Capítulo 70 - Desenfreno

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- Pues así soy, si no te gusta te aguantas.

- No he dicho que no me guste – dije cansada -. Dejémoslo – me rendí.

- A veces no te entiendo.

- Créeme, ni yo a ti.

Me senté en la orilla de los pies de la cama, quedando frente a él. Se puso a dar un par de vueltas por la habitación hasta que se calmó un poco.

Se acercó a mí y señaló hacia la almohada. Entendí lo que quería decir y me fui poco a poco arrastrando hasta quedar recostada en la cama y con la cabeza apoyada en los cojines que decoraban la cama. Vi perfectamente como se acercaba a la orilla de la cama y luego se subió de rodillas, quedando finalmente yo entre sus piernas.

Me miró preguntando por mi consentimiento. De mis labios salió una sonrisa lasciva y alcé mis manos para desabrochar el botón de su pantalón y bajar, lenta y tortuosamente, la cremallera en la entrepierna. Su miembro estaba notablemente agrandado y abultado.

Él sacó su pene del bóxer y lo colocó sobre la comisura izquierda de mi boca. Su mirada era de pura lujuria. Moví la cabeza y atrapé su glande con mi boca. Notaba como su excitación iba aumentando cada vez más con cada cosa que hacía, a la vez que su portentoso miembro.

Severus alzó los brazos, los apoyó sobre el cabecero de la cama y comenzó un suave vaivén, empujando su masculinidad en el interior de mi boca. Sus negros y rizados bellos púbicos rozaban mi cara en ocasiones.

Alcé una de mis manos y la coloqué alrededor de su envergadura, aplicando algo de fuera, provocando así que él se sintiera mejor y mientras que yo conseguía cierto control sobre sus actos. Cuando me cansaba echaba la cabeza hacia atrás y seguía masturbándolo con la mano.

Sentía como su miembro seguía creciendo en mi boca, hasta quedar en su mayor tamaño posible y totalmente duro y erecto.

La respiración de Sev era entrecortada por la mezcla de placer y de esfuerzo. A medio camino se quitó la camiseta por el calor y dejaba ver como el sudor perlaba su blanco y delgado cuerpo.

Con mi otra mano comencé a masajear sus testículos y poco después llegó a su clímax. Se corrió dentro de mi boca, a la vez que seguía acariciándolo con mi boca, lo que le hizo soltar sonidos roncos de placer.

Continué un poco más, él ya no se movía, se quedó a mi completa disposición. Para que yo parara tuvo que sacar él su sexo de mi cavidad oral.

- Yo quería seguir jugando – me quejé con voz infantil, a la vez que lamia su glande, el cuál aún estaba a mi alcance.

- Creo que ya has jugado demasiado – guardó con dificultad su miembro en el boxer, que ya había recuperado casi por completo su tamaño original.

- Gracias por la comida – le dije con picardía.

- De nada, pero no creas que esto acaba aquí.

- ¿Ah no? – pregunté inocentemente.

Se agachó un poco y se fue echando poco a poco sobre mí. Desabrochó mi pantalón corto y simultáneamente bajó con él mis bragas.

Se tumbó en la cama, quedando su cabeza a la altura de mis partes bajas.

Separó mis piernas y lamió desde mi entrada vaginal hasta mi clítoris. Una oleada de placer me abofeteó.

Repitió ese acto un par de veces, para luego centrarse en lamer con fuerza y brusquedad mi clítoris. Una vez que la humedad se hizo aparente, utilizó mi flujo como lubricante para meter dos dedos.

Dark Shadow ~Severus SnapeWhere stories live. Discover now