- Pues así soy, si no te gusta te aguantas.
- No he dicho que no me guste – dije cansada -. Dejémoslo – me rendí.
- A veces no te entiendo.
- Créeme, ni yo a ti.
Me senté en la orilla de los pies de la cama, quedando frente a él. Se puso a dar un par de vueltas por la habitación hasta que se calmó un poco.
Se acercó a mí y señaló hacia la almohada. Entendí lo que quería decir y me fui poco a poco arrastrando hasta quedar recostada en la cama y con la cabeza apoyada en los cojines que decoraban la cama. Vi perfectamente como se acercaba a la orilla de la cama y luego se subió de rodillas, quedando finalmente yo entre sus piernas.
Me miró preguntando por mi consentimiento. De mis labios salió una sonrisa lasciva y alcé mis manos para desabrochar el botón de su pantalón y bajar, lenta y tortuosamente, la cremallera en la entrepierna. Su miembro estaba notablemente agrandado y abultado.
Él sacó su pene del bóxer y lo colocó sobre la comisura izquierda de mi boca. Su mirada era de pura lujuria. Moví la cabeza y atrapé su glande con mi boca. Notaba como su excitación iba aumentando cada vez más con cada cosa que hacía, a la vez que su portentoso miembro.
Severus alzó los brazos, los apoyó sobre el cabecero de la cama y comenzó un suave vaivén, empujando su masculinidad en el interior de mi boca. Sus negros y rizados bellos púbicos rozaban mi cara en ocasiones.
Alcé una de mis manos y la coloqué alrededor de su envergadura, aplicando algo de fuera, provocando así que él se sintiera mejor y mientras que yo conseguía cierto control sobre sus actos. Cuando me cansaba echaba la cabeza hacia atrás y seguía masturbándolo con la mano.
Sentía como su miembro seguía creciendo en mi boca, hasta quedar en su mayor tamaño posible y totalmente duro y erecto.
La respiración de Sev era entrecortada por la mezcla de placer y de esfuerzo. A medio camino se quitó la camiseta por el calor y dejaba ver como el sudor perlaba su blanco y delgado cuerpo.
Con mi otra mano comencé a masajear sus testículos y poco después llegó a su clímax. Se corrió dentro de mi boca, a la vez que seguía acariciándolo con mi boca, lo que le hizo soltar sonidos roncos de placer.
Continué un poco más, él ya no se movía, se quedó a mi completa disposición. Para que yo parara tuvo que sacar él su sexo de mi cavidad oral.
- Yo quería seguir jugando – me quejé con voz infantil, a la vez que lamia su glande, el cuál aún estaba a mi alcance.
- Creo que ya has jugado demasiado – guardó con dificultad su miembro en el boxer, que ya había recuperado casi por completo su tamaño original.
- Gracias por la comida – le dije con picardía.
- De nada, pero no creas que esto acaba aquí.
- ¿Ah no? – pregunté inocentemente.
Se agachó un poco y se fue echando poco a poco sobre mí. Desabrochó mi pantalón corto y simultáneamente bajó con él mis bragas.
Se tumbó en la cama, quedando su cabeza a la altura de mis partes bajas.
Separó mis piernas y lamió desde mi entrada vaginal hasta mi clítoris. Una oleada de placer me abofeteó.
Repitió ese acto un par de veces, para luego centrarse en lamer con fuerza y brusquedad mi clítoris. Una vez que la humedad se hizo aparente, utilizó mi flujo como lubricante para meter dos dedos.
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Dark Shadow ~Severus Snape
ספרות חובביםQuién me diría que esa persona que un día conocí como un desconocido podría despertar en mí tanto interés. No sé en qué momento pasó, ni cómo fue que empecé a sentir aquello. Su nombre resuena siempre como un susurro dentro de mi cabeza... Severus S...
Capítulo 70 - Desenfreno
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