5

103K 11.2K 8.8K
                                    

No puedo dejar de llorar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No puedo dejar de llorar.

En el instante en el que escuché a Bruno marcharse, comencé a hacerlo y ahora no puedo parar. La verdad es que no sé por qué lo hago.

Siempre he sido una chica sentimental. Suelo llorar porque estoy feliz, porque estoy enojada... Incluso, lloro cuando me siento agobiada. Pero, con tantas cosas que tengo en la cabeza, no sé cuál haya sido el detonante real ahora.

Quizás solo sea que he pasado por demasiado. Quizás sea el peso de todo aquello que me ha aquejado los últimos meses lo que me tiene con los nervios hechos un nudo.

La llamada con Génesis no hizo más que añadir una nueva mortificación a mi sistema. Lo que menos quiero, es que tenga problemas con Dante por mi culpa y, aunque no se escuchaba preocupada por tener que hablar con él, de todos modos, no puedo dejar de pensar en lo que debe estar pensando ese hombre de mí.

El teléfono en mi mano vibra y pego un salto en mi lugar. Es un mensaje de Génesis preguntándome si estoy despierta. Cuando le respondo que sí, me llama por teléfono.

—¿Ahí está el imbécil ese? —inquiere, sin siquiera dedicarme un saludo, pero agradezco que no se ande con rodeos. Eso es algo que siempre me ha gustado de ella.

—No. Salió tan pronto como colgó al teléfono con tu marido —replico, enjugándome las lágrimas—. Estoy bien, por cierto.

—Lo siento —dice, pero no suena sincera en lo absoluto. Muy a mi pesar, sonrío.

—Te odio —le digo y ella suelta una risotada.

—No. No lo haces —dice, con seguridad—. Me amas y lo sabes.

Ruedo los ojos al cielo, pero una sonrisa débil y triste amenaza con apoderarse de mis labios.

—No te hagas muchas ilusiones —mascullo, pero agradezco el desfogue de tensión que hemos tenido.

Suspiro.

—Hablé con Dante —dice, una vez que los ánimos han retomado ese tinte incierto de antes. El corazón me da un vuelco—. Lo puse al tanto de tu situación financiera. —Como si fuese capaz de verme abrir la boca para replicar, ella añade rápidamente—: Sin hacerlo conocedor de tu situación legal, claro está. Solo le dije que tenías problemas de dinero porque te habías quedado sin empleo, lo cual no es una mentira.

—Génesis...

—Fui cuidadosa, Andy. No te preocupes, ¿de acuerdo? —me corta, cuando nota que he empezado a ponerme de nervios—. Además, eso no es lo importante aquí. Lo importante es que lo he puesto al tanto de tu situación tanto como he podido y le he dicho por qué te ofrecí el departamento. Entiende el motivo por el cual no puedo ni quiero pedirte que busques otro lugar, y apoya enteramente que te quedes ahí el tiempo que necesites. Dijo, incluso, que, si necesitabas apoyo de cualquier otro tipo, se lo hicieras saber.

De nuevo tú ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora