Tal vez solo había sido un sueño cruel, pero...los sueños también podían hacerse realidad.

Y en este momento ese simple pensamiento bastaba para lastimarme. Yo lo deje ir para que fuera feliz y precio que estaba pagando era más alto de lo que había imaginado.

Narra Elliot

Suspiré por enecima vez en tan solo diez minutos. ¿Como es que Willow podía llegar a ser tan jodidamente perfecto? Se supone que debía ser un rival honorable y pasar horas perfeccionando mis técnicas de pastelería para poder llamar su atención, pero...a veces era tan difícil. Además hoy era un sábado agradable y cuando eran apenas las cinco de la mañana no había muchas personas.

—¿Que puedo hacer para que me mires?—mascullé suspirando de nueva cuenta—Parece que nada te interesa realmente—fruncí el ceño y chasquee la lengua—Maldita sabana.

Una de las cosas que más odiaba cuando iba a espiar a Willow a su departamento era el hecho de que durmiera desnudo y sus estúpidas sabanas no se movieran ni un milímetro. ¿Acaso no sabían lo mucho que costaba llevar una larga escalera hasta su casa? Eso era ser muy insensato. Me moleste tanto que mi cabeza choco contra el vidrio haciendo más ruido del que hubiera querido. En este tiempo había descubierto que era de sueño muy ligero.

Cuando mi vista regreso dentro de la habitación mi pelinegro favorito ya se estaba sentando en la cama, malditas sabanas que me privaban de algo que deseaba ver con tanto interés. Pero este no era el momento de estar pensando en eso, por andar en las nubes Willow se acercaba hacia la ventana. La mayor impresión que sufrí fue ver que no llevaba nada encima. Instintivamente me lleve mi mano a la boca y eche mi peso hacia atrás. Lo cual había sido una pésima idea, termine cayendo con toda y escalera, no me fue tan mal ya que era un lugar rodeado de arbustos, por lo menos seguía vivo.

—Es más...grande lo que creí...—mis mejillas se pusieron calientes en un segundo. Se supone que no debía pensar en eso—Bueno ya tengo dieciocho años y es normal que piense en esas cosas—asentí ante mi inteligente analogía. Me levanté lentamente, no parecía haberme roto algo, pero seguro había obtenido muchos rasguños y mi muñeca me dolía un poco—La próxima vez seré más cuidadoso—pensé sacudiéndome las hojas, pero tuve que esconderme de nuevo.

Willow tenia una agenda que para la mayoría seria aburrida, pero para mi eran momentos perfectos para poder observarlo mejor. Los sábados por la mañana solía salir a correr un poco y yo me encargaba de acompañarlo para que no le pasara nada. Cuando lo vi alejarse lo suficiente de mi salí de mi escondite. Le gustaba hacer ejercicio mientras escuchaba música así que mis pasos pasaban desapercibidos.

¿Por que tenia que ser tan sexy? Es que solo verlo era como observar un monumento o algo así. Además que estaba seguro que más de una vez había atraído miradas de chicas y de chicos. Yo detestaba hacer ejercicio, pero valía la pena si podía estar más cerca de él, solo quería descubrir algo que llamara su atención. Incluso cuando yo tenia el cabello castaño decidid pintarlo de blanco para que por lo menos se burlara de mi, pero no obtuve nada a cambio.

—¡Wi-Willow!—me escondí detrás de un buzón y observe la escena. Una chica de falso cabello rojo le acababa de hablar a MI presa y se había atravesado en su camino para que el se detuviera—Es una coincidencia encontrarte por aquí, no sabia que te gustaba salir a correr.

—¿De donde conoces a esa chica? ¿Te gusta? Espero que no...—pensé mordiendo mi labio inferior.

—...—tragué saliva, las manos me sudaban mientras esperaba a ver si con ella tenia un comportamiento diferente—¿Quien eres?

—Cierto...no habíamos hablado antes—rio divertida y aunque sonara cruel me hizo sentir muy feliz—Mi nombre es Zeina Phoenix y vamos a la misma escuela. Una vez te devolví un libro que perdiste.

¡Bendito Whatsapp! (EDITANDO Primera parte)Where stories live. Discover now