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Sakura se detiene en seco cuando a sus oídos llegan las palabras de Yamanaka— Eso no te incumbe, Ine. —la morena la observa, al igual que Sasuke— Mis sentimientos no son problemas en los que debas inmiscuirte.

¡¿Cómo osaba responderle?! Eso la sulfuró aún más de lo que ya estaba al saber que tuvo una cita con Sasuke.

Dispuesta a mandar sobre su mejilla la mano derecha, el moreno la detiene y Sakura empieza a sonreír, creyendo que la ayudaba. Pero toda esa alegría se desvaneció cuando el Uchiha abrió la boca— No vale la pena, Ine. Ella se metió en la conversación.

Sakura baja la cabeza entristecida por la rudeza del azabache— ¡Más vale alejarte de él! —Hiro aparece y ambos morenos caminan lejos de ambos.

/Tercero "C"/primera hora/

Un par de muchachas se acercan a la banca de Sakura cuando ésta entra y toma asiento.

— ¡Eres una cualquiera!

— ¡Sí! —con aire prepotente— Ingresas a la familia sólo para quitarle a Ine-san lo que le pertenece.

— Sasuke-sama es de Ine-san, ¿Entendiste zorra?

— ¡Cállense-dattebayo! —al voltear, quedan pasmadas cuando observan la mirada de odio en los ojos de Naruto; el segundo al mando— Déjenla tranquila.

Sakura no entendía bien qué pasó, pero si la ayudaba, debía ser agradecida— Naruto, gra-

— No. —detiene sus palabras con el levantar de su mano; el rubio estaba sentado en su pupitre a espera de alguien— No malentiendas. —suspira— No lo hago por ti. —la pelirrosa parpadeó seguido— Es para que Hiro no tenga problemas.

Sakura arruga las cejas y se acomoda en el asiento. Su mente estaba confusa con todo lo sucedido en la mañana y eso sólo le provocó tristeza y enfado.

Hiro ingresa al aula y de un segundo a otro, Naruto empieza a emanar flores y alegría. Se levanta rápido para abrir la silla y que éste pueda tomar asiento con ayuda de su caballero dorado. Sin duda alguna, para todos los presentes, su actitud era sumamente extraña y cuando el rubio se da cuenta, aparecen venas en su frente— ¡¿QUÉ MIRAN?! —con el puño al aire en contundente amenaza, retoman la postura hacia la pizarra; al unísono.

Hiro decide actuar sereno y sin dar un espectáculo mayor, accede a su ayuda. Naruto se sienta en su puesto y del bolsillo de su pantalón saca un caramelo de canela.

Sus liliáceos ojos brillaron por un instante cuando notó que era de sabor favorito— Gracias, Naruto-kun, pero no me gustan los dulces. —con pesar tuvo que rechazarlo para notarse más masculino frente al rubio y dejara de tratarlo tan... tan...

— ¡ENTONCES DIME LO QUE TE GUSTA-TTEBAYO! —si la caja de chocolates y el dulce no eran de su aprecio, debía preguntar, para que el siguiente obsequio sea recibido con agrado. El estruendoso grito atrajo las mirada de sus compañeros, otra vez, y volvieron a ser amenazados. Parecía adoptar una forma zorruna su rostro cuando realmente estaba fúrico el Uzumaki.

— Basta, Naruto-kun... —lo sostiene de la manga y sus ojos lo calmaron como un sedante.

— Hiro-chan —el mencionado voltea y se topa con la firme mirada azul de Naruto— Si te veo comiendo caramelos, compraré muchísimos y te obligaré a comerlos, ¡¿entendiste-dattebayo?!

Hiro parpadea una par de veces y luego sonríe con amabilidad— Está bien, Naruto-kun. —el corazón del rubio aceleró como cohete— No sabía que Naruto-kun tenía un lado dulce. —sonrojó ante esas palabras y la imagen de su dulce sonrisa. Un gesto que hacía de Hiro un bello ángel.

Estaba en shock al verla así. Pensaba en cómo nadie se daba cuenta que era tan femenina –a su modo– y le alegraba que sólo él disfrutara de aquello.

Entra el maestro y el rubio se levanta asustado, pero con una sonrisa enorme de oreja a oreja— ¡Hola Iruka! —el maestro se acerca y golpea su cabeza con los libros de matemáticas que llevaba consigo.

— ¡MÁS RESPETO, NARUTO!

/Lunes/Guarida de Sasuke/20h03/

Una reunión se llevó a cabo esa noche. Era común que, cada cierto tiempo, se reunieran para platicar y fortalecer lazos; para formar una familia sólida.

En una esquina, cerca de unos viejos palos gruesos, se encontraban Hiro y Sakura; los nuevos.

Les llamaba la atención la manera en que todos reían y conversaban. No parecía una pandilla, sino un club. Pero no se dignaban a acercarse. Sakura no quería hablar con nadie que no fuera Sasuke, quien estaba ocupado con los demás, y Hiro no sentía necesidad de hablar con nadie. Después de todo, él estaba allí para cumplir con la orden de que Sakura y Sasuke formaran una relación.

La pelirrosa y el peliazul se mantenían de perfil bajo, hasta que las luces de un vehículo los distrae.

De él, se baja una muchacha alta, de cabello marrón peinado en un par de bolitas, ojos curiosos y seguros de sí, y un sutil estilo chino en su vestimenta.

Se acerca al moreno con una sonrisa amigable. A la distancia en la que estaban los nuevos, y por la concurrencia de personas, no lograban escuchar las palabras que cruzaban los conocidos.

— Veo que la pandilla ha crecido desde la última vez que los visité. Ya deberías dejarlo. —Sasuke rueda los ojos. Ine y Naruto se aproximan al ver la visita que conversaba con el azabache— A Ino no le gustaría verte de cabecilla en una banda de este tipo.

— Oye, no tienes derecho a nombrar a mi hermana. —expresa molesta.

— Ahora sí es tu hermana, ¿no? —comenta con el afán de no dejarse menospreciar por la hermana de su difunta mejor amiga— Porque, que yo recuerde, tú siempre le decías que se muriera. Así que quien no debe mencionarla eres tú.

Herida hasta tal punto. La ira y las ganas de llorar llegaron como un rayo y, tirando la gaseosa al suelo, deja el sitio con la cabeza baja. Naruto va tras ella.

Sakura observó la escena y se acercó por simple curiosidad; Hiro la seguía en silencio.

— No debiste decir eso, Tenten.

— ¿Por qué no?

— Sabes que el accidente fue mi culpa y no me gusta que nadie hable de ello.

— Está bien, no volveré a mencionarlo.

— ¿Mencionar qué? —Sakura aparece y los ojos de Sasuke se dirigen a Hiro, ignorando por completo la presencia e intromisión de la pelirrosa.

— Hiro, vamos.—lo toma de la camiseta y lo hala sin su consentimiento. Ya no quería estar rodeado de personas fastidiosas.

— Sakura-san ven con- —la chica observa a la castaña de perfil. Sabía que esa chica nueva y de gran presencia conocía algo del Uchiha y no dejaría pasar la oportunidad.

— Tranquilo, Hiro. Estaré bien. —hace un ademán y se aproxima a la chica de estilo chino y facciones finas con una sonrisa llena de amistad y curiosidad.

Hiro no estaba a gusto con la decisión de su custodiada, y no era por temor a que alguien en el sitio la fuera a lastimar, sino que le incomodaba alejarse del barullo y estar a solas con alto muchacho y jefe de la pandilla, a la cual pertenecía ahora.

Y por alguna razón, no podía negar el impulso de ser guiado hasta un sitio tranquilo, lejos de las voces, risas y música.

Besos y abrazos en papel... :3

Dulce GuardaespaldasWhere stories live. Discover now