Cita 54: Todoroki Enji.

9.3K 911 682
                                    

—Este es el último lugar, espero tener suerte.

Levantaste la mirada ante el imponente edificio frente a ti; no esperabas menos de una de las agencias de héroes más grande del país, y donde ahora mismo dejarías tu última esperanza de poder obtener trabajo.

Hace un tiempo que buscabas trabajo, de lo que fuese, pues necesitabas el dinero para tu uso personal. No es que fueses pobre y la necesidad habitase en tu morada, pero los gastos cada día eran más grandes y con el salario de tu madre no alcanzaba para todos.

Te mordiste el labio mientras empujabas la gran puerta de vidrio para entrar a la recepción del edificio. Hace poco que revisaste por internet que en el recinto necesitaban un asistente temporal, y aprovechaste de venir para dejar tu currículo personalmente. Tal vez así te tomaran con seriedad que enviándoselo por correo.

Te acercaste al mesón de recepción para hablar con la chica que estaba allí, pero un cuerpo corpulento apareció frente a ti de espaldas y habló primero con la chica, quitándote el turno.

—Oye, yo estaba antes —dijiste, le habías tomado del brazo para que prestara atención, pues el tipo era muy grande en comparación a los demás. Él se giró al ver que le estabas tocando—. Espera tu turno.

—Qué insolente eres, niña. —Su molestia se notaba por las expresiones de disgusto en su rostro. Te mordiste la mejilla por dentro para no soltar algún improperio cuando el hombre se giró otra vez, dejándote con el disgusto.

No te dejaste pisotear y te acercaste a su lado al frente del mesón, golpeándole el brazo con tu codo para tomar territorio. Le dejaste la carpeta sobre el mesón a la joven recepcionista, indicándole que era para el puesto de trabajo que solicitaban. En ningún momento el hombre te interrumpió mientras hablabas con la recepcionista.

—Bueno, ahora mismo no están disponibles para una entrevista, pero puedo dejarte una hora agendada para que vengas. —La opción de la chica te pareció razonable, por lo menos tenías una mínima oportunidad de mostrar tu potencial para el puesto y preparar la labia.

—Deja ver. —El mayor le quitó la carpeta a la recepcionista y la abrió para leer tu currículo. No dijo nada más y solo se limitó a leer. Frunciste el ceño al ver que la chica no le decía nada por tomar algo que no le era de su interés.

—Señor Todoroki, ¿Cuándo estaría disponible para agendar una hora para las entrevistas con los candidatos?

El nombre con el que llamaron al tipo de mal genio te parecía conocido. No sabias de dónde habías escuchado ese apellido, pero cuando lo viste más detalladamente te diste cuenta de que era el mismísimo dueño de la agencia. Era tan diferente verlo sin su traje y sin las llamas de su bigote y barba encendidas.

Tu cara palideció al darte cuenta de que le gritaste a tu posible jefe hace menos de 2 minutos atrás. Bajaste la mirada cuando este te miró después de cerrar la carpeta y dejarla bajo su brazo. Podías sentir su mirada taladrar en tu nuca, esperando ver tu reacción por reconocerlo.

—Ahora.

Ambas se sorprendieron por la respuesta que dio el héroe. Tragaste con dificultad al ver como el hombre daba media vuelta y entraba por una de las varias puertas del recinto. Miraste a la recepcionista sin saber si seguirlo o no, a lo que ella te dio una seña con la cabeza para que sí lo hicieras. Asentiste nerviosa y fuiste detrás del hombre.

Pudiste alcanzarlo y no perderte por los pasillos de la agencia, la puerta daba a un corredizo, donde había otras habitaciones conjuntas. Entraron a la primera puerta para llegar a lo que sería como una pequeña sala de reuniones, que tenía igualmente un conjunto de cafeteras.

Te quedaste parada sin saber que hacer, hasta que el hombre te indicó tomar asiento mientras este preparaba algo en la máquina. Unos minutos después se encontraba al frente tuyo sentado, ambos con una taza de café a la mano y el releyendo tu currículo mientras empezaba la entrevista.

—¿Por qué quieres el trabajo? —Preguntó, te sobresaltaste ante su voz, pues estabas concentrada mirando la taza al frente tuyo con tal de no mirarlo.

—Pensé en que puedo hacer lo que requieren en el cargo —dijiste levantando la mirada para verlo a los ojos. Esos ojos penetrantes que te dejaban sin aliento. Trataste de mantener el contacto, pero su mirada era tan fuerte como su aura. Desviaste la mirada hacia las máquinas en una esquina—. Tengo experiencia como asistente y aprendo rápido como funciona la organización.

—Me estás hablando de tus capacidades —dijo soltando el papel con recelo sobre la mesa—, eso ya sale en el currículo. Quiero saber tus verdaderas intenciones; no contrato gente mediocre.

Tragaste con fuerza. Toda esa valentía que demostraste antes de saber que él era el jefe se fue por la borda por culpa de los nervios que te carcomían en ese momento.

—Necesito el trabajo.

—¿Para? —preguntó esperando continuación.

—Quiero valerme por mi misma, sin la necesidad de pedirle a alguien cuando puedo obtenerlo sola. —Soltaste mirándolo a los ojos—. Estudiar y trabajar, para que en el futuro me vaya mejor.

—Ambición.

—Llámelo como quiera, —El ambiente pesado iba decayendo cada vez más al poder hablar con naturalidad de tus deseos del futuro—, quiero ser la mejor en mi área, y para eso necesito estudiar duro y ganar experiencia. Es por eso por lo que necesito el puesto.

Un suspiro pesado salió del hombre, para luego soltarlo tú. Después de ese pequeño relato, el mayor siguió con pequeñas preguntas para conocer un poco de ti y tus aspiraciones. No iba a decirlo, pero, aunque tenías el carácter de un cactus, tus ambiciones concordaban con la imagen de la agencia.

Pasó aproximadamente una hora hablando sobre lo que constaría el trabajo y respondía las preocupaciones que tenías sobre este mismo.

—Bien —dijo levantándose del puesto, cosa que copiaste al ver que te entregaba la carpeta con tus documentos. Por un momento pensaste en que no te había seleccionado, pero la sorpresa fue después—, deja esto en la recepción. Y pide una hora conmigo para ver sobre tu contrato.

Pestañeaste varias veces antes de asimilar lo que te decía. Cerraste la boca, que antes estaba abierta de la sorpresa, para dejar apreciar una sonrisa de felicidad. Una sonrisa que el Todoroki mayor no olvidaría, y menos si después de eso te abalanzaste sobre él en un gran abrazo.

—¡Qué haces, niña? —dijo por el sorpresivo afecto. Hace mucho que no recibía un abrazo, y que una extraña nueva subordinada lo hiciera, así como así, le desconcertaba.

—¡Gracias, gracias, gracias! —gritabas feliz mientras lo abrazabas y dabas saltitos de alegría. No esperabas quedar en el puesto, y menos después de molestarlo al principio. Le soltaste, pero le tomaste de las muñecas, apretándolas entre tus pequeñas manos. Le agradeciste con la mirada—. No lo voy a decepcionar, se lo juro.

Ahora sí lo soltaste por completo y te despediste para luego salir de la sala y dirigirte a la recepción. Antes de salir por completo por la puerta, te diste vuelva, viendo como el hombre se sentaba donde mismo. Se dio cuenta que aún no te ibas.

—Qué sucede ahora —preguntó al verte aún ahí.

—Se me olvidó decir perdón por lo de antes —dijiste—, lo siento.

El Todoroki mayor se cruzó de brazos y miró a otro lado, restándole importancia al asunto.

—Como sea, ya vete. —Asentiste.

—Hasta luego, jefe.

Cerraste la puerta tras de ti y te dirigiste a donde el mayor te mando. La sonrisa en tu rostro se amplió por obtener el trabajo. Aunque, en el fondo, estabas un poco emocionada por trabajar con el héroe, y esperabas que él estuviera emocionado por ti.

Cita 54: ??/10

Citas a ciegas [One Shots | BNHA]Where stories live. Discover now