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El teléfono de Andrea me manda directo al buzón

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El teléfono de Andrea me manda directo al buzón...

... Otra vez.

Suspiro, al tiempo que miro con impaciencia hacia todos lados, en busca de la cara de una chica que no sé si recuerdo del todo.

Andrea renunció a su trabajo esta semana. O, al menos, eso fue lo que me dijeron cuando llegué a este lugar hace más de media hora.

Tuve que esperar mucho tiempo para que alguien que de verdad supiera algo de Andrea se dignara a hablar conmigo. Fue la supervisora de turno quien me comentó que, justo el día que pasé al pent-house, Andrea había renunciado.

Por eso estaba en casa cuando llegaste. Ya había renunciado. No salió temprano.

El corazón se me hunde ante la idea de que pudo habérmelo dicho, pero prefirió no hacerlo.

Me habría encantado inspirarle la confianza suficiente como para que quisiera contármelo.

Suspiro, al tiempo que vuelvo a mirar alrededor.

No sé si esto vaya a servir de algo, pero tenía que intentarlo. No podía irme de aquí sin pedir hablar con su amiga, Karla. Sin intentar preguntarle a ella si sabe algo de ella —tomando en cuenta que Liendre dijo que estaba considerando la posibilidad de compartir los gastos con ella.

Un rostro familiar aparece en mi campo de visión, pero no es hasta que la veo avanzando hacia mí que sé que es la chica a la que busco.

Apago el cigarrillo que encendí y lo tiro en un contenedor de basura antes de encaminarme hacia Karla para encontrarla a medio camino.

Me saluda con un gesto de cabeza.

—Te ahorro las cortesías —dice, al tiempo que se abraza a sí misma—: Yo tampoco sé nada de ella. Ni siquiera me dijo que renunciaría. Simplemente, vino, renunció y se fue sin decir nada. Traté de llamarla, pero su línea ha estado muerta desde el miércoles. Fui al lugar donde viven y el portero dijo que acababa de mudarse.

El corazón me da un vuelco cuando recuerdo el extraño gesto de José Luis y su pregunta sobre Andrea.

Él sabía que se había marchado.

—Dijo que viviría contigo. —Trato de mantenerme en el aquí y el ahora.

Sacude la cabeza en una negativa.

—Conmigo no está. —Suspira—. Es como si se la hubiera tragado la tierra.

Aprieto la mandíbula.

Génesis tampoco sabe nada de ella. Acabo de llamarle a Dante para pedirle hablar con su esposa.

Ahora hay una pareja angustiada en el otro lado del mundo porque tampoco tienen idea de a dónde pudo haber ido a Andrea. Génesis dice que es imposible que haya ido a casa de sus padres, dada la relación tan fracturada que tienen.

De nuevo tú ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora