Cap. 134

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Narra Willow

Hoy había salido una hora antes de clase ya que el último profesor no se había tomado la molestia de asistir.

No sabía que iba a hacer con una hora extra, por lo general los jueves después de clases, tenía exactamente media hora para llegar a mi trabajo en la tienda de mascotas. No me gustaba que las cosas salieran de mis horarios establecidos. No solía tener tiempo extra casi nunca, asi que estar libre era sumamente extraño; aunque fuera solo por una hora.

Salí del plantel y me dirigí a la tienda de revistas más cercana, aprovecharía el tiempo extra y trataría de aprender nuevas cosas sobre alta repostería. Quizá tenía suerte y aparecía el anuncio de alguna expo a la que yo quisiera y pudiera asistir.

—¡Willow! ¡Que coincidencia!—una voz que me parecía extrañamente conocida, sonó a mis espaldas, pero no le miré. Sabía perfectamente bien que no era una coincidencia que él estuviera aquí y mucho menos era una coincidencia que estuviera justo detrás de mi. Seguí caminando sin responderle, quizá así se iría — ¿A dónde vas con tanta prisa?—Que ingenuo fui.

—A un lugar. Deja de seguirme, por favor—pedí lo más serio y secamente posible.

—Pensé que podíamos pasear un rato. Hay algo genial que me gustaría que vieras.

Suspiré. No quería pasear con él y con nadie. No quería ver nada genial que él tuviese para mostrarme. Solo quería ir a la tienda de revistas y distraerme en la única hora que he tenido libre en mucho tiempo.

Me masajee una sien y suspiré. Necesitaba un cigarrillo, ya. Me detuve y lo miré.

—Apúrate—le ordené, quería que me dejara solo lo más pronto posible.

—No vas a creer lo que encontré en la librería—se veía entusiasmado.

—Muéstramelo de una vez—medio extendí una mano en su dirección. Él sonrió y yo no entendí el porqué.

—Es para ti—me dijo para luego entregarme una caja un poco grande, miré en su interior y allí estaban los utensilios para chocolatería que siempre había querido.

Una muy rara y exclusiva colección de artículos, utensilios y recetarios dedicados en toda su totalidad a la chocolatería clásica y gourmet.

De pronto, un viejo recuerdo de mi infancia invadió mi mente.

Flashback

No era justo, yo quería esa colección. Era la mejor y más bella del mundo. ¡Y solo habían fabricado la miserable cantidad de mil piezas!. Era obvio que se acabarían. ¿Por qué no eran conscientes de eso?

Bufé nuevamente, mi periodo de llanto había terminado hace poco y solo quedaba en mí la decepción.

—Realmente quería esos utensilios...—susurré, sentando en la parte trasera del auto de papá.

—Willow, no está bien hacer berrinches, ya eres un niño grande.

—¡Pero mami...! Yo quería...

—Sé que tu lo querías. Pero esta vez no fue posible conseguirlo y debes entender eso.

—Pero papá y mamá tienen mucho dinero ¿no? ¿Entonces porque no podemos conseguir uno?

—Porque se agotó—la masculina voz de mi papá intentó calmarme.—Lo que quiere decir que muchas personas se esforzaron por conseguirlo también.

—Pero fue culpa de ustedes que yo no tenga uno. Si me hubieran dejado ir con nana ayer por la noche, a dormir afuera de la tienda, hubiera tenido uno—e hice un mohín y me crucé de brazos.

¡Bendito Whatsapp! (EDITANDO Primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora