14-. Segunda lección: Aceptar.

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Cinta adhesiva.

Sí, eso requería Zachary para guardar silencio camino a casa de Hallie.

—Dices una palabra más y juro ponerte la cinta adhesiva que me sobró—condicionó Hall. En la biblioteca los pequeños lectores no sabían hacer nudos con la cuerda, así que ella decidió usar la cinta.

—Bien, me callaré—artículo Zachary.

—Te lo advertí—anunció empujando el codo del chico, con un movimiento brusco intentó sacar la cinta de su bolso—. ¿Espera que dijiste?

—Adelante, hazlo—alzó los brazos como si se estuviera entregando a la policía.

«Permiso concedido» pasó por la mente de Hallie. Ésta, estiró la cinta y cortó con los dientes la medida para cubrir la boca de Zachary.

Sé preguntó si eso contaba como beso, era un mínimo porcentaje de salivas compartidas ¿No?

Gracias a ese pegamento selló aquellos labios rosados, ahora tenían pinta café debido al plástico que traspasaba.

Y no le importó a Zachary, él solo quería caminar a su lado, en silencio o con ruido, le daba lo mismo. Estar cerca de ella era lo que disfrutaba.

Sin embargo, Hallie detestaba escuchar el estrépito callejero, el desplazamiento de los autos, gente conversando, tiendas y puestos.

Recordó que había llevado consigo audífonos. No dudó un segundo más para colocárselos. Aquello precisamente llamó la atención del tecnófobo.

—Pues sí, he traído el celular todo el día—amenazó Hallie al recibir esa inevitable mirada de desprecio—. ¿Algún problema ¿Te transmito las ondas electromagnéticas? No, porque tú eres tú, y yo soy yo.

«Eso no tiene sentido» hubiera contestado él, si tan sólo pudiera hablar. Pero su situación era peor que utilizar cubre bocas.

La chica se ajustó sus audífonos y subió hasta el volumen máximo de la banda "The 1975". La había descubierto unos días atrás, y quedó flechada con aquellas canciones que no paraba de escuchar.

Zachary rodaba los ojos, oía a tal grado de escuchar la letra perfectamente. Incluso memorizó el coro "Ella no puede ser lo que necesitas, si solo tiene diecisiete. Solo son chicas, chicas rompiendo corazones". Y dado caso que Hallie tenía aquella edad, se preguntaba si quería transmitirle un mensaje.

«No, claro que no, solo es música» se decía. ¡Rayos! Era tan difícil callar sus pensamientos, deseaba hablarle, preguntarle sobre bandas musicales. Debido a su tecnofobia únicamente usaba tocadiscos y casetes con piezas pertenecientes a ese período.

Anhelaba de vez en cuando haber nacido en otro siglo. Todo era más agradable, a su parecer. No obstante, si fuera cierto, jamás hubiese conocido a Hallie. Y para él, ella era lo mejor de la época en que vivía.

Suspiró por dentro y aceleró el paso. Hasta el momento habían caminado despacio, sin embargo, en cuanto más veloz llegaran, más rápido borraría esos pensamientos. O eso creía.

Las personas de su alrededor los miraban extraño, parecía un secuestro voluntario. Todo por aquella cinta, nada más faltaban las sogas y listo.

—Es aquí—señaló su edificio.

Zachary le dio un vistazo subiendo la mirada. Para ser de un edifico de cinco pisos le parecía un tanto descuidado, los ladrillos rojos daban la impresión de firmeza pero no para fiarse. Quizás habitaban diez familias dentro, dos por piso. Quizá si se cooperaban podía arreglar el ascensor, pintar esa puerta estrecha color vino y comprar una nueva escalera de emergencia, ésta se veía oxidada.

¿Contigo sin Internet? (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora