-Willow...-sentí su agarre sobre mi brazo y me detuve instantáneamente. Miré directo a su rostro

- ¿Qué sucede?

-Nada en especial, solo que te vez bastante....mucho más distraído que de costumbre y yo...bueno...-después de sus tartamudeos puso algo sobre mi mano y lo encapsulo entre su mano y la mía- ¿Qué es esto?

-Pensé que ibas a necesitarlos. No me gusta del todo que fumes...pero si te hace sentir mejor-sobre mi mano descubrí una cajetilla de mis cigarros favoritos-Y no tienes que preocuparte, puedes disfrutar de tu día libre tranquilamente en tu casa-eso me hizo solo preguntarme como sabia el cual era mi día libre.

- ¿Te vas? --eso había sonado más solitario de lo que hubiera querido que sonara. Pero por una extraña razón; por algo que desconocía, sentí la decepción en mi pecho.

-No es que quiera dejarte realmente, es solo que mis abuelos quieren que les ayude con... algo en casa...algo importante-tomo su gorro y lo jaló ligeramente hacia abajo, tratando de cubrir sus ojos. El nunca hacia eso, siempre trataba de mirarme a la cara.

- ¿Estas bien?

- ¿Eh? Claro que estoy bien. No pasa nada-movió sus manos con rapidez mientras negaba.

-No parece que no pase nada-traté de acercarme y por algún motivo sentí las ganas de abrazarlo. Pero se movió dos pasos hacia atrás.

-No es algo por lo que tu debas preocuparte-su alejamiento me hizo sentir extraño. El siempre parecía estar tan lleno de energía y desbordaba demasiada felicidad. Era extraño verlo alejarse- Te veré mañana ¿De acuerdo?

- ¿Mañana?

-Tenemos clase de repostería mañana. Eres muy despistado Willow-desde el tono de su voz hasta su intento de sonrisa. Nada había ayudado a que yo alejara mi idea de que él se sentía mal.

- ¿Estás seguro de que estas bien?

-Muy seguro, hasta mañana-dio media vuelta y se alejó dejándome con una extraña sensación de vacío.

Narra Elliot

Me sentía raro por haberle mentido a Willow de esa manera. Igual pensaba que últimamente lo estaba hartando demasiado y mis emociones parecían caer siempre en picada estando a su lado. Yo era alguien que se consideraba fuerte y muy insistente. Pude ir con él a su casa o hacer que saliera conmigo, como otras veces en esta semana. Pero hoy no sentía tantos ánimos como me gustaría.

Me hubiera hecho sentir fatal que el me viera tan deplorable, seguro se aburriría y tal vez me hubiera echado de su casa. Aunque era verdad que mis abuelos me necesitaban en casa. Generalmente me dejaban hacer cosas por mi cuenta, sin hacer demasiadas preguntas. Pero hoy principalmente debía estar ahí. Tome el tren y después el autobús. El área en donde vivía estaba algo lejos del centro de Londres, un poco más apacible y tranquilo.

Cuando llegue respire profundo, necesitaría todo el valor mental que pudiera reunir.

- ¡Ya llegue!-exclame luchando porque mis piernas no me llevaran lo más lejos posibles y terminara irrumpiendo en la casa de Willow.

-Bienvenido a casa-me sonrió la abuela. Mientras colocaba unas hermosas peonias en un florero...justo sobre la mesa...mientras usaba ese vestido color negro que tanto odiaba.

-Veo que...ya llegaron-entre a casa y colgué mi abrigo en el perchero. Debía ser fuerte por ellos.

-Sí, las peonias más hermosas que pude conseguir -sonrió amablemente- ¿Cómo te sientes cariño?

-Yo...-había tanto que quería decir.

-Elliot, llegaste-mis palabras se ahogaron en mi garganta con la aparición del abuelo. Era un hombre bueno, pero cuando mamá murió empezó a sonreír menos y ser un poco más estricto conmigo-ve a cambiarte para que podamos salir lo más pronto posible.

¡Bendito Whatsapp! (EDITANDO Primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora