Especial 3: Kirishima Eijirou.

23.6K 2.5K 1.4K
                                    

Especial 1k lecturas.

Miraste el atuendo del chico; sus ropas gastadas y rasgadas, la sangre falsa saliendo de su boca, y la cicatriz irreal de su brazo lo convertían en un zombie, un lindo zombie.

Estabas sentada en el sofá de tu sala de estar.

—¿Qué dices? A que está genial —dijo dándose una vuelta para que vieras mejor el traje.

—Sí, te queda estupendo, pero...

—¿Sí? dime —dijo mientras dejaba de moverse y mantenía una sonrisa en su cara.

—Kirishima, es media noche. ¡¿Qué haces acá?! —Estabas confundida, tenías sueño y la saliva seca en tu cara no era muy bonita.

El chico pensó un poco antes de decir cualquier cosa.

—Quería verte. —Se sonrojó por lo que dijo y evadió tu mirada apenado.

Te mordiste el labio para no gritar de ternura. Ahora mismo te preguntabas por qué no se disfrazó de ángel.

—Y porque venía a invitarte a una aventura —dijo. Lo miraste extrañada—. ¡Vamos al cementerio!

Abriste los ojos de la impresión y tu rostro se transformó en una mueca de desagrado y temor.

—¿Qué? ¡Kirishima! ¿Cómo se te ocurrió eso? —exclamaste exaltada, pero bajaste la voz al recordar que era muy tarde.

—Eh, bueno. Es una apuesta con los chicos —dijo apenado, rascándose la cabeza.

Lo miraste con una ceja alzada.

—Quiero que me acompañes, ¡Así podremos estar un rato juntos!

—¿Seguro no es porque tienes miedo?—preguntaste dudosa.

—¡N...no! —tartamudeó—, ¡no es de hombres tener miedo, ni de héroes!

No estabas segura de que si lo que dijo estaba bien, pero dejaste la conversación hasta allí. Te levantaste del sofá y caminaste hasta tu cuarto. El chico solo miraba tus movimientos. Antes de desaparecer por el pasillo, le hablaste.

—Ya vuelvo, iré a cambiarme.

El rostro del pelirrojo se transformó por la hermosa sonrisa que mostraba.

—¡Sí!

xxx

—¿Seguro que no es peligroso? —preguntaste al pelirrojo mientras este saltaba por la reja de metal.

—Tan seguro como mis sentimientos hacia... —Se calló de imprevisto y empezó a ponerse nervioso—. Eh... sí es seguro, si te pasa algo yo te atraparé.

—Esta bien —dijiste mientras empezabas a escalar la reja, ya estabas en la punta—. Aquí voy.

Bajaste con cuidado, pero pisaste mal al último momento. No pasó nada grave, pues el chico te había afirmado de los brazos.

—Gracias, Kirishima —dijiste separándote.

Este asintió y te soltó. Miraste alrededor, lo único que distinguías eran algunos árboles y el camino hacia las tumbas.

—Vamos —llamó el chico unos pasos más adelante, caminaste hasta su lado y emprendieron paso hacia el fondo del recinto.

Estaban a oscuras, ninguno de los dos se les ocurrió traer algo para alumbrar. El silencio sepulcral del cementerio era ahogador, y lo único que se escuchaba eran los bichos de la naturaleza.

Citas a ciegas [One Shots | BNHA]Where stories live. Discover now