perplejo, él no podía creer que Amber estuviera abandonándolo el día de su boda, él tomó su rostro lloroso entre sus manos y le dijo.

_ ¿ Ya no me amas?

_ No es eso, te amo, pero no quiero esta boda.

_ Amber quiero casarme contigo...

_ Lo siento, pero no puedo, no quiero casarme así.

_ Entonces que quieres.

_ Solo quiero escapar.

_ Entonces escapémonos, vámonos lejos y casémonos en el primer pueblo que encontremos, sin amigos, sin familiares, solo tú y yo.

_ ¿De verdad?

_ Si.

_ ¿Pero qué dirán tus padres?

_ No me importa lo que digan, solo quiero hacerte feliz a ti, y si esta boda te hace infeliz, yo tampoco la quiero.

Amber abrazo a Cailed y le dijo.

_ Llévame lejos de aquí.

la hija del DuqueWhere stories live. Discover now