78. La verdad

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Arun soltó a su hermana y le dijo.

_ ¿Y eso era lo que no me podías contar, que su familia se irá a vivir a la ciudad?

_ Su familia no se muda, solo se mudará ella, ella aún no lo tiene claro por eso no te  lo ha dicho, quiere empezar un negocio y dijo que le sería mejor vivir en la ciudad, como sabrás si ella vive  sola no podrás ir a visitarla como lo haces ahora, eso no estaría bien visto.

Arun se puso pálido y le dijo.

_ Por eso me preguntabas sobre qué pensaba sobré las relaciones a distancia, porque si se va a vivir sola no podré verla muy seguido.

_ Si.

_ Iré a hablar con ella.

Amber  detuvo a su hermano agarrándole el brazo y le dijo.

_ ¿A dónde crees que vas?, ella dijo que te lo contaría todo después del baile, espera a que ella te lo cuente.

_ Pero...

_ Por favor, no quiero que Reís se enfade conmigo.

Arun se sentía muy confundido y pensó que lo mejor sería esperar a que ella se lo contara y mientras tanto iba a poner en orden su mente.

_ Suéltame, no le diré nada.

_ Lo juras.

_ Sí lo juro, suéltame.

Amber lo soltó y le dijo.

_ Si le dices algo a Reís pondré serpientes en tu cama, así qué más te vale que no me estés mintiendo.

_ Esperaré a que ella me lo diga.

Arun se fue a su habitación, él se veía melancólico y triste, Amber se sintió un poco mal por él, pero había sido él quién se había empecinado a que le contará la verdad.

La verdad es dura, pesada y a veces hiere. Pensó Amber. No sé si es mejor quedarse con una mentira.

Se dio la vuelta y volvió a su habitación, Rose la estaba esperando y al verla un poco de caída le preguntó.

_ ¿Se encuentra bien señorita Amber?

_ Si Rose, solo estoy algo pensativa.

_ Ya le he preparado su baño.

_ Gracias.

Amber se acercó a su tocador y miró la pequeña caja con los gemelos que le iba a regalar a Cailed y dijo.

_ Espero que le gusten.

Después se dirigió al baño dónde le aplicaron aceites esenciales de flores y masajearon delicadamente sobré su piel, el baño había sido más largo de lo normal ya que ese día era un día especial.

Las sirvientas peinaron el cabello de Amber con pequeñas trenzas y  bellos broches de flores con diamantes, le pusieron un maquillaje suave natural, resaltando más sus ojos avellana, Mari le saco la caja en la que estaba guardado el vestido y le ayudaron a ponérselo.

El vestido era de color rojo vivo, con encaje en los hombros y un escote en forma de corazón, la falda era asimétrica, hasta las rodillas de adelante y hasta los tobillos de la partes de atrás, la falda era un poco suelta por las muchas capas de tela muselina y encaje con la que había sido elaborada, sus zapatos eran rojos de tacón atados con una cinta en los tobillos.

Amber se miró en el espejo, se veía hermosa, Leonard tocó la puerta con sus nudillos y preguntó.

_ Puedo pasar.

_ Si papá, pasa.

Leonard al ver a su hija le dijo.

_ Amber estás hermosa.

_ Gracias papá.

Leonard estiró la mano y le entregó una pequeña caja de regalo, al abrirla Amber quedó maravillada, habían hermoso collar de Diamantes.

_ Gracias papá, me encanta.

_ Pensé que te gustaría usarlo hoy.

_ Si, gracias.

Mari ayudó a Amber a ponerse el collar y preguntó.

_ Papá, ¿Cómo me queda?

_ Te ves preciosa, parece que acerté con tu regalo.

Amber le dio un abrazo a su padre y le dijo.

_ Eres el mejor, gracias.

la hija del DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora