3.- Nomofobia compartida.

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—Estás castigada.

Hallie hizo una mueca de disgusto al escuchar aquellas palabras.

—Pero, mamá...—pensó que si usaba dicho término afectivo, el castigo disminuiría.

—No, señorita, ¡es que no es posible!—interrumpió la mujer enfadada—. Lo olvidaste y ya ni porque tienes el celular a lado lo pudiste solucionar, qué te costaba poner una alarma, así serviría de algo ese estúpido artefacto, pero no. La señorita no escucha las indicaciones por estar sumergida en internet.

Hallie bajó la mirada a sus zapatos mientras escondía sus manos en las rodillas.

Diez minutos antes yacía en ese mismo sillón y en otra posición, con los pies arriba, recargando su cabeza encima de tres cojines, para así permanecer acostada pero lo suficientemente cómoda para seguir enviando mensajes instantáneos.

Le habían encargado el pastel de carne del horno y pasta de arroz en la estufa. Su tía había salido al centro comercial a comprar vasijas y bebidas para la ocasión.

Y Hallie solo había asentido sin siquiera escuchar, o tal vez sí lo hizo, pero al estar mirando el celular mientras recibía la indicación no prestó mucha atención. Era de esas veces que bajas un momento el smartphone de tu vista y te preguntas "¿qué me pidió que hiciera?". Luego siguió navegando en internet.

Hasta que su nariz le avisó que algo se estaba quemando. Se paró de golpe y recordó lo que debía vigilar. Acababa de arruinar la comida de su tío.

—No me quedas más que decomisarte el celular.

Hallie abrió con exageración los ojos.

—No—rápidamente pensó en que ya no podría enviarle mensajes a Zachary. Ya no existiría su plan de enamoramiento si dejaba de mostrar interés por internet—. Todo menos eso, no sé, puedes quitarme los permisos de salir, me quedaría aquí en casa después de clases.

—Claro—la mujer resopló—. Como si no supiera que tú prefieres mil veces encerrarte en tu cuarto y navegar en la web, antes de salir a la calle y socializar.

»Más que un castigo, suena a un premio. Y no, señorita, ya basta de tu actitud holgazana y ociosa.

Hallie suspiró aceptando su destino. Luego frunció el ceño cuando su tía googleó en internet cómo arreglar la comida, como si todo lo que estuviera escrito en la red fuera cierto y de única solución. Qué ejemplo, ¿no? Depender de las tecnologías.

Cuando la chica entró a su recámara si sintió un vacío, tuvo que prender su laptop para escuchar música de YouTube y relajarse un poco en medio del drama. Se tiró a la cama para llorar, hasta que la invadió un silencio. Levantó la cara y encontró un dinosaurio en la pantalla de su laptop.

— ¡Ay, por favor!— se quejó Hallie en un grito—. ¡No desconectes el internet!

—Te dije que no te ibas a salir con la tuya. Ahora ven y ayúdame a preparar otra vez la comida, antes de que Nicolás llegue a su fiesta sorpresa.

•••

No fue tan malo después de todo comer pizza para celebrar el nuevo puesto de su tío en la empresa. De hecho, Nicolás llevó regalos costosos para su esposa, y para Hallie.

Las sonrisas reinaban en la habitación, excepto para la joven que sentía que solo compraban su amor con obsequios.

El timbre sonó y Hallie se levantó para abrir y despejarse un poco.

— ¡Adivina!—le sorprendió la voz extasiada de su vecina—. Tu nombre está en el sorteo.

—¿De qué hablas, Sam?—Hallie cerró la puerta luego de avanzar un paso hacia afuera. No quería que sus tíos escucharan la conversación con su amiga, a veces era loca. Bueno, más loca que ella.

—Estaba robando de tu internet, como de costumbre, pero luego se fue la señal y entonces vine aquí a tu casa para saber lo que sucedió, antes de tocar me encontré con tu correo postal y me tomé la libertad de abrirlo. ¡Entraste a la rifa del nuevo Uphone Z!

—¿Qué?—Hallie rió incrédula, ese celular costaba más de lo que ella podría ganar en toda su vida si estudiaba una carrera de arte.

—Sí, mira—explicó su amable vecina Sam—, al pertenecer a la compañía durante más de cinco años, contratar un plan mensual para datos móviles, y renovar cada año el celular, la empresa te ha invitado mañana a su evento del nuevo lanzamiento del teléfono.

—Pero yo ya recibí mi nuevo equipo, fue el que le regalé a Zac. ¿Recuerdas? Nuevo celular...

—Lo sé pero no tiene nada qué ver—le animó—. Allí concursas por tu derecho de miembro consumidor. Vamos, tenemos que ir, no perdemos nada.

—Estoy castigada, no creo que me dejen.

—Oh vamos, me la debes—reiteró Samantha—. Yo te di la idea de darle un celular a Zac por su cumpleaños, ya quisiera que me dieran algo así, pero nadie está enamorado de mí para hacerlo. Necesito ese nuevo celular, si tú te niegas, yo con gusto me lo quedo.

Hallie le dio un golpe cariñoso en la cabeza.

—Eres tonta, obviamente yo me lo quedaría si lo gano. Ahorita me quitaron el mío, es parte del castigo.

—Por eso dejaste de responderme... ¡Y con más razón necesitas uno! Ves, vayamos.

—Es imposible decirte que no—esbozó una sonrisa Hallie—. ¿Mañana a qué hora nos vemos?

—Opino que a las seis.

—¡Es muy temprano!—bostezó la joven rubia.

—Lo sé, parece día de escuela en domingo, pero contando con que son más de quince mil usuarios participando, y que quiero alcanzar una silla y estar hasta adelante, yo creo que es buena hora.

—Bien, suena comprometedor.

—Y estarán cadenas televisivas, podremos ser captadas por NDEI.

Hallie asintió. Tal vez si salía por televisión, Zachary la voltearía a ver, cosa que no hacía en el colegio. O eso creía.

N/a: Prácticamente este capítulo es nuevo, en la primera edición no estaba

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N/a: Prácticamente este capítulo es nuevo, en la primera edición no estaba. Así que no se saquen de onda jajaj. ¿Vieron que puse varios guiños de la primera novela? :3

No olviden comentar y votar, es así como recargo baterías para actualizar xd 

¿Contigo sin Internet? (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora