Capítulo Extra. "Duncan Stone":

10.8K 925 89
                                    

P.O.V. ______:

Noviembre.

Max me apretaba la mano con fuerza, dejándola casi sin circulación.

Mordí mi labio para no gemir de dolor. No quería que Max se preocupara precisamente de mí ahora. Lo miré mientras intentaba dejar de morderse las uñas. Estaba segura de que si se quedaban sin nada que morder, empezaría con mis manos.

El timbre sonó y oí como soltaba un ahogado jadeo. Mis nervios estaban a flor de piel. La madre de Max se levantó y, algo nerviosa, fue a abrir la puerta. Miré a su padre, parecía estar a punto de sufrir un paro cardíaco. Respiré hondo, no sabía qué estaba haciendo aquí, pero si esto hacía que Max no se desmayara, lo intentaría.

-          Bienvenidos –escuché decir al padre de Max-.

Alcé la mirada. Un chico de la edad de Max y una mujer y un hombre de la edad de sus padres se encontraban delante de nosotros. Contuve la respiración hasta que Max habló.

-          Soy Max –se presentó-.

-          Yo soy Duncan –dijo el chico-.

Se examinaron el uno al otro durante un par de minutos, nadie dijo nada, como si intentaran no hacer esto más difícil. Me fijé en el atuendo de Duncan, llevaba puesta una camiseta lisa de color purpura y unos pantalones ajustados de color negro. Su cabello era marrón, corto y con el flequillo alzado. Eso me desanimó, se parecía mucho al estilo que Louis había adoptado. Una punzada me atravesó entera. Me recordé que estaba prohibido hablar, pensar y ver a Louis. Pero eso sería difícil de cumplir.

-          ¿Ella es tu hermana? O sea, ¿la nuestra? –preguntó un muy confundido Duncan-.

Reímos a la vez. –No –contesté-. Somos mejores amigos.

-          Creo haberte visto en alguna parte.

-          Oh, sí –dije algo ausente-. Salí con alguien un poco famoso… hace un tiempo.

Asintió, no queriendo saber más. Se lo agradecí mentalmente. Lo siguiente que pasó, no fue muy interesante, los padres preguntaban todo sobre sus hijos biológicos y, de vez en cuando Max y Duncan respondían lo que les preguntaban. Me sentí un poco fuera de contexto, pero Max hablaba conmigo cuando podía y Duncan me preguntaba cosas como “¿desde cuándo os conocéis Max y tú?” o “¿qué edad tienes?”. Cosas sin relativa importancia.

Durante unos minutos, la sala se quedó en silencio. Nadie hablaba. Nadie decía nada. Tragué saliva. Cuando me había decidido venir, tampoco contaba con silencios incómodos por parte de nadie… repito, ¿en dónde me había metido?

-          ______, así que eres amiga de Max –dijo Lola, la madre de Duncan, más o menos-.

-          La mejor –dijimos a la vez mi mejor amigo y yo-.

La señora sonrió. -¿Estudiáis en la misma universidad?

-          No, me matriculé en Oxford en septiembre, ahora estoy recibiendo clases online –comenté-.

-          Oh. ¿No te mudaste a la facultad? –preguntó Brandon, el padre de Duncan-.

-          Lo hice –afirmé-.

La pareja me miró confundida, intentando descifrar mentalmente lo que me había impulsado a dejar la facultad una semana antes y pedir clases online. Les costaría un rato adivinarlo, así que les ahorré la molestia.

-          Me ofrecieron la oportunidad de firmar un contrato discográfico este verano, solo reconsideré la oferta.

-          Así que eres música… -susurró Lola-.

-          Cantante, pianista, guitarrista y compositora –hice una lista con los dedos-. Es una pasión, en realidad.

Y otra vez un silencio.

Los Stone se fueron a los pocos minutos, dejándonos solos. Miré a Max, estaba embobado mirando hacia la puerta principal, por donde unos segundos atrás habían salido sus padres biológicos y el hijo biológico de los que hasta unos meses antes había considerado sus padres.

Lo abracé impulsivamente, rodeando su cintura con mis brazos y apoyando mi cabeza sobre su hombro. Su mano acarició mi espalda y sentí el peso de su cabeza sobre la mía. Estos momentos con Max, eran para estar callados, en silencio, como si todas las palabras ya hubieran sido dichas anteriormente.

Su mano hizo presión y me envió hasta su pecho, para luego él abrazarme con mucha más fuerza. Cuando escuché el primer sollozo, supe que todo lo que Max había estado necesitando era un abrazo, por parte de alguien. Sus padres habían ido a hablar a alguna parte, dejándonos solos. Me cabreé un poco con ellos. Para mi mejor amigo también era muy dura esta situación.

-          Tengo ganas de irme de aquí –escuché que decía-.

Me alarmé. -¿Quieres ir a algún sitio?

-          No. Quiero dejar este sitio. No aguanto estar aquí, es como si viviera en una pesadilla.

Pensé durante unos segundos. No tenía ni idea de lo que debía hacer. No podía animarle a que se marchara, sin siquiera saber si estaría bien o no. Pero entendía su posición, yo misma quería que se alejara de todo esto lo antes posible, para que no sufriera más daño emocional.

Una idea algo extraña invadió mi mente, pero era una buena idea. Era realista. Éramos maduros, necesitábamos espacio y, la mejor manera de hacerlo era seguir con nuestras vidas, en otro lugar, con otra gente. Pero siempre siendo los mismos. Sí, ese sería un muy buen futuro.

-          Podríamos mudarnos a Londres –solté de golpe-.

Sentí como su respiración se apagaba. -¿Qué?

-          Sí, si puedes esperar hasta que cumpla los dieciocho, podríamos alquilar un piso, con Rachel y Jude si quieren, el alquiles sería estupendo si fuéramos tantas personas –creo que mis ojos brillaban-. Un piso de tres habitaciones, eso sería genial. Podríamos invitar a mi hermano, amáis a mi hermano. O a Cleo y a Bethany.

-          Eso… sería estupendo –su sonrisa hizo que me alegrara aún más-. Podemos pasar estos meses discutiéndolo todo con los demás y mirando pisos, precios, alquileres, hablándolo con la universidad. Nuestros padres seguro que se alegran de que nos independicemos y que no convivamos con extraños –frunció el ceño-. En realidad, toda mi vida he convivido con extraños.

Lo pegué en el hombro y sonrió.

-          Era una broma, es gracioso si lo piensas.

-          No. No lo es.

-          Podríamos mudarnos en abril.

Rodé los ojos y reí. Sí, esto iba a mejorar. Las cosas iban a estar bien, solo necesitaban tiempo para estabilizarse.

Louis Tomlinson. Eso tenía que ser agua pasada.

Tenía una nueva vida que empezar.

Dios, eso sería más difícil de lo que parecía.

YouTube Girl |Louis Tomlinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora