Cita 58: Amajiki Tamaki.

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El sonido del timbre de tu casa resonó hasta tus oídos. Estabas en el salón esperando a tu cita, Tamaki.

Fuiste hasta la puerta y la abriste para ver como no había nadie, saliste un poco y miraste para ambos lados solo para encontrarte al chico posado en la pared con la cabeza escondida.

—¿Tamaki? —dijiste, este se asustó al escuchar tu voz haciendo que se escondiera mucho más sobre si mismo.

Suspiraste al verlo tan nervioso, ya habías tenido citas con él y aún seguía igual que siempre, aunque poco a poco iba ganando confianza.

Escuchaste como susurraba y daba un suspiró grande para luego girar a tu posición mostrando una flor entre sus manos. Te sorprendiste cuando te ofreció la flor, estaba temblando como una gelatina y no te miraba a los ojos, pero en sus orejas apreciabas un tono rojizo.

—Muchas gracias, Tamaki. Qué lindo detalle —dijiste tomando la flor.

Se notaba que se había preocupado por la decoración y no era una simple flor arrancada. Él en las anteriores citas no te había regalado nada, así que no pensabas que a estas alturas lo hiciese. Él era muy tímido para pensar y hacer estas cosas, así que solo este simple gesto te daba a entender que de verdad estaba a gusto contigo.

—Dejaré la flor dentro y nos vamos, ¿vale?

Este asintió, así que rápidamente fuiste dentro, tomaste tus pertenencias y dejaste la flor.

Ambos empezaron a caminar hasta la estación más cercana para ir al centro comercial, ya que ahí se encontraba uno de los cines donde habían pedido las entradas.

—¿C-cómo has estado? —preguntó en un susurro el chico.

—Pues bien, fue una semana ocupada —respondiste—. Aunque siempre pensaba en nuestra salida.

—A-ah, perdón por... distraerte.

—¡No, Tamaki! —reíste por su respuesta—. No lo digo porque eso, estaba ilusionada de salir contigo.

La cara del chico se volvió rojo puro. Le tomaste del brazo para calmarlo, lo que hizo que se pusiera más nervioso.

Después de ese incidente siguieron conversando sobre lo que estuvieron haciendo en los días que no se vieron. Te gustaba escuchar las historias de patrullaje del chico. Así estuvieron entre charla y charla hasta que llegaron a su destino.

Estaban entrando al cine, solo irían a comprar algunas golosinas y entrar directamente.

—¿Qué te gustaría comer? —preguntaste al chico mientras este revisaba su billetera.

Derrepente lo miraste más nervioso que antes, parecía que en cualquier momento se iba a desmayar. Cuando les tocó pedir, compraron lo que querían y empezaron a caminar hasta la entrada de la sala de cine. Todo iba normal, se habían sentado a mitad del salón y esperaban que la película empezara. La sala no estaba completamente llena pero tampoco estaba vacía.

—Espero no sea tan terrorífica...

—¿No te gustan las películas de terror? —La cara del chico parecía de miedo—. No sabía...

—Tamaki, cualquier película contigo está bien.

Posaste tu mano sobre la de él, sonriéndole, lo que hizo que el chico volteara su cara para que no lo mirases. Sentiste un par de susurros atrás de ustedes pero no le diste importancia.

La película comenzó y ambos estuvieron atentos a ella la mayor parte del tiempo, aunque había momentos que el chico giraba su cabeza hacia los asientos de atrás.

Justo en una parte de suspenso, empezaste a apretar la mano del chico, encogiéndote sobre tu asiento. Tamaki se dio cuenta que estabas asustada por la escena así que te dio un apretón para que supieras que estaba ahí para cuidarte.

Te acercaste más a él por cada escena terrorífica que sucedía en pantalla, lo que generaba más nerviosismo en él.

—Puedes... —Se aclaró la garganta, y susurró—... puedes abrazarme si tienes mucho miedo.

Aunque la sala estaba a oscuras, alzaste la cabeza para ver como desviaba la mirada avergonzado. Era muy tierno de su parte, así que le hiciste caso y te acercaste a él abrazándolo; él dudoso llevó su brazo sobre ti y te acercó más. Podías sentirlo temblar.

—Gracias, Tamaki.

Volviste a elevar el rostro, ahora estaban más cerca de lo normal. Sentías su corazón palpitar con fuerza cuando dejaste tu mano sobre su pecho.

Cuando dejó de lado su nerviosismo y te miró a la cara, conectaron directamente sin apartar su mirada de la tuya. Estaba indeciso de qué hacer, si apartar la mirada, seguir mirándote o avanzar a algo más.

Sabías que necesitaría un pequeño empujón para concretar lo que querían, así que simplemente te acercaste a sus labios, parando justo antes de unirlos.

—[Nombre]...

Frunció los labios cuando se dio cuenta no lo ibas a besar, pero en ningún momento él se movió para hacerlo. Suspiraste mentalmente por como el chico no daba indicios de querer besarte, por eso te ibas a separar pero sentiste el brazo del chico apretarte más hacia él.

—¿Tamaki, qu...

No esperó a que terminaras de hablar y te dio un beso simple. Estabas sorprendida de que lo hiciera, incluso apreciaste como mantenía los ojos apretados mientras temblaba del nerviosismo. Cerraste los ojos y seguiste el beso.

Llevaste tus manos a sus mejillas para afianzar el beso, no querías separarte aún de él.

No sentías nada más que la película de fondo y el sonido de cuchicheos a su alrededor, pero no te importaba, solo pensabas en seguir besando al chico.

Cuando se separaron el chico inmediatamente se volvió un tomate por el color de su cara. Se hundió en su puesto mientras le sonreías por como reaccionaba. Era muy tierno a tu percepción.

—Gracias, Tamaki —dijiste. El chico te miró sin entender—. Gracias a ti ya no tengo miedo.

La sonrisa que le diste hizo que el chico se quedara sin palabras, para él era genuinamente hermosa.

—No digas eso... —susurró.

Siguieron viendo lo que quedaba de película, abrazados y tomados de la mano, aunque ninguno de los dos estaba prestando atención a la pantalla.

Así estuvieron hasta que acabó la película.

Para compensar el mal rato de la película de terror, decidieron dar un paseo por el centro comercial, terminando la jornada en la puerta de tu casa.

—Me gustó mucho salir contigo hoy, Tamaki.

—Yo también pienso lo mismo —comentó mientras jugueteaba con sus manos—. Espero... poder salir contigo otra vez.

En ningún momento te miraba a los ojos, lo que lo hacia parecer indefenso.

Le tomaste una de las manos y apoyaste la otra en su pecho, lo que lo sorprendió por el movimiento imprevisto. Él te había besado antes, así que era tu turno de hacerlo.

Después de que Tamaki reaccionara a lo que estaba pasando, se dejó llevar por ti por un segundo, olvidándose de tu timidez como pasó en la sala de cine.

—También espero volver a salir contigo, Tamaki —susurraste sobre sus labios cuando se separaron. El chico solo pudo asentir ante tu comentario.

Cita 58: ??/10

Citas a ciegas [One Shots | BNHA]On viuen les histories. Descobreix ara