—Yo te apoyare en lo que necesites—sabía que hablar con su familia sería algo que no podría hacer por sí mismo.

—Lo que necesito es que te quedes conmigo.

Mis mejillas se calentaron y me sentí mareado. Recuerdo que hace muchísimo tiempo mi papá me dijo que no sabía cómo se enamoró de mi mamá. Solo que hubo un momento en que su simple presencia y cercanía hizo que su ritmo cardiaco se acelerara. Que se sintiera como estuviera flotando en una nube. ¿Me estaba pasando lo mismo? O solo era la confusión de que hubiera aceptado que quería ir a Paris.

Había una frase por ahí que decía: El amor y los negocios no se mezclan.

El amor era demasiado complicado para enfrentarlo, yo no me sentía atraído de esa forma por él. Seguro solo era la emoción de saber hasta dónde podíamos llegar. Mi admiración por él me había llevado hasta ahí, a desear pasar más tiempo a su lado para aprender muchas cosas más. Si, definitivamente eras eso, ya que el amor era algo que estaba fuera de discusión en mi vida.

Narra Willow

Hace poco había llegado a Paris. Ahora me encontraba en el aeropuerto esperando a que llegara. Según la hora que me había dado no faltaba mucho. Así que decidí caminar por ahí para ver si encontraba alguna guía o mapas del lugar y ver donde podíamos hospedarnos en lo que teníamos un lugar permanente donde vivir.

Aun cuando estaba lejos de Inglaterra no dejaba de mirar nerviosamente a mí alrededor. ¿Y si todo había sido una trampa de Deim y de Charlotte para que me fuera de Inglaterra para poder rastrearme con facilidad? Entonces tal vez ahí era el lugar más seguro, aunque eso ya no importaba ahora. Ya estaba en Paris y solo me quedaba ser cuidadoso.

También era una ridiculez, porque parís es más grande así que es más difícil que me encontrara. Ya me estaba desviando del tema, ¿Dónde había un puesto para turistas cuando se le necesitaba? Bufé molesto. Busque entre mis cosas mi teléfono y sin querer me encontré con el collar que me había dado Elliot. En primer lugar, ¿Porque lo llevaba conmigo? Era un sucio traidor que me había engañado. Tome la joya con ambas manos y la mire fijamente. Sabía que no podía engañarme a mí mismo, lo quería. Y estúpidamente me arrepentía de haberme ido de Londres, pero no podía arriesgarme.

Quizá hice mal en no escuchar su explicación, pero... ¿Si hubiera sido su plan hacerme quedar más tiempo para...? Suspire y lo volví a guardar en mi mochila. Tal vez en un futuro podría tirarlo, pero ahora era incapaz. Que débil me había vuelto Elliot. Miré mi reloj de pulsera para saber en qué momento aparecería mi hermano.

Dios, estaba nerviosos, era la primera vez que lo vería después de nuestro último y desafortunado encuentro. Encontré por fin el celular y lo revise. Ninguna llamada ni mensaje. Algo lógico si tomaba en cuenta que el celular seguro estaba en modo avión. Tenía que confiar en que llegaría. Aunque si no lo hiciera no lo culparía. De repente el teléfono sonó, asustándome. Mire el número y me sentí aliviado de que fuera Ethan.

— ¿Diga?

— ¿Dónde se supone que estas?

—Estoy cerca de la entrada—dije mientras me metía a una tienda a ver si encontraba algo de lo que estaba buscando— ¿Ya has llegado?—oh rayos, estaba tan nervioso que había dicho una estupidez. Ahora tendría material para molestarme.

—No, sigo en el vuelo pero me gusta romper las reglas. Tal vez así el avión se caiga—suspiré, era un idiota.

— ¿Hace cuánto llegaste?

—Hace un par de minutos. Intento saber que mi equipaje no está perdido.

— ¿Aún sigues en esa infernal fortuna?

¡Bendito Whatsapp! (EDITANDO Primera parte)Where stories live. Discover now