52.Cita doble.

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Cuándo Arun llegó a la botiga de madame Margaret, él se encontró a Cailed quien acababa de llegar y le preguntó.

_ ¿Qué estás haciendo aquí?

_ Amber me envió una carta citándome en este lugar, ¿Y tú qué estás haciendo aquí?

_ Amber también me envió una carta para que viniera aquí.

_ Supongo que tendremos que esperar ya que no la veo por ninguna parte.

_ Yo solo esperó no haber llegado demasiado tarde ya que sino tu hermana se pondrá como una fiera.

_ No creó que ella se haya ido, lo más seguro es que nos hará esperar un buen rato por puro placer.

_ Eso espero.

Ellos se quedaron parados frente a la botiga durante un buen, rato las jóvenes que pasaban por ahí se les quedaban viendo y les decían adiós con la mano, varias intentaron entablar una conversación con ellos sin embargo ellos las rechazan inmediatamente les pedían que se fueran ya que estaban esperando a alguien.

Cuándo Amber y Reís salieron de la botiga, ellos se acercaron a ellos inmediatamente a ellas.

_ Hola Reís, le dijo Arun a Amber.

Reís un poco avergonzada y con las mejillas sonrojadas le contestó.

_ Hola.

Amber le dio un golpe en el hombro a Cailed y le dijo.

_ Me alegró que no hayas llegado tarde, yo odio esperar.

_ Vine aquí tras que leí tu carta.

_ Bueno entonces andando, tenemos muchas cosas que hacer.

_ ¿A dónde vamos?

_ A dar una vuelta por la ciudad y a comer algo delicioso, tengo hambre.

Amber entrelazo su brazo con el de Cailed y les dijo.

_ ¿A qué esperan?, veamos.

Ellos se adelantaron y Arun le ofreció su brazo a Reís y le dijo.

_ ¿Vamos?

Reís tomó su brazo y le contestó.

_ Claro vamos.

Ellos caminaron por las calles atestadas de gente, hasta llegar a un restaurante que había al final de la calle ellos pidieron una mesa y pidieron varios palillos que se veían deliciosos.

Después de salir del restaurante ya había empezado a atardecer y Amber les dijo.

_ Ya que estamos aquí podríamos ir al mercado nocturno, siempre he querido ir.

Arun miró a Reís y le preguntó.

_ ¿Te parece bien que vayamos?

_ Si por mí está bien.

El mercado nocturno estaba en la parte oeste del reino así que ellos tuvieron que tomar un carruaje para llegar hasta ahí.

Cuando ellos llegaron el mercado ya estaba lleno de gente había muchas carpas en las que se vendían diferentes cosas, aquél lugar era muy animado, las calles estaban bien iluminadas, artistas callejeros tocaban música y daban un ambiente festivo a aquél lugar.

Cómo Reís provenía de una familia de comerciantes había visitado aquél lugar innumerable veces junto a su padre, ella le había contado a Amber sobré aquel lugar en una ocasión y ella se había mostrado interesada por aquel lugar.

Reís se detuvo frente a una pequeña carpa en la que una señora mayor estaba vendiendo frutas confitadas, ella compró unas cuantas y se las ofreció a ellos.

Aquellos dulces a Amber le encantaron y terminó comprando varias bolsas más, ella se las dio a Cailed y continuaron observando el mercado.

El mercado nocturno era para los plebeyos y por esa razón los nobles no solían visitarlo, pero desde que Reís le había hablado del mercado nocturno Amber siempre había querido ir, ella le había pedido a Arun que la acompañara repetidas veces pero él siempre se negaba, pero como Reís los estaba acompañando ese día él no podía negarse.

Mientras caminaban Amber dejo que Reís y Arun se adelantarán y ella se quedó atrás con Cailed, el al ver que los estaba perdiendo le dijo.

_ Los perderemos si no nos damos prisa.

_ Lo sé, por eso lo hice, quiero dejarlos un rato solos tal vez así pueden avanzar un poco más rápido.

Cuando Reís se dio cuenta que habían dejado atrás a Amber y a Cailed, ella le dijo a Arun.

_ Deberíamos volver a por ellos.

_ No lo hagas, lo más seguro es que Amber lo ha hecho a propósito para quedarse a solas con Cailed.

_ Pero...

_ Dejémoslo un rato solos.

_ Está bien.

Arun vio un pequeño tenderete de comida en el que había varios asientos y le dijo.

_ Sentémonos aquí un rato y después vamos a buscarlos.

Reís hizo caso a Arun y se sentó en una de las pequeñas mesas, una camarera les preguntó qué querían, como Reís ya había ido varias veces a ese lugar ya sabía lo que había así que pidió sin preguntar lo que había.

_ Tráenos dos sumos de fruta y dos bollos con carné.

La camarera tomó nota y se dio la vuelta a buscar lo que habían perdido.

Al poco rato la camarera volvió y les entregó su pedido, Reís le dio una moneda de plata y le dijo que se quedara con él cambió.

A Arun no le gusto que Reís pagará y le dijo.

_ ¿Por qué no dejaste que pagara yo?

Reís al ver a Arun tan incómodo porque había sido ella la que había pagado le dijo.

_ No te preocupes por eso, tómalo como un regalo de mi parte por las flores que me has enviado esta mañana.

_ ¿Te gustaron?

_ Si estaban hermosas gracias.

Arun sonrío satisfecho al escuchar que a Reís le habían gustado las flores que le había enviado, ella se deleitó un momento en su sonrisa y le dijo.

_ Come, los bollos de carné de aquí son deliciosos.

Arun dio una mordida a su bollo con carné y le dijo.

_ Vaya tienes razón, son deliciosos, nunca había comido unos bollos tan buenos.

_ Dudó que los hayas comido alguna vez, le respondió Reís es comida de plebeyos los nobles no suelen comer este tipo de comidas.

_ Que lastima, porque son deliciosos.

_ Sí lo son, mi padre y yo siempre solemos venir aquí de vez en cuando, lo hacíamos antes de ser nobles y al final se convirtió en una costumbre, no venimos tan seguido como antes pero igual lo hacemos.

_ Pues es una costumbre que a mí también me gustaría compartir contigo, la próxima vez que vengas me gustaría poder acompañarte.

_ No te molesta estar entre plebeyos.

_ No para nada, a mi eso nunca me ha importado, muchos de mis soldados son plebeyos y son excelentes, yo siempre los he tratado como un igual.

_ Entonces podemos volver algún otro día.

_ Genial.

la hija del DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora