—¡Señorita Leonor! —pasó a mi lado y se hincó en el suelo. Giré mi rostro lentamente hacia ella. Mi madre tenía una mancha rosa sobre su pecho, arruinando su lindo vestido blanco.

—Ma-mamá...—susurré y por fin supe dónde estaba. Me encontraba en la habitación de mis padres.

—Está muerta...—esa frase me cayó como un cubo de agua helada sobre el cuerpo—Usted la mató.

—No...—ligeramente—¡Yo no la mate! —grité lo más fuerte que pude, yo no podía haber hecho algo tan horrible.

—Tenías el arma en las manos cuando yo entre.

—...—Miré mis manos, estaba temblando. Ella tenía razón, yo también lo había visto. Cuando desperté yo la estaba sosteniendo—Yo no...—llevé ambas manos a sujetar mi cabeza—Yo no pude...no quería...no recuerdo nada.

—Tal vez lo hizo en uno de sus ataques de pánico—dijo ella mientras lagrimas resbalaban por sus mejillas—Oh, señorito, esto es muy grave.

Yo sufría pequeños episodios de ataques de pánico sin fundamentos. Donde podía hacer o decir cosas que normalmente no haría por un cambio en mi realidad o desesperación. Papá y mamá me habían llevado al médico y me receto unas pastillas muy bonitas de color azul para esos casos. La mayoría de las veces perdía el conocimiento.

—Yo...mate a mi mamá—el hormigueo que recorría mis brazos y mis piernas se estaba haciendo más grande. Mi respiración estaba alterándose. No quería tener otro ataque de nuevo. No quería dañar a Adeina también.

—Cálmese por favor, yo no permitiré que vaya al tutorial de menores. No es lo que su madre hubiera querido—dejó a mi madre en el suelo y empezó a acercarse. Obviamente retrocedí aterrado—Yo lo ayudaré, todo estará bien—dijo sujetándome de un brazo y sacando ese frasco de bonitas pastillas azules.

—No, ¡No quiero hacerte daño! —metió una pastilla en mi boca y la mastique a la fuerza. El sueño empezó a invadirme y termine recargado en su abdomen.

Tenía solo cinco años cuando perdí a mi madre y nunca iba a olvidarlo.

Un año después papá se casó con Adeina y ya nada fue lo mismo.

***

Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. Todo este tiempo creí que había matado a mi madre cuando en realidad había sido mi estúpida tutora. Mi respiración empezó a acelerarse. Me apresuré a correr hacia mi cuarto, pero como siempre estaba cerrado. Así que mi plan cambia a ir al baño del segundo piso. Entre tropezándome con mis propios pies, pero no me importo. Me levanté y cerré la puerta.

Abrí la gaveta de medicinas con desesperación, los frascos se cayeron y muchos se abrieron regando su contenido en el suelo. Levanté el frasco sema vacío de mis medicamentos. Ese color azul solo me hacía sentir peor que antes.

—Arien...—después de que nos habíamos vuelto novios, no había tenido que recurrir a los medicamentos. Sería estúpido para cualquiera, pero el color de sus ojos me calmaba. Miré hacia otro lado y mi vista encontró el frasco de pastillas naranja. Esas que mi madrastra usaba para dormir. Me agache y lo tomé—Tal vez sería más fácil terminar de una vez con todo esto.

Me metí en la bañera y me senté dentro de ella. Si fuera a morir no me gustaría caer de golpe al suelo, seria doloroso. Ya no podía perder nada y a nade le importaría si yo no estaba. Arien ya estaba con sus padres, en una linda casa japonesa. Jaden tenía un novio y Zeina tenía un amigo nuevo. Levanté ambos frascos, se veían un poco borrosos. Mi estado actual era lamentable.

—No puedes hacer esto Troy, aún te necesito—Genial, estúpidas alucinaciones.

—Tú ya estás en un lugar mejor, no creo que sigas pensando en mi después de un tiempo Arien—que tan bajo había caído que ahora escuchaba a mi pequeño pelirrojo en mi mente.

—Me hiciste una promesa ¿Lo recuerdas?

—¿Qué nunca volvería a atentar contra mi vida? —dije con una sonrisa. El había tenido que lidiar con uno de mis ataques en una ocasión.

—Que no ibas a dejarme solo.

—Ya no estás solo...—bajé ambos frascos y destapé el de las pastillas naranjas. Vacié un puño de ellas sobre mi mano derecha—Pero yo si lo estoy.

—¿Y el idiota ególatra? ¿Y yo? ¿Acaso no te importamos?

—Están mejor sin mi

—¡Deja de decidir las cosas por ti mismo! Tu no debes decidir quién quiere estar contigo

Eso...—mi alucinación tenía razón. Eso era algo que no tomé en cuenta. Si me suicidaba no iba a cambiar nada. No hasta que yo mismo quisiera cambiarlo—Te odio Arien...—mascullé dejando caer las pastillas en la bañera y tomé dos azules—Pero no sabes lo mucho que te extraño—me tome ambas pastillas. Las mastiqué hasta que no hubo rastro de ellas y no tardaron en hacer efecto—Te necesito.

Mis ojos se cerraron y me acomodé entre la bañera. Era una lata ser tan alto en algunas ocasiones. Había estado a punto de hacer la mayor estupidez de mi vida. Y otra vez ese pequeño me termino salvando sin siquiera saberlo.

Quería estar con él...pero era una pena que fuera tan difícil estar juntos.

———

Hola, yo sé que nadie se esperaba que subiera algo hoy. Pero digamos que tuve un motor de emociones muy fuerte y esto fue lo que salió. Espero les guste.

#PorUnWattpadMejor que sustituye al "continua, sigue, al fin, dedícame, yo quería tal pareja" viene auspiciado por.

#LaMusicaEsVida

Dedicado a:

aejkSlxt

loversyaoimore

AnaPaulaCasas

MelanthaAmina

Jabrinamendes

¡Bendito Whatsapp! (EDITANDO Primera parte)Where stories live. Discover now