- ¿Qué ha pasado? – movió la varita y todo quedó tal y como antes.

- Empezó a ebullir y... cuando me quise dar la vuelta ya había explotado. Quizás en vez de descubrir lo que estabas buscando has descubierto una sustancia explosiva.

- Sería demasiado raro – dijo mientras me guiaba, cogiéndome de la cintura, hacia el despacho.

- No sería la primera descripción de una sustancia que a altas temperaturas y en estado gaseoso reaccionaran con el aire y formaran una explosión.

Me sentó en el sillón y levantó la manga de la camisa hasta la altura casi del hombro.

- Es la última vez que te quedas ahí tu sola.

- No es la primera vez ni será la última, ambos lo sabemos.

- Al menos mientras haya algo que no se sepa como puede salir, podría haber sido mucho peor, no quiero ni imaginármelo.

- La vida tiene sus riesgos intrínsecos, yo ya he rozado la muerte un par de veces.

No contestó a ese comentario, se levantó a por una pomada y comenzó a aplicarla donde sangraba la zona.

- Ay – solté un involuntario quejido ante el tercer paso por la helida

- Lo siento, intentaré ser más cuidadoso.

En ese momento me di cuenta de que en frente mía estaba una chica con el pelo rizado y bastante abultado, de un color castaño. Me sonaba de algo.

- Hola – le dije con una sonrisa a la chica, que miraba estática, aunque la sonrisa se sustituyó al poco en una mueca de dolor.

- Señorita Granger – dijo Snape en voz neutra – ya le he aclarado lo que quería, así que no sé que hace aquí.

Al pronunciar Severus el apellido de la chica caí en quien era.

- Pero Señor, yo...

- Granger, largo.

Apenada la chica cogió el pergamino que tenía delante y se fue. Antes de cerrar la puerta, y aprovechando que él profesor aún estaba ocupado intentando cerrar las heridas, le dije gesticulando con los labios "si tienes algún problema ven a mí". La chica parecía sorprendida, pero asintió insegura y cerró la puerta.

- Malditos Gryffindors... - maldijo entre dientes.

- Tranquilo.

- Creo que esto ya está listo, al menos he conseguido que se formara una débil cicatriz, la herida era profunda.

- Gracias – le dije con una sonrisa.

Él me la devolvió y nos dimos un escueto beso en los labios.

- Como comprenderás, en tu estado no podemos practicar hoy hechizos.

- Ya van unos cuantos días que no.

- Cosas de la vida.

- Entonces... ¿Que quieres que hagamos ahora?

- ¿Tienes algún plan en mente? – me miró como si pudiera leer lo que estaba pensando.

- Podríamos... Retomar tu idea de ayer de acostarnos y hablar tranquilos y... bueno, yo estoy abierta a algo más.

- Eras una señorita muy astuta. Adelante, guíame a mi propio infierno – me dijo en el oído.

Me abrí paso por sus habitaciones hasta llegar a su cuarto. Donde me di la vuelta y lo miré con una sonrisa picarona.

- Lyra, eres mi completa perdición.

Dark Shadow ~Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora