CAPITULO 23

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POV POCHÉ

Estaba convencida de que seguir a mi corazón no era lo más inteligente, pero que carajos, ya había luchado con mi orgullo el tiempo suficiente, este beso se había convertido en el oxígeno que necesitaba, en las ganas de seguir con tan macabro plan para desenmascarar a los culpables de tantas muertes.

Calle me sujetaba como si tuviese temor de que me voy a ir en cualquier momento y no puedo culparla, ya eso había sucedido, sentí que el beso se tornó un poco salado y abrí los ojos, me despegue un poco sin dejar de sujetar sus mejillas, ella estaba llorando, estaba llorando tan desesperadamente que tuvo que inclinarse para esconderse en mi cuello.

- Shhh, cielo, ya está, no llores- dije tratando de retener mis propias lágrimas, ella y yo sabíamos lo que este beso significaba, nos estábamos perdonando.

- Lamento todo lo que paso, pero te juro que nunca supe que fue lo que hice en ese entonces, estaba tan drogada y no recuerdo nada- sollozo- siempre me jodi pensando en lo que pude haber hecho para que te marcharas.

¿Drogada?

¿Realmente puede ser que me haya equivocado al irme sin pedir explicaciones?

- Está bien, no tenemos que hablar de eso ahora, podemos aclararlo después, lo más importante ahora es hablar del presente- hice que posara sus dulces ojos color avellana mientras la guiaba al borde del muelle para sentarnos- debemos llevar esto con calma.

- ¿Qué es esto, Poché?- pregunto confusa- tú te vas a casar en tres me…

- Cancelare mi compromiso- la interrumpí antes de que acabara- me entere de que mi prometido está conspirando contra mí- vi su cara de querer asesinarlo- no te puedo dar todos los detalles, solo te pido que te mantengas al margen, estoy manejando el asunto internamente, si le damos el pre aviso de que lo sabemos no podrá llevarnos hasta el autor intelectual de todo esto.

- María José, te estas exponiendo demasiado y yo… no puedo estar todo el tiempo para protegerte- susurro.

- Lo sé, debo ser más precavida, lo de Canadá no se volverá a repetir- dije tajante.

- ¿Qué cosa?- cuestiono- ¿Exponerte o besarte con una perra?- esto se estaba tornando chistoso, la gran agente Calle estaba celosa, sonreí descaradamente- ¿Te atreves a burlarte de mí?

- Estas celosa- me miro con reproche- lo hice porque sabía que me estabas siguiendo, lo supe desde que te vi en el restaurante- mentí.

- ¿Lo de Bloody Moon también fue por eso?- cuestiono.

- No, ese día si salí para buscar con quién pasar la noche- reí- pero como siempre tú- mire sus labios- arruinando mis planes.

- Pues lo siento, pero hasta donde puedo recordar me dejaste esposada y tuviste todo el tiempo para buscar a esa zorra- reclamó.

- Pero no lo hice, fui a la habitación contigua y me toque pensando en ti- solté de golpe mordiéndome el labio y mirándole intensamente.

Ella me miraba con incredulidad, se acercó y me sujeto firmemente por la nuca mientras me plantaba un beso feroz, no sé por cuanto tiempo estuvimos así, besándonos intensamente, pero al separarnos podía sentir mis labios palpitantes y no solo los de mi boca.

El sol se había puesto dejándonos un ambiente fresco y maravilloso, hablamos durante mucho tiempo acerca de cómo serían las cosas de ahora en adelante, yo me contactaría con ella cada vez que tuviésemos el camino libre para vernos y frecuentemente estaríamos en contacto, yo debía buscar entre mis tecnologías algo que nos permitiera hablar constantemente sin que alguien más lo supiera, le dije que ya era tarde y que probablemente ya alguien nos estaría extrañando así que subimos a mi auto, la deje en un lugar en el que pudiese tomar un taxi y yo fui directo a la mansión.
El reloj estaba atestado de mensajes de Paula, Villa aun no había llegado por lo que supuse que aún estarían juntas, los mensajes eran de felicitaciones por todo lo que pudimos hacer en la misión y los hallazgos que hicimos en un disco duro que hurtamos.

Al parecer no habían notado mi ausencia, baje de la habitación con rumbo a mi despacho, me encontré con mi maravilloso prometido sentado en uno de los muebles con una copa de lo que parecía ser bourbon.

- ¿Se puede saber dónde has estado metida toda la tarde?- pregunto sin mirarme.

- No es de tu incumbencia, estaba resolviendo asuntos de negocios- respondí con dureza.

- ¿Negocios con esa policía de quinta?- demonios no…

- ¿Me has estado siguiendo?- cuestione.

- Eres mi prometida, Majito, debo estar pendiente de ti, no te estuve siguiendo, te vi casualmente cuando la recogías en su apartamento- dijo con mucha tranquilidad, tranquilidad que no me daba buena espina.

- Si, eran negocios con ella, estábamos hablando de la investigación, además no sé porque te estoy dando tantas explicaciones, yo no te reprocho cuando desapareces por días, entonces no me vengas a joder por una tarde- dije y salí del despacho dando un portazo, algo estaba mal, demasiado mal, sé que me había seguido y tengo la certeza de que presencio toda la escena en el muelle.

No es secreto entre ambos que no somos exclusivos el uno con el otro, no sé porque especialmente esta situación le afecta, a menos que…. Carajo, eso es, él debe saberlo todo, la historia entre Calle y yo, claro que lo sabe, debo ser más precavida y buscar la forma de cancelar el compromiso, debo hablar con Paula, me importa una mierda si ya no lo podemos utilizar como lo planeamos.

Sin esperarlo sentí como tiraban de mi cabello dejándome de rodillas.

- Escúchame bien, perra, estoy cansado de tu actitud, me debes compromiso y fidelidad, soy tu maldito prometido, nos casaremos en menos de tres meses, así que, más respeto, será la última vez que te burles de mi- me soltó el cabello y a la vez me dio una bofetada, sentí el sabor a hierro en mi boca- no seré mas tu títere- otro golpe pero esta vez fue su pie empujándome justo en el pecho, caí hacia atrás.

Mi ama de llaves apareció por el pasillo y se llevó las manos a la boca.

- Sal de aquí, sirvienta asquerosa, esto es entre mi mujer y yo- ella se quedó petrificada mientras me veía sangrar la nariz y la boca- QUE TE LARGUES- grito Mario, ella salió despavorida por donde había entrado.

Me quede en silencio, yo sabía que tenía el entrenamiento suficiente para reducirlo, había tomado clases de defensa personal, de judo y karate pero no lo hice, esta sería mi salida, Mario no sabía que había firmado su sentencia.

Me escupió la cara y sentí mi cuerpo arder en furia, lloraba de impotencia por no darle su merecido, pero debía ser inteligente.

- Desde hoy las cosas van a cambiar, “mi amor”, dijo mientras encendía un cigarrillo dándole una larga calada para luego apagarlo en mi abdomen, me retorcí del dolor, él se puso de pie y me pateo tan fuerte en el costado, estaba segura de que tenía una o dos costillas fracturadas, salió de la mansión y me dejo ahí tirada, hecha un ovillo.

- Claro que van a cambiar, “mi amor”, dije por lo bajo mientras me arrastraba hacia mi habitación

CONTRA EL TIEMPO (Caché)Where stories live. Discover now