Capítulo 55. "Patos mareados":

23.1K 1.2K 142
                                    

P.O.V. ______:

Un mes después.

-          Venga chicos, estoy intentando que no hagáis el pena en medio del escenario –dijo frustrada, estos chicos me matarían un día-.

Miré a los cinco sujetos que tenía delante, no era nada nuevo que no les salieran las coreografías, aunque después de estar una hora repitiendo la misma acción, mis esperanzas de mejora eran casi inexistentes. Esos chicos nunca cambiarían.

-          No podemos hacer una coreografía nueva sin equivocarnos al principio, lo sabes. Además, tampoco es que lo hagamos tan mal –se excusó Liam, el cual, por lo menos, podía decirse que estaba bailando-.

-          Sí, pero no puedo creer que no es salgan estos pasos. Estuve dos horas pensándolos para que os salieran –bufé, sentándome en el suelo ya cansada de repetir el mismo paso-. Diez minutos de descanso, ¿vale?

Miré al techo de la sala, había practicado esos pasos tantas veces que ya me parecían estúpidos hasta a mí. ¿Es que no tenían coordinación entre los pies y los brazos esos chicos? Bien, ya tenía eso más que aceptado, pero después de un mes intentando simplificar todos los pasos que se me pasaban por la cabeza, tenía la certeza de que esos chicos nunca harían mi trabajo más fácil.

De reojo los observé hacerse bromas unos con los otros, como si fuera más importante eso que no si verdadero trabajo. Harry estaba sin camiseta, haciendo bailes ridículos por la habitación. Rodé los ojos. Louis y Zayn estaban haciendo una pelea en cámara lenta para hacer reír a Liam y a Niall. Idiotas. No sabían cómo ser normales.

Las cosas con los fans ya se habían calmado considerablemente, aunque la prensa continuaba dándome de vez en cuando un poco de dolor de cabeza. Nada que no pudiera controlar.

Había estado un par de veces en Estados Unidos y en lo que llevaba de mes, fueron las semanas más emocionantes de mi vida: fans locas en el hotel, entrevistas que podía ver en directo, mil cosas por hacer y más. Sí, fueron unas semanas inolvidables. Lo bueno es que viajaríamos a París en un par de días. ¡Sí, a la ciudad del amor y la luz! Mi corazón palpitaba con fuerza cada vez que lo recordaba.

Mi relación con los cinco renacuajos era, sin duda, mucho mejor de lo que me habría esperado. Independientemente de su estatus social, esos chicos eras sinónimo de amistad y confianza, gracias a ellos había podido adaptarme mucho más rápido al cambio. Eran los mejores, aunque Max no se quedaba atrás. Él y yo estábamos las veinticuatro horas del día en contacto, era como si no estuviéramos en la otra punta del país uno del otro.

Papá y mamá me habían dicho que Eliot vendría en dos fines de semana, ellos estaban demasiado ocupados y, aunque no les gustara nada la idea, tenían que quedarse en casa. Creo que era algo duro para ellos ver como sus dos hijos mostraban ya su independencia. Aunque ya se figuraban que algún día pasaría.

No nos olvidemos de Louis, el chico de Twitter, él y yo casi teníamos un horario para hablar. Cada día intercambiábamos unos cincuenta mensajes. Él entendía lo ocupada que estaba y yo entendía que un chico de veinte tenía tareas importantes también. Tenía su número, por lo que no me preocupaba mucho el tema del acosador cibernético o, por lo menos, no tanto como para estar paranoica.

Nada era perfecto.

-          Bien, dejad de hacer el lelo y a practicar, tenéis veinte minutos antes de vuestro entrenamiento, por lo que os voy a machacar –dije poniéndome de pie, mirando a sus muecas de fastidio-. Vamos. Uno, dos, tres, cuatro… -conté mientras bailaban los cinco patos mareados-.

Sinceramente, siempre creí haberlo visto todo.

Estaba muy equivocada.

-          ¡Parad! ¡Mis ojos se derriten! –bramé para hacer que parasen, aunque mis manos en mi cara y haciendo la mueca que hacía no ayudaba para nada a que me tomaran enserio-.

-          Oh, vamos, tampoco es como si fuera posible –dijo Louis, corriendo hacia mí con los brazos abiertos-.

Me atrapó cuando intentaba huir. Esos chicos eran muy cariñosos, pero la parte de traviesos no se la quitaba nadie. Me elevó dándome vueltas en el aire, como tantas veces antes había hecho, pero yo seguía chillando por la sensación, ahogándome de la risa y haciendo que él se riera de mí por ello. Era todo un caso ese chico.

Cuando por fin acabó esa escena que hacía que mi seriedad se fuera al carajo, le pegué en el pecho, aunque con los músculos que noté debajo de la camiseta, dudaba que hubiera sentido el más mínimo dolor.

-          Oh, no, me matan tus golpes –dijo haciendo una mueca falsa y poniéndose la mano en el pecho-.

-          Tendrían que hacerlo –volví a golpearlo-.

-          Pero me amas –contraatacó, acercándose más a mí-.

-          ¿Si no lo hago vas a pegarme? –levanté una ceja ante su posición, estaba a unos veinte centímetros de mí y medía cinco más que yo, era un poco peleona yo-.

-          Yo no soy el que me da ideas –dijo levantando repetidas veces las cejas, haciendo una señal sugestiva con eso-.

-          ¡Qué asco! Si tan necesitado estás, búscate a una chica de compañía, amigo.

-          Nah, me gusta más la primera opción –dijo riendo-.

-          Pervertido.

Nuestras carcajadas seguro que se oyeron hasta en el piso de arriba, sin duda, con Louis tenía una muy extraña relación. Siempre teníamos este tipo de conversaciones, aunque nunca pasaban de la broma. Recordemos que era menor.

Si pudiera elegir que quien enamorarme, sinceramente, elegiría enamorarme de Louis siempre. Su risa, su sonrisa, sus ojos azules que llegaban a marear y su sentido del humor era una combinación que hasta a mí me chiflaba.

Miré a los lados, los otros cuatro gorilas nos miraban otra vez. Siempre lo hacían. Sin apartar la mirada. Como si estudiaran mis movimientos.

Extraño.

Les saqué la lengua, ya no me molestaba que hicieran ese tipo de cosas, aunque me seguía pareciendo raro en cierta medida. ¿Quién diría que esos chicos pudieran concentrarse tanto en alguna cosa? Wow, me parece haber presenciado un milagro.

Bien chicos, bien.

YouTube Girl |Louis Tomlinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora