—no digas eso...

—Brian—lo sujete de los hombros y deslice mis manos por sobre sus hombros hasta poder encontrar sus manos— ¿A que le tienes miedo?

—No quiero dejarlos...—no me sorprendido en absoluto—necesitan que este ahí para que sepan que hacer.

—Ya no son unos niños.

—No, pero...siempre hemos estado juntos.

—Pueden seguir hablando por teléfono o por whatsapp.

—Pero ¿y si tienen un accidente? Sam está lesionado de su pie y Briana siempre se mete en problemas.

—No puedes evitar que tengan accidentes, así como no puedes evitar que crezcan—sí que tenía el síndrome de papá demasiado arraigado—Además, ¿no pasa tu hermana su tiempo con Ryder? Y que hay de Sammuel ¿No tiene una relación?

—Si...pero aún me necesitan.

—Brian...—apreté sus manos con algo de fuerza—por una vez no pienses en nadie ¿Te gusta confeccionar ropa?

—Si...—sonó bajo, pero audible para mí.

— ¿Fue divertido hacer el vestido?—una pequeña sonrisa se formó en sus labios.

—Si

— ¿Quieres ir a estudiar a parís y tener tu propia tienda de ropa algún día?—miro hacia todas las direcciones que pudo hasta que inevitablemente se volvió a encontrar con mi mirada—Dime que no es lo que deseas y prometo dejar de entrometerme.

Estaba siendo sincero, aunque me dolería un poco...yo estaba dispuesto a dejarlo seguir con su vida y ya no acercarme más a él. Porque tal vez todo este tiempo solo yo había tenido la idea de que él podía ser la persona más genial que había conocido. Cuando decidí meterme al club de costura, no pensé que me toparía con él. Tampoco imagine que me enamoraría de su trabajo y que encontraría cierta relajación al verlo tan concentrado mientras hacia un trazo.

Tenía demasiado que dar al mundo y lo estaba desperdiciando. La familia era importante, yo quería muchísimo a mi familia. Pero el lugar en donde yo estaba era demasiado simple. Siempre fui alguien que quería más para mí mismo. Desde el primer día que descubrí que me atraía la idea de usar vestidos o maquillaje. Tuve que decidir irme de casa en un intercambio a Escocia para cambiar de ambiente. Ahora lo único que quería era poder ir con él a Paris.

—...—se limitó a negar. Así que mis manos soltaron las suyas. Esa era su decisión y yo había perdido contra su conformismo.

—Bien, entonces no hay nada más que decir—me levanté tratando que mi voz se mantuviera tranquila—Fue un gusto trabajar contigo—me di la vuelta dispuesto a recoger lo que quedara de mis ilusiones. Pero juro que no estaba preparado para lo que iba a escuchar.

—No puedo Cecyll...no puedo decirlo—me giré lo suficiente para mirar su rostro. Esos bonitos ojos heterocromicos estaban cristalizados, él iba a llorar.

—No tienes que llorar ¡Vamos Brian! No pasa nada—me sentí confundido y culpable.

Traté de sonreír para controlar la situación, pero me tomo de la mano y me jalo hacia él. Pude sentir sus manos sobre mi cintura y su frente recargarse contra mi abdomen. Por primera vez no tenía idea de que tenía que hacer.

—Quiero ir a Paris...—apretó un poco su agarre—Quiero conocer el mundo de la moda a mayor escala, quiero saber que se siente disfrutar de algo que me gusta y quiero...—por instinto pose mi mano sobre su cabeza—Quiero ir contigo a crear más ropa juntos.

¡Bendito Whatsapp! (EDITANDO Primera parte)Where stories live. Discover now